Brote de covid-19 en el Chipote, varios presos políticos con hongos en la piel
Un brote generalizado de la covid-19 afectó a todos los presos políticos recluidos en el Chipote. Desde el mes de febrero se desató el virus en las celdas. Esta semana se conoció la noticia tras concluir la visita de los familiares de los reos de conciencia en Nicaragua.
"Todos han estado con covid-19, les afectó la variante ómicron" dijo una fuente a 100% Noticias.
Conocimos que cada seis horas los carceleros les daban acetaminofén a los reos.
Varios presos políticos tienen hongo en piel
El pasado jueves se reactivaron las visitas a los presos del chipote, tras concluir los juicios políticos. Los familiares pasaron casi 2 meses sin poder verlos y las condiciones carcelarias siguen igual. Algunos presos reportaron que no les entregan completo los artículos de higiene y bebidas. Hay un aparente desorden.
Otro hecho relevante y de mucha preocupación es que varios de los presos tienen hongos en la piel y no solo don José Adán Aguerri, expresidente del COSEP quien presenta "hongos en todo el cuerpo, un ojo y oído muy deteriorado, migrañas que no le permiten dormir" reportó la colega Tifani Roberts.
Las paredes de algunas celdas tienen moho por la humedad y encierro, y esto podría ser la causa del brote de hongo en la piel en ciertos presos.
Supimos que algunos presos han tenido que usar el hisopo de lavar el servicio sanitario, para tratar de quitar el hongo en las paredes de sus celdas.
El exbanquero Luis Rivas, se encuentra nuevamente con indicios de parálisis facial. En el caso del expresidente del COSEP, Michael Healy, desde que fue capturado lo tienen recluido en una celda de castigo conocida como "la chiquita".
En el caso de Álvaro Vargas, ex vicepresidente de del COSEP, recientemente fue sacado de la celda de castigo y ahora está acompañado y se encuentra también con serios problemas de salud.
Esta semana se dio la alerta del empeoramiento de salud del ex vicecanciller Víctor Hugo Tinoco y es confirmado que "está muy mal" de salud.
Actualmente los presos políticos solo pueden hablar en voz baja con sus compañeros de celda, como si se estuvieran secreteando. Si hablan alto, los oficiales que están en cada pasillo, les llaman la atención y hasta les aplican castigo a quien reclame.