Vargas: Poder de Daniel Ortega "disminuido", cárcel y despidos de funcionarios abonan a la implosión
Una convergencia de hechos, dentro de la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo, evidencian el una "implosión en marcha" y "deterioro" acelerado del régimen, aseguró a 100% Noticias, el analista político, Óscar René Vargas.
Explicó que el régimen está sostenido por cuatro pilares: su base social, los funcionarios públicos, el policial- militar- paramilitar y el gran capital.
Agregó que estos pilares han sido trastocados por la misma dictadura con las destituciones de varios funcionarios públicos, y que en el caso de la reciente destitución y aprehensión del exjefe de escoltas de Daniel Ortega, Comisionado General Marcos Acuña Avilés, no es un tema aislado porque se está fracturando el pilar policial- militar- paramilitar.
“Y el pilar de la base social, es lo que estamos viendo con el caso de Carlos Fonseca Terán y su grupo de WhatsApp. Además, la persecución continua contra la iglesia católica, está afectando la base social del régimen porque hay mucha gente que es católica. Diferentes acciones del régimen están afectado a sus propios pilares del sostenimiento”, comentó Vargas.
Referente a la compactación o "restructuración" para el "ahorro" en las instituciones del Estado, Vargas considera que la situación económica en las familias nicaragüenses continuará deteriorándose con más desempleo.
“Y otro problema para ellos, (dictadura), es el costo de la canasta básica que está en más de 21 mil córdobas mensuales, mientras que el promedio mensual del salario de los trabajadores del Estado y de los trabