Tres sacerdotes nicaragüenses desterrados asumirán parroquias en Honduras
Tres sacerdotes nicaragüenses, expulsados por el régimen de Ortega y Murillo, fueron acogidos por parroquias en Honduras, donde continuarán su misión pastoral
Sacerdotes nicaragüenses desterrados por el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo, fueron integrados en diversas parroquias de Honduras, como parte de un esfuerzo por mantener su vocación pastoral pese a las persecuciones en su tierra natal.
La tarea pastoral del sacerdote Jaime Iván Montesinos Sauceda, continuará a pesar del destierro, en la Parroquia San Isidro Labrador en el municipio de Güinope, ubicado en el departamento El Paraíso, en Honduras.
Montesinos, de 61 años, fue desterrado de Nicaragua en el 2023, junto a otros sacerdotes, como parte de los ataques de la dictadura orteguista contra la Iglesia Católica.
Previo a su destierro, Montesinos era párroco de la Iglesia San Juan Pablo II en la comarca Villa Chagüitillo, en el municipio de Sébaco, en Matagalpa, donde sufrió constantes ataques de simpatizantes del régimen debido a su postura crítica frente a la violación de derechos humanos.
El nombramiento de Montesinos fue anunciado por Monseñor José Antonio Canales Motiño, obispo de Danlí, el pasado 2 de enero, y evidencia la solidaridad de la Iglesia de Honduras con los sacerdotes perseguidos de Nicaragua.
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Además de Montesinos, también se anunciaron los nombramientos de otros sacerdotes en la Diócesis de Danlí. El sacerdote José Miguel Figueroa asumirá la parroquia San Lucas Evangelista, mientras que Fernando Calero Rodríguez, otro de los sacerdotes expulsados, será vicario parroquial.
El proceso de destierro de sacerdotes en Nicaragua ha sido parte de una serie de represalias sistemáticas del régimen de Ortega y Murillo, que ha encarcelado y forzado al exilio a decenas de religiosos.
Según el sexto informe "Nicaragua, una Iglesia perseguida" de la abogada Martha Patricia Molina, entre 2018 y 2024 se registraron 971 ataques contra la Iglesia Católica, 177 de estos ataques fueron perpetrados el año pasado.
Entre los desterrados se encuentra el presidente del Episcopado nicaragüense y obispo de la diócesis de Jinotega (norte), Carlos Enrique Herrera, quien fue detenido el pasado 13 de noviembre tras denunciar en una misa el sacrilegio del alcalde sandinista del municipio de Jinotega, Leónidas Centeno.
Herrera, de 75 años, fue enviado a Guatemala y se convirtió en el tercer obispo nicaragüense en ser expulsado de su país en el último año. Los otros son los obispos excarcelados Rolando Álvarez, de la diócesis de Matagalpa (norte), e Isidoro Mora, de la diócesis de Siuna (Caribe).
Las autoridades también enviaron el pasado 29 de noviembre a España al sacerdote Asdrúbal Zeledón Ruiz, rector del Santuario de Nuestro Señor de Esquípulas en la diócesis de Jinotega.
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