¿Renacer, el arma cargada?
Que le espera a la dictadura sandinista luego de cerrar filas a favor de Hamas y en contra de Israel
Max Reynolds
La situación en Nicaragua sigue caracterizándose por un patrón de represión sostenida por el régimen gobernante. La persecución de disidentes, incluyendo líderes religiosos, y la confiscación de bienes son tácticas comunes. La reciente decisión de cerrar instituciones educativas como INCAE se interpreta como un desafío al temeroso sector privado.
Además, la persecución se ha extendido más allá de Managua, afectando a regiones como la Costa Caribe. Este ciclo de represión parece seguir un ritmo casi semestral que incluye persecución, detención, purgas, expropiación y propaganda mediática.
La estabilidad económica en Nicaragua se mantiene, en gran parte gracias a las remesas que ingresan al país, se estiman unos $ 4,800 millones para este año. Sin embargo, el crecimiento económico sigue siendo limitado y está impulsado más por el consumo interno que por la capacidad exportadora.
Las exportaciones crecen modestamente, mientras que el empleo formal disminuye, especialmente en el sector agrícola y las zonas francas. El endeudamiento y el gasto estatal aumentan, lo que plantea preocupaciones sobre la sostenibilidad económica a largo plazo.
Los grupos cívicos en Nicaragua están buscando una mayor unidad y coherencia en su lucha contra el régimen. Existe un consenso creciente en priorizar la lucha política sobre las agendas personales.
La reciente reunión de la oposición reveló que Monteverde está mejor organizado y estratégicamente preparado que otros pero la credibilidad de algunos líderes ha sido cuestionada facilitado por los “audios maradiaga”.
El interés de la comunidad internacional en Nicaragua ha disminuido debido a otros problemas globales principalmente la inesperada guerra en Israel y Palestina. Sin embargo, aún hay oportunidades para presionar al régimen nicaragüense a través de canales internacionales.
En Europa, hay un mínimo de interés en criticar al régimen fijese bien que no imponen mas sanciones sino que solo amplian el tiempo de las ya impuestas.
En la region mas cercana se debe aprovechar la posibilidad de influir en la nominación de candidatos en instituciones como el BCIE. En los Estados Unidos, se están explorando opciones de presión, pero se necesita un mayor esfuerzo de cabildeo.
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En el ámbito interno, es crucial informar a la población sobre las actividades de la oposición nicaragüense y generar conciencia sobre la corrupción y los abusos del régimen. Esto puede ayudar a restaurar la confianza y reducir el miedo entre la población.
Además, es fundamental movilizarse en Europa y los Estados Unidos para presionar a favor de sanciones contra el régimen y promover la democracia y los derechos humanos en Nicaragua.
Una propuesta de resolución de la OEA, a días en que Nicaragua deje de pertenecer a ese organismo continental, destaca la importancia de condenar las medidas del gobierno de Nicaragua contra instituciones educativas y la Iglesia Católica y llama a la restitución de los derechos fundamentales en el país. Con esta ultima acción la OEA deja de ser relevante para moros y cristianos.
Nicaragua enfrenta desafíos significativos en términos de represión política y limitaciones económicas. Sin embargo, la unidad de la oposición y la presión internacional pueden desempeñar un papel crucial en el camino hacia la democracia y el respeto de los derechos humanos en el país.
La ley Renacer, que es la principal amenaza al régimen sandinista, busca restringir el acceso del gobierno nicaragüense a préstamos e inversiones internacionales. La amenaza real de la ley aun sin aplicar ha llevado al régimen a buscar financiamiento en países como China, Rusia e Irán.
Si la ley se aplicara de manera efectiva, el gobierno enfrentaría dificultades financieras adicionales, lo que podría afectar la economía del país. La dependencia de las remesas como fuente de ingresos podría volverse insostenible a medida que se intensificara la presión económica.
La ley Renacer tiene como objetivo forzar al gobierno de Nicaragua a realizar cambios en su comportamiento político y respetar los derechos humanos. Si se aplicara completamente, podría aumentar la presión sobre el régimen para que participe en un diálogo político y realice reformas que permitan elecciones libres y justas.
