Régimen en Nicaragua se expone a sanciones tras abrir relaciones con talibanes, según críticos
El régimen de Nicaragua, Daniel Ortega, expone al país a más sanciones de Estados Unidos al abrir relaciones diplomáticas con el Gobierno de facto de los talibanes en Afganistán, opinaron este lunes críticos y opositores al Ejecutivo sandinista.
"Nicaragua es ahora candidato potencial a sanciones vinculadas al terrorismo", señaló el exembajador nicaragüense ante la Organización de los Estados Americanos (OEA) Arturo McFields en X.
El exdiplomático y periodista argumentó que "Estados Unidos ha determinado que los talibanes son Terroristas Globales Especialmente Designados (SDGT) según la Orden Ejecutiva (E.O.) 13224".
Por tanto, a su juicio, "toda Centroamérica debería estar alarmada y no guardar silencio” sobre la apertura de las relaciones de Nicaragua con los talibanes.
Nicaragua designó al embajador Michael Campbell, jefe de la misión nicaragüense en China, como el representante concurrente para Afganistán.
El Ejecutivo sandinista se convirtió en el primer país del continente americano y el quinto a nivel mundial en nombrar un embajador ante el Gobierno talibán, que regresó al poder en agosto de 2021 tras la retirada de las tropas de Estados Unidos y sus aliados, según McFields.
"Es un acto de provocación y estupidez que afecta a Nicaragua y a toda la seguridad hemisférica. La comunidad internacional debe dar una respuesta congruente, proporcional y oportuna ante estas nuevas amenazas", abogó.
Estrategia de Ortega: buscar aliados no democráticos
Para el analista político nicaragüense desnacionalizado Manuel Orozco, la estrategia de Ortega es abrir relaciones diplomáticas con "Estados forajidos, diametralmente opuestos con el mundo democrático y directamente en contradicción con Estados Unidos”.
El analista, que fue desnacionalizado por las autoridades y reside en EE.UU., coincidió en que la cercanía entre Nicaragua y Afganistán podría provocar que Washington responda con acciones políticas como sanciones.
Orozco dijo al portal 100 % Noticias que "esa consistencia del régimen le gana puntos en su relación con Rusia y causa más incomodidad a Estados Unidos".
Para el dirigente opositor nicaragüense desnacionalizado Félix Maradiaga, el acercamiento del Gobierno de Ortega a los talibanes "no es un caso aislado", sino que es parte de su filosofía de establecer relaciones con otros países con los que comparte el "modelo autoritario" que impone en Nicaragua, entre los que mencionó Uganda, Eritrea, Siria y Zimbabue.
"Todos estos países comparten un denominador común: un control centralizado del poder, limitación de las libertades individuales y políticas, y constantes críticas por sus violaciones de derechos humanos, incluyendo la libertad de expresión, prensa y reunión", alegó Maradiaga.
Analizó que los sandinistas buscan votos en la Asamblea General de la ONU, por lo que calificó de "una jugada estratégica de Ortega para obtener respaldo en foros internacionales, aun cuando su régimen enfrenta un creciente aislamiento y una falta de interés real por parte de gobiernos que valoran la democracia y los derechos humanos".
Nicaragua y talibanes: "dos regímenes de terror"
En tanto, la exguerrillera sandinista disidente Dora María Téllez dijo que esa alianza es parte de la estrategia de "provocación y venganza" de Ortega contra Estados Unidos, aunque también valoró como lógico ese acercamiento porque se trata de "dos regímenes de terror".
El Gobierno de facto de los talibanes celebró la decisión de Nicaragua de designar un embajador no residente para Afganistán, estableciendo una relación directa con el régimen fundamentalista afgano pese a la falta de reconocimiento internacional.
Esta sería la segunda designación de un funcionario de este nivel ante las autoridades de facto de Kabul desde el fin de la guerra y la caída del gobierno democrático. Hasta ahora solo China ha designado un embajador para Afganistán.
Los fundamentalistas no cuentan con el reconocimiento de la comunidad internacional y sus crecientes violaciones de los derechos humanos y limitación de la vida pública de las afganas han contribuido a aumentar el aislamiento del país.