A 85 AÑOS DEL PRIMER TERREMOTO QUE DESTRUYÓ MANAGUA
Un fuerte sismo de 5.8 grados de magnitud devastó la ciudad de Managua el 31 de marzo de 1931.
La joven capital de Nicaragua no resistió el poder de la naturaleza. La tragedia y el caos se apoderó de la ciudad la mañana de aquel Martes Santo.
85 años después, Managua es otra y a pesar que el riesgo sísmico sigue latente, la ciudad está mejor preparada para responder ante sismos o terremotos de gran magnitud.
Un pequeño poblado de 45 mil habitantes era la naciente capital de Nicaragua cuando el 31 de marzo de 1931 sus casas y edificios construidos de taquezal se vinieron abajo.
Mario Borge Castrillo (92 años) iba a cumplir 8 años cuando el terremoto lo sorprendió en la casa de sus padres.
"Al momento del terremoto, como estábamos en tiempo de vacaciones yo estaba tomando mi desayuno. Cuando el terremoto, yo había oído hablar del Juicio (Final) entonces dije: este es el Juicio... entonces lo que hice fue salir en carrera para la calle, ahí vi que se cayó el repello de la casa del frente", recuerda don Mario, quien hasta la fecha agradece que nadie de su familia pereció ese día.
El fuerte sismo que destruyó la ciudad hizo que muchas familias sobrevivientes salieran de Managua, buscando refugio con familiares en otros municipios. En el caso de Mario su familia se dirigió a Niquinohomo.
Recuerda que cuando él y su familia iban saliendo de la ciudad vieron la verdadera dimensión de la catástrofe, la ciudad que iba naciendo estaba toda en el suelo.
Además de la pérdida de muchas vidas humanas, el terremoto también ocasionó un gran incendio.
"En ese tiempo no había bomberos, no había cruz roja, solo estaban los yanquis que eran la fuerza pública del gobierno, ellos controlaban Managua y declararon estado de sitio para evitar los robos", recuerda Mario, quien reconoce que nadie estaba preparado para una calamidad como esa.
Meses después del terremoto la ciudad seguía llena de escombros, edificios caídos, casas semidestruidas y abandonadas.
"Durante meses pasaba por ahí sobre los escombros, mientras iba a clases en el Instituto Superior de Varones, que quedaba en la Avenida Roosevelt", recuerda don Mario.
Para 1931 Managua tenía importantes edificios, almacenes, bancos, boticas y un variado comercio que importaba y exportaba variados productos. Habían hoteles, clubes, periódicos, iglesias, agencias de automóviles y camiones, bicicletas y motocicletas. En la ciudad ya se había iniciado la pavimentación de avenidas, sin embargo Managua mostraba sus altas aceras, sus calles sin pavimentar, pero bien cuidadas.
Tras el sismo quedaron en pie solamente la armazón de hierro de la antigua Catedral construcción (apenas iniciada tres años antes en 1928), la Casa Pellas, el Club Social, el Palacio del Ayuntamiento, el Palacio Nacional, incendiado posteriormente por los marines estadounidenses, y la Casa Presidencial en la Loma de Tiscapa, entre otros edificios.
El día del terremoto cayeron los mercados Central y San Miguel, el Teatro Variedades, La Casa del Águila, los templos de Candelaria, San Antonio, San Pedro y la Penitenciaría Nacional. Cayeron los mejores edificios del radio central y el que quedó en pie en la ciudad, quedó averiado.
Pasado el primer momento de estupor, empezó la obra de salvamento. Muchas personas estaban ilesas bajo los escombros y pudieron rescatarse, señalan relatos históricos de la época.
El registro histórico de la ciudad señala que el movimiento sísmico fue de 5.8 grados de magnitud en la escala de Richter. El epicentro se localizó donde antiguamente era la penitenciaría nacional y actualmente es el Estadio Nacional Dennis Martínez.
Traña comenta que gracias al avance de la ciencia, la tecnología y los estudios geológicos se ha determinado que precisamente el terremoto de 1931 fue en la falla del Estadio Nacional.
"Ese día era un martes santo, por eso los mercados San Miguel y Central estaban atestados de compradores y de familias que llegaron a comprar los víveres para aprovisionarse por la Semana Mayor que comenzaba de jueves a domingo", explica la historiadora.
"Ahí estaban los managuas comprando, vendiendo, estaba atestado el mercado. De igual manera estaban los habitantes trabajando en instituciones públicas y privadas. En ese tiempo Managua se ha ido desarrollando poco a poco aunque los edificios y las casas eran de taquezal", comenta.
Lo cierto es que la ciudad empezaba a experimentar un ligero desarrollo gracias al boom cafetalero con buenos precios internacionales y en el ámbito político la revolución liberal de Zelaya había traído el modernismo a la ciudad.
Sin embargo, Managua todavía era una ciudad de taquezal con estilo colonial y techos de caña con tejas.
"La ciudad era vulnerable y aunque el terremoto fue superficial, las casas que no tenían una buena construcción cayeron", relata Traña.
El panorama era desolador, se calcula que entre mil 200 y mil 500 personas murieron ese día, se contabilizaron 2 mil heridos y 36 mil damnificados. El daño económico para la capital fue de 35 millones de dólares en pérdidas.
"La ciudad colapsó, después del terremoto se siguió un gran incendio. Habían boticas, los mercados se estaban preparando para el almuerzo, habían fogones de leña encendidos y algunos negocios que tenían materiales inflamables, eso hizo que se propagara un gran incendio que por los vientos de la temporada se avivó", explica Traña.
En ese tiempo no existían bomberos ni cruz roja y la población no estaba educada sobre cómo actuar al momento de un sismo.
"La población no estaba educada en cómo debía protegerse y no habían rutas de evacuación ni sabían que hacer ante determinadas circunstancias. La gente corría al fondo de sus patios, ahí les cayeron paredes... así murió mucha gente porque no estaba preparada la población", valora la especialista.
El terremoto sumado al incendio y la demolición de varios edificios cuyas estructuras quedaron muy debilitadas, hicieron que la ciudad retrocediera muchos años en el tiempo.
El 19 Digital