Se aislaría internacionalmente al régimen sandinista. Si se aplicara plenamente, este aislamiento podría intensificarse, ya que la comunidad internacional se vería obligada a distanciarse aún más del gobierno de Nicaragua.
El régimen sandinista ha demostrado capacidad de resistencia frente a las sanciones. Busca apoyo en países que tienen intereses contrapuestos a los de Estados Unidos. Si la ley Renacer se aplicara en su totalidad, el gobierno podría recurrir a tácticas de resistencia y retórica antiimperialista para consolidar su base de apoyo interno. Pero de todos modos esta táctica cínica la implementa todos los días.
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Las sanciones económicas pueden afectar significativamente a la población, especialmente a los sectores más vulnerables. El gobierno podría utilizar las sanciones como una narrativa para culpar a Estados Unidos de los problemas económicos del país, lo que podría polarizar aún más la sociedad nicaragüense.
En medio de todo este escenario la oposición politica en el exilio, tímida e ingenua, teme incluso exigir el cumplimiento de la Ley Renacer, argumentando que solo cuenta con un poco más del 30% de apoyo en los Estados Unidos y que solo el 53% de los nicaragüenses estarían de acuerdo.
¿Pero para qué sirve un arma tan formidable como la Renacer si ni siquiera se saca de la funda?
Esta arma cargada debe ser apuntada hacia el Ejército Sandinista sin vacilación, pues es el principal pilar y cómplice de la barbarie que sufre el pueblo nicaragüense. Debemos dejar de lado las medias tintas y el temor a posibles escenarios de radicalización que ya son una realidad en Nicaragua.
Con la reciente guerra en Israel y la posición del régimen a favor de Palestina se crea un nuevo escenario que ya dividio el mundo entre dos grandes grupos: los que están a favor de Israel-Estados Unidos y los que están a favor de Hamas, Hezbollah, Irán, Rusia y China.
En América Latina ya el cuadro está rayado; Nicaragua, junto a Cuba, Colombia y Venezuela, ha cerrado filas por "la causa palestina", despreciando el sufrimiento que ocasionan los brutales y salvajes ataques terroristas contra la población civil israelí.
Estados Unidos toma esta guerra como suya, no solo por los norteamericanos muertos y secuestrados por los terroristas palestinos de Hamas, sino también porque sabe que su seguridad nacional está en grave peligro ante la amenaza de que estos actos de barbarie se extiendan a Europa y territorio norteamericano una vez más. Además, existe la amenaza de que Irán, Siria y el Líbano se sumen a la guerra en favor de Hamas.
Los sandinistas están facilitando dinero y el territorio nicaragüense a los palestinos, lo que los pone en el radar de las agencias de seguridad estadounidenses. Los sandinistas son aliados de Irán, Rusia y China e incluso han ofrecido el territorio nacional para los planes en contra de los vecinos del norte.
Si se llegan a confirmar planes de actos terroristas contra objetivos de EE. UU facilitados por los sandinistas en territorio nicaraguense, como ocurrió con los pasaportes encontrados en el primer ataque a las Torres Gemelas, el arma cargada no solo se dispararía, sino que apenas sería una de muchas para defenderse de los ataques de los terroristas islámicos y sus aliados en la región.
Las sanciones a menudo requieren tiempo para lograr un impacto significativo. La estrategia de presión gradual a través de las sanciones puede ser una táctica que busca cambios a largo plazo en lugar de una solución rápida. Pero a la luz de la actual coyuntura de guerra los tiempos se pueden acelerar.
En resumen, la aplicación completa de la Ley Renacer en Nicaragua podría aumentar la presión sobre el régimen sandinista y contribuir al aislamiento internacional acelerando este proceso de implosion la guerra contra el terrorismo que se debate en Israel y Palestina.
Sin embargo, las sanciones por sí solas no son suficientes para derrocar a la dictadura, y su efectividad depende de varios factores, incluida la respuesta del régimen y la capacidad de la comunidad internacional para mantener la presión a lo largo del tiempo.
El arma está cargada. La pregunta de rigor es: ¿Los que tienen el dedo en el gatillo lo apretarán?
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