Interdependencia y Divergencia en las Trayectorias Democráticas de Venezuela y Nicaragua: Un Análisis Multifactorial
Si Venezuela hiciera una transición a la democracia, podría tener efectos de largo alcance en Ortega al cortar estos recursos
Enrique Martínez/Avanza
El actual entorno político en Venezuela y Nicaragua (dos países ahogados en crisis sociopolíticas bajo gobiernos autocráticos) ha provocado debates sobre el impacto de un giro democrático en Venezuela hacia Nicaragua. Aunque tanto las relaciones históricas como las económicas apuntan hacia una dependencia mutua, la complejidad de este escenario exige un escrutinio detallado y multifacético.
Históricamente, Nicaragua ha contado con un fuerte apoyo de Venezuela, lo que la convierte en una base importante para la dictadura Sandinista de Daniel Ortega y Rosario Murillo en Nicaragua con respaldo ideológico y ayuda económica que es muy necesaria.
Si Venezuela hiciera una transición a la democracia, podría tener efectos de largo alcance en Ortega al cortar estos recursos. Y, por lo tanto, si emerge como el ejemplo simbólico de la caída de un régimen debido a dicha retirada de apoyo, otros pueden seguir su ejemplo y provocar un efecto dominó. Esto podría servir como un llamado de atención para las fuerzas de oposición y la sociedad civil en Nicaragua: infundir nuevo vigor a su lucha por la libertad y al mismo tiempo aumentar la presión internacional contra el régimen nicaragüense.
La dinámica interna de Nicaragua es distintivamente propia: un tapiz de intrincadas complejidades. Ortega, con toda su adaptabilidad a la presión internacional y represión con mano de hierro a lo que ponga en riesgo la estabilidad de su régimen, ha ejercido hábilmente el poder, es algo que no se puede negar; para apuntalar su régimen hay aliados estratégicos con intereses en debilitar la institucionalidad y democracia de Estados Unidos, como son Rusia y China, dispuestos a llenar cualquier vacío dejado por el respaldo venezolano.
Si el régimen de Maduro (Chavismo) llega desaparecer de los libros de historia, puede que no sea un presagio del amanecer para Ortega, sino que profundice su postura: una represión intensificada formulada con políticas aislacionistas mientras se aferra a la autoridad. En el ámbito de Nicaragua, todos los hilos conducen a Ortega y el sandinismo en termino generales tomando posturas: desquiciadas e indomables, siendo el pueblo la esperanza para detener la desgracia que ha dejado el FSLN desde los años 80.
La democracia es una flor delicada y la comunidad internacional actúa como su jardinero, pero tiene herramientas limitadas a su disposición para forzar cambios en los regímenes autoritarios. La diplomacia y las sanciones económicas necesitan un socio: un plan integral que implique apoyar a la sociedad civil y a la oposición en Nicaragua; debemos impulsar y promover estos pasos.
La transición política en Venezuela, si ocurre, será un gran asunto, pero sus ecos en Nicaragua dependen de múltiples factores, como la capacidad de la sociedad nicaragüense para bailar entre oportunidades y desafíos. Un vals con transiciones: dos pasos hacia adelante o hacia atrás.
Lecciones de Resistencia y Rutas Divergentes hacia la Libertad: Un Estudio Comparativo. La lucha por la democracia en América Latina se ha caracterizado por distintos contextos sociopolíticos.
En Venezuela, sin embargo, la sociedad civil y partidos políticos coherentes con la libertad ha demostrado una resiliencia extraordinaria en una nación donde la opresión política parece dominar. Esto se ve en sus protestas pacíficas, su capacidad para formar coaliciones políticas fuertes y sostener una presión internacional constante. La oposición en Venezuela también ha logrado aprovechar este descontento popular presentando un discurso que es a la vez inclusivo y movilizador.
Pero, por otro lado, la oposición en Nicaragua enfrenta grandes obstáculos: la represión estatal, la falta de unidad por las divisiones internas y la desintegración provocada por la dictadura, y la elaboración de un plan estratégico colectivo y consensuado, brilla por su ausencia.
Por difícil que parezca, el caso venezolano ofrece puntos muy útiles a considerar. Son necesarias dos cosas principales; unidad y crear una coalición amplia respetando la diversidad de posiciones ideológicas y no imponiendo agendas. Es a través de la unidad que la oposición venezolana ha podido dirigir diferentes voces hacia un objetivo, lo que también debe servir como lección para Nicaragua, donde esta diversidad debe converger en una fuerza unificada respetando identidad política, capacidad de incidencia y reconocimientos de las narrativas que el pueblo reconocen como legitimas basadas en sus vivencias y necesidades en un contexto inhumano perpetuado por el sandinismo.
La movilización social pacífica y sostenida es otro pilar fundamental. Las manifestaciones masivas en Venezuela han puesto de relieve el poder ciudadano que exige la afirmación de derechos y el cambio de liderazgo político.
En Nicaragua, organizar protestas no violentas y presentar informes sobre violaciones de derechos humanos son medios importantes para sensibilizar a la gente sobre la situación y así movilizar a otros dentro de la población. No se debe nunca quitar la relevancia de la presión internacional, es importante para desmantelar los regímenes autoritarios.
La oposición venezolana ha logrado poner su causa en el mapa global y recibió el respaldo de gobiernos y organizaciones internacionales. Nicaragua debería seguir este ejemplo: buscar solidaridad internacional para ejercer presión política sobre el régimen de sandinistas, ir más allá de las organizaciones multilaterales y promover acciones individuales por países, con un esquema claro de incidencia por afinidad ideológica para potenciar el respaldo de las dos caras ideológicas derecha e izquierda.
Interdependencia cautelosa y estrategias contextualizadas
Aunque la transición política en Venezuela podría afectar a Nicaragua, cabe señalar que no se debe exagerar su impacto. El establecimiento de la democracia en un país no siempre puede garantizar el mismo resultado en otro, especialmente cuando hay factores tanto internos como externos que tienden a fortalecer el status quo autoritario.
La lucha por la democracia en Nicaragua es un proceso multifacético que necesita de varios actores y estrategias trabajando al unísono. La oposición nicaragüense puede inspirarse en los éxitos de la sociedad civil y los partidos políticos venezolanos, adaptando estos resultados a su propia realidad y al mismo tiempo manteniendo viva la esperanza de un cambio político que garantice la libertad y los derechos de todos los ciudadanos.
Necesitamos seguir de cerca el escenario electoral del 28 de julio en Venezuela; si la dictadura de Maduro refleja seguir las tácticas del sandinismo de desmantelar de la oposición en el interior del país, existe una variable determinante, y es que los venezolanos muestran su voluntad de defender su libertad de forma multitudinaria siguiendo el liderazgo de María Corina Machado, esto podría marcar la diferencia y ser el primer país que triunfe ante el socialismo del siglo XXI.
Es crucial adoptar una perspectiva cautelosa sobre la interdependencia de las trayectorias democráticas de Venezuela y Nicaragua.
La búsqueda de la libertad y la democracia en América Latina exige estrategias contextualizadas y una comprensión profunda de las dinámicas sociopolíticas específicas de cada nación, no restando el merito y esperanza que representaría alcanzar una Venezuela libre del Chavismo.
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