La actitud lo es todo

La diferencia entre ver un obstáculo o una oportunidad radica en nuestra actitud.

Como se dice en Lucas 6:45, "El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo; porque de la abundancia del corazón habla la boca".

Recientemente, tuve la oportunidad de escuchar intervenciones magistrales de líderes con distintos pensamientos y diversas edades, incluso algunos que habían sido enemigos en el pasado. Aprendí cómo la actitud humana puede marcar la diferencia cuando nos sentamos a escuchar y respetar a nuestros pares con tolerancia.

Aunque en ese salón se encontraba mucho talento, la inteligencia y la experiencia no eran suficientes. Poco a poco, el sentimiento interior de cada persona se manifestaba a través de su comportamiento, tanto en aquellos que hablaban como en los que escuchábamos.

Era evidente que, si uno de los más de 50 reunidos mostraba una mala actitud, todo se vendría abajo. Aquella reunión que hace unos años habría sido impensable, podría terminar en fracaso.

Te invito a que observes detenidamente a tu alrededor. ¿Qué ves? Hay personas endurecidas, rencorosas, otras con corazones llenos de amargura y mentes estrechas que ven todo de manera negativa. Prejuicios, orgullo, soberbia para reconocer errores, falta de perdón, envidia, egoísmo y una necesidad enfermiza de querer controlarlo todo. Estas personas actúan como bloqueadores naturales de la unidad de propósitos.

Por otro lado, también hay optimistas  llenos de fe, de esperanza y misericordia, personas humildes y hay quienes siempre ven oportunidades en medio de las dificultades. Ellos son los que garantizan el triunfo, aquellos que esperan lo mejor de la vida y no esperan que los demás cambien o que cambien el mundo, sino que asumen la responsabilidad de su propio comportamiento. Son quienes saben cómo llevarse bien con los demás, valoran a las personas poniéndose en sus zapatos y tratan de ver la vida a través de sus ojos.

Estas son las personas con una valiosa actitud.

En diversos grupos opositores, se reflejan estas realidades. ¿Lo has notado?.

Existen hermanos que no aceptan más que su propia posición, descalificadores profesionales con una actitud inquisidora. Para ellos, nadie más será calificado y no existe propuesta sensata, ellos creen ser dueños de la "verdad".

El pueblo nicaragüense no pierde la fe en que la unidad opositora es necesaria y de vida o muerte. A pesar de la represión dentro y fuera del país, el pueblo anhela la paz y no cuenta con un apoyo efectivo de la comunidad internacional; sin embargo, conserva el espíritu y esa fuerza podría salvarlo.

Ante esta enorme responsabilidad histórica, debemos tener claro que no todos los que se llaman opositores puristas aceptarán a los demás y cambiarán su actitud mental. La unidad se logrará entre los más sensatos, conformando un equipo de personas con actitudes positivas, capaz de superar las diferencias y anteponer los intereses del pueblo, incluso por encima de sus intereses personales y sectoriales.

Debemos comprender la importancia de que este equipo de unidad mantenga una actitud correcta frente a un adversario difícil. Prepararnos mental y espiritualmente para la prueba, creando un ambiente propicio. Porque una actitud correcta al principio asegura el éxito al final.

Todos somos llamados a ser parte de esa unidad, pero no todos querrán conformarla. Aquellos que estén a la altura verán prosperidad en medio de la adversidad gracias a su actitud positiva, su corazón perdonador, tolerante y amoroso. Serán como una roca fundamental que atraiga a los de buena voluntad.