Reelección de Almagro en la OEA, le conviene a Nicaragua y a América Latina
Analistas políticos y miembros opositores al régimen de Daniel Ortega consideran que lo más saludable para Nicaragua y América Latina es que durante la Asamblea General de cancilleres integrada por 34 Estados activos en la Organización de Estados Americanos (OEA), que sesionarán de forma extraordinaria el próximo 20 de marzo, resulte reelecto el actual Secretario General, Luis Almagro.
El ex diplomático Bosco Matamoros argumentó que Almagro ha tomado una posición clara en temas de democratización, “la reelección de Almagro no es una cuestión que sólo le conviene a Nicaragua, le conviene a la región. Almagro ha llevado una política bien clara en relación a lo que representa la OEA, que es una institución cuyo objetivo es el establecimiento y consolidación de una comunidad de estados democráticos en América Latina”.
Por su parte Félix Maradiaga, titular de la Unidad Nacional Azul y Blanco agregó que la relección de Luis Almagro como Secretario General de la OEA, “podría, de cierta forma, ayudar a la lucha democrática de Nicaragua en el Sistema Interamericano en dos sentidos”, el primero un Almagro informado de los que sucede en Nicaragua y el otro su contundente rechazo a culturas antidemocráticas.
ALMAGRO, LA MEJOR OPCIÓN
José Pallais, miembro de la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia, considera que para Nicaragua la reelección de Almagro “es la mejor opción”.
Luis Almagro ha condenado los crímenes cometidos por fuerzas irregulares leales a Ortega durante la etapa más dura de la crisis sociopolítica en Nicaragua que dejó al menos 328 muertos en Nicaragua.
Los otros candidatos que disputan la Secretaría General son el embajador de Perú en Estados Unidos, Hugo de Zela, y la excanciller ecuatoriana María Fernanda Espinosa. Para elegir a este cargo por 5 años, se requieren 18 de los 34 votos.
Según José Pallais los otros candidatos promueven una OEA menos activa en defensa de la democracia, “o incluso una organización más complaciente o tolerante con los regímenes autoritarios, según las viejas formas en que convivan democracias y dictaduras dejando de lado el avance que marcó la carta democrática Interamericana”.
IRREVERSIBLE PENSAR EN AUTORITARISMO
Matamoros, por su parte, considera que es irreverente seguir pensando en autoritarismos, porque sería regresar a la prehistoria.
“A Almagro como cualquier político se le ha cuestionado su modo de actuar, pero en el balance, en el tablero regional del reto entre la democracia y la soberanía, entre el cumplimiento de los compromisos que están contenidos dentro de la Carta Democrática de la OEA que firmaron todos los países de América Latina dice que todos los pueblos tienen derecho de vivir en democracia y que los gobiernos están obligados a facilitar esas condiciones”, afirma.
El ex diplomático aseguró que en el caso de Nicaragua la postura de Almagro ha sido bien clara, desde el hecho de respaldo a un proceso electoral transparente y competitivo.
“Creo que los nicaragüenses no podemos pedir menos de lo que aspiran los ciudadanos de otros países en todo el mundo, desde la llegada de Almagro se ha revivido el órgano continental”, expresó.
POR QUÉ ALMAGRO
Maradiaga, por su parte, subrayó que el actual Secretario General pasó de tener una posición desinformada de la oposición de Nicaragua, a una posición sumamente informada de los aspectos de derechos humanos, crímenes de lesa humanidad y la ruptura del orden constitucional, por lo que “un nuevo Secretario General partiría desde una posición posiblemente menos informada y para una situación como la de Nicaragua cada día cuenta”.
La candidatura de Almagro es respaldada por los países más importantes de la región, “debemos tomar en cuenta eso, hay más credibilidad, tienen una proyección internacional y en ese sentido se van a respetar los derechos de la minoría. Creo que por el cúmulo de resultados, por el nuevo contenido que le ha dado a la OEA, Almagro merece ser reelecto”, enfatizó Bosco Matamoros.
Aunque Maradiaga asegura que “no creo que la solución de largo plazo de la situación de Nicaragua dependa tanto de la persona, sino de las dinámicas y las correlaciones de fuerza en la OEA, que son mucho más complejas y trascienden las personalidades o los estilos”.