Ante la vista y paciencia de las democracias: "La estrategia sandinista se replica en Venezuela"
La región latinoamericana observa con creciente preocupación cómo la radicalización de la dictadura se extiende, esta vez en Venezuela, siguiendo el manual de los sandinistas en Nicaragua.
Daniel Ortega, un mentor cuestionable, asesora a Nicolás Maduro, instigando a encarcelar opositores, especialmente a la destacada figura de María Corina Machado, en un juego de supervivencia política. Mientras tanto, una trama territorial con Guyana aviva los sentimientos nacionalistas, fabricando un enemigo externo con supuesta "justa causa" para ganar simpatías.
La anexión, por decreto, de un territorio abundante en minerales y petróleo por parte de Maduro, desencadenando un conflicto con Guyana, no solo busca recursos estratégicos, sino también generar un fervor nacionalista. Esta táctica, sacada directamente del libro de estrategias autoritarias, pretende consolidar el apoyo interno bajo la bandera de la defensa territorial.
La respuesta de Estados Unidos no se hace esperar. En un aparente despliegue de solidaridad con Guyana, cierran filas y anuncian ejercicios militares conjuntos. Maduro se enfrenta a una encrucijada: intensificar el discurso de la guerra o retirarse, mostrándose como el líder cobarde que es.
El Comando Sur de Estados Unidos anunció ejercicios aéreos en el espacio aéreo de Guyana, fortaleciendo la cooperación regional en medio de tensiones territoriales. Esta situación se agrava con la detención de líderes opositores en Venezuela, orquestada por un régimen que desafía, por no decir, se “burla” flagrantemente incluso de las recientes negociaciones diplomáticas entre Maduro y la Administración Biden.
María Corina Machado, líder opositora electa, denuncia la persecución y violación de derechos humanos de sus compañeros y alerta sobre el incremento brutal de las medidas contra su partido, Vente Venezuela. A pesar de la arremetida, reafirma su compromiso con la ruta electoral para las elecciones presidenciales de 2024, desafiando las artimañas de un régimen dispuesto a todo por mantenerse en el poder.
Desde la ciudad de Mérida, en representación de los ciudadanos venezolanos de bien, Machado expresó su respaldo a Roberto Abdul, así como a su esposa e hijas, destacando que está siendo perseguido por su contribución a la realización de unas primarias impecables.
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Machado también hizo referencia a la intensificación de la persecución por parte de la cúpula del chavismo contra dirigentes de su partido y otros líderes de la oposición. En este contexto, subrayó: "El régimen ha recrudecido la persecución contra ciudadanos de bien. Estoy convencida de que, en los designios de Dios, estaba destinada a estar en esta ciudad en estos momentos, porque si hay un lugar donde siento con claridad que esta es una lucha espiritual, es en Los Andes venezolanos".
Además, denunció:” En estas horas, las medidas contra Vente, contra nuestro equipo, contra miembros del comando, se están intensificando de manera brutal. Nos están agrediendo, han decidido bloquear nuestras cuentas bancarias, emiten órdenes de captura contra los ciudadanos que se unen a nuestra causa, buscando un cambio profundo para poder vivir con libertad, dignidad y junto a nuestros hijos".
Machado dirigió palabras de solidaridad a sus compañeros y amigos, Henry Alviarez, coordinador nacional de organización, Claudia Macero, coordinadora nacional de comunicación, y Pedro Urruchurtu, coordinador nacional de relaciones internacionales. Enfatizó que este atropello, lejos de debilitarlos o disuadirlos, fortalece su unidad: "No somos aquellos que abandonan a otros. En este equipo, no nos desvinculamos. Vamos juntos, con la determinación de unirnos entre todos y protegernos mutuamente".
La estrategia sandinista, replicada en Venezuela, implica la instauración de una dictadura militar dinástica. Maduro, emulando a Ortega, busca consolidar el poder a cualquier costo: persecuciones, encarcelamientos y exilios se convierten en herramientas para silenciar a la oposición y aferrarse al poder.
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El exjefe del gobierno español, Felipe González, advierte a la comunidad internacional sobre la realidad de Venezuela, instando a no dejarse engañar por la apariencia de institucionalidad. González subraya la importancia de la observación internacional previa a las elecciones de 2024, reconociendo las dificultades pero manteniendo la esperanza en la revitalización de la democracia.
En medio de estas "horas cruciales", la pregunta es inevitable: ¿Estados Unidos permanecera pasivo frente a los dictadores o activará sanciones ante la radicalización de la dictadura chavista? La oposición venezolana se enfrenta a un futuro incierto, entre encarcelamientos, exilios y la amenaza de tiempos de guerra para obstaculizar elecciones libres y transparentes.
¿Estados Unidos permanecerá como observador o reactivará las sanciones ante la amenaza a la democracia venezolana? La amenaza latente de reactivar las sanciones persiste, aunque la dependencia del petróleo chavista complica la ecuación.
Para los seguidores del chavismo, la encrucijada de enfrentar sanciones o ceder el poder no deja margen para titubeos. Han optado por la primera opción, capitalizando algunos meses adicionales gracias a la necesidad de los estadounidenses de su suministro de petróleo.
La crónica parece ser de una muerte anunciada para la oposición venezolana es hora de verse en el espejo de sus colegas nicaragüenses. Sin embargo, la resistencia de líderes como María Corina Machado, respaldada directamente y sin ambigüedad por los norteamericanos , podría convertirse en la chispa que reviva la esperanza democrática en Venezuela.
En este conflicto previsible, la batalla por la libertad y la democracia está lejos de considerarse perdida; sin embargo, existe el riesgo de sufrir numerosas pérdidas innecesarias en forma de víctimas mortales, heridos, personas encarceladas y aquellos obligados al exilio, si se aborda la situación con timidez e ingenuidad.