La Lucha del Pueblo Cubano: Un Clamor por la Libertad
Este domingo, miles de personas en cuba en la ciudad de Santiago de Cuba y otras localidades de la isla, salieron a las calles para expresar su descontento contra el Partido Comunista y la dictadura de Miguel Díaz-Canel. Inicialmente motivadas por los persistentes cortes de energía y la aguda escasez de alimentos, estas manifestaciones rápidamente trascendieron a un grito unísono por "Patria y Vida", el lema de protestas de julio de 2021. El llamado de “Patria y Vida”, además de estar inspirada en la canción homónima, es una respuesta a la consigna comunista de “patria o Muerte”.
Estas protestas representan la mayor muestra de disidencia en los recientes meses, un testimonio del indomable espíritu de un sector significativo del pueblo cubano que, a pesar de enfrentar un contexto de represión y contar con más de 1,000 presos políticos, no ha cesado en su lucha por la libertad. La dictadura castrista también movilizó fuerzas de seguridad en varias regiones del país después de las grandes manifestaciones en Santiago de Cuba y Bayamo.
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La realidad de estas protestas cívicas nos enfrenta a varias verdades ineludibles. Primero, evidencian el agotamiento total y el fracaso rotundo del modelo cubano en todos los ámbitos: económico, político y social. Segundo, deben ser una señal de alerta para otros regímenes alrededor del mundo que, de manera incomprensible y obstinada, aún ven al régimen cubano como un faro de inspiración. Este es el caso del Frente Sandinista y de la dictadura de los Ortega-Murillo en Nicaragua, que continúa buscando en Cuba un modelo a seguir.
Sin embargo, la reflexión más profunda que surge de estos eventos es un llamado urgente a la comunidad internacional. Es hora de ser testigos de cómo el pueblo cubano, una y otra vez, se levanta en las calles, luchando solitariamente por sus demandas, sin recibir el apoyo contundente y necesario que presione a Cuba hacia una apertura democrática. La timidez e ineficacia de la comunidad internacional son evidentes, al fallar en confrontar a regímenes autocráticos y permitir que el modelo cubano sea un golpe directo al sistema internacional que proclama la democracia, pero tolera la injusticia, las violaciones de derechos humanos y los atropellos a la libertad individual en Cuba.
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Observo con profunda admiración la resiliencia del pueblo cubano. Aunque deseo mantener el optimismo, temo que sin una presión internacional sólida y unida, estas protestas se conviertan en otro episodio más en la larga historia del potencial no aprovechado de los movimientos ciudadanos por la libertad.
El pueblo de Cuba está demostrando que su sed de libertad no puede ser sofocada por las tácticas opresivas de un sistema marxista que ha demostrado su fracaso. Es imperativo que la comunidad internacional escuche su clamor y se solidarice con el pueblo cubano en su noble y justa lucha por la libertad y la democracia.