Umanzor López plantea escenarios para transición democrática en Nicaragua ante régimen "personalista"

Umanzor López Baltodano, abogado, investigador y consultor internacional, con licenciaturas en Derecho y Ciencias Políticas por la Universidad Complutense de Madrid, asegura que aunque Daniel Ortega muriese mañana, no hay garantía de que su dictadura termine.  

“Y pensamos a veces que la muerte natural del dictador necesariamente va a llegar de una manera mágica a un proceso de transición y que vamos todos de regreso para Nicaragua como queremos, pero la realidad es que las condiciones políticas no necesariamente son esas”, dijo López Baltodano, en un foro organizado en Costa Rica.

El investigador advierte que la transición democrática depende de condiciones que deben forzar la salida de la dictadura.

“Si el dictador muere tranquilo en su cama y no hay un proceso de movimiento político que fuerce la salida, entonces la élites que están alrededor de él se reajustan para mantener el estatus quo y quedarse en el poder”, dice el politólogo, que aseguró que un estudio reveló que de 79 dictadores fallecidos de causas naturales, en el 87% el régimen continuó intacto después de la muerte y “solo en el 4% iniciaron un proceso de tránsito a la democracia” añadió.

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El Investigador, analista político senior sobre autoritarismo, escenarios geopolíticos y transiciones democráticas, retoca el dato del  estudio que asevera que si la muerte del dictador está precedida de manifestaciones populares, el escenario es otro. 

“Si las redes de activismo, de grupos sociales, de una oposición coherente que presenta propuestas, que presenta alternativas existes previamente a la muerte del dictador, cuando éste fallece, posteriormente estas redes ya están montadas y pueden suponer un proceso de cambio”, comentó López Baltodano. 

Según el experto, en Nicaragua hay una dictadura personalista, definida como un movimiento político que se enfoca hacia los ideales, posturas y pensamientos de una sola persona.

“Los regímenes personalistas, mientras el dictador se mantiene vivo, son realmente muy resistentes y los costos de salida de ese régimen son muy altos: el exilio, la muerte o la cárcel, normalmente se atrincheran hasta el final” y asegura que en los últimos 20 años, la caída de regímenes personalistas ha sido muchísimo más alta que los 20 años anteriores.

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“Pero el método y la estrategia que se utiliza también es relevante, normalmente son mucho más exitosos los movimientos de lucha no violenta, que aquellos de lucha violenta, incluso si en nuestra historia tenemos más a mano la primera versión”, reflexiona López. 

Umanzor López reconoció que los actores en el proceso de transición democrática de Nicaragua, o cualquier país en dictadura,  son los  defensores duros del régimen, los defensores blandos, la oposición blanda y la oposición maximalista democrática.

Sobre la oposición blanda, comentó que comparte con la oposición maximalista la idea de remover al dictador, pero podrían entenderse perfectamente con los defensores blandos del régimen. 

“A veces son normalmente las élites económicas las que están fuera de los procesos clientelares del dictador y evidentemente no le gusta y quieren cambiar ese arreglo. Para ello pueden entenderse con los defensores blandos del régimen o con la oposición maximalista, si ve que los defensores blandos no tienen poder”, advirtió el politólogo.  

“La carencia de defensores blandos es notoria en el caso de Nicaragua. Es muy difícil negociar un proceso de transición a la democracia sin esos defensores blandos del régimen. La gente que está en la burocracia, que está en los mandos intermedios del Ejército no tiene poder o no existe probablemente”, apunta el politólogo. 

El expositor también señaló elementos estructurales del régimen, con especial énfasis en la penetración clientelar del estado.

“En estos últimos seis años Ortega no ha logrado nuevamente reconstruir las redes clientelares que tenía a nivel de las empresas, con los grupos religiosos, al contrario de hecho ha destruido la sociedad civil precisamente, porque no la puede controlar y creo que esa es una de las grandes victorias de Abril”, destaca el analista. 

Agregó que hay un alto grado de dependencia del régimen a las potencias extranjeras.

“Ortega vive casi en el mejor de los mundos. Por una parte, tiene la financiación y el acceso a financiación de los chinos, por ejemplo para infraestructura, pero sigue manteniendo sus relaciones comerciales con Estados Unidos. O sea, es capaz de jugar en ambas líneas y por tanto no tiene dependencia de una potencia en específico, aunque no lo parezca discursivamente”, subraya López. 

Umanzor López recordó, a los asistentes al foro, que la transición no llegará de manera automática, ni el régimen implosionará sin que ninguna fuerza lo empuje, que el tipo de régimen importa, y que los regímenes personalistas son resistentes a la transición, pero son vulnerables tras la muerte del dictador.

Se refirió además a  la relevancia del derrocamiento del régimen por la vía cívica. 

“Quiero insistir en la lógica de principios de inclusión, de no violencia y definitivamente con las metas básicas que se establecieron en abril, que tiene que ver con justicia transicional y democratización”, dijo el experto.

El analista finalmente señaló que la penetración del régimen en el Estado y en el ejército es muy alta.

“Eso tenemos que reconocerlo y se requiere debilitar ese poder de soporte, se requiere mandar un mensaje a la gente que está dentro del Estado que a lo mejor no quiere hundirse”, concluyó el expositor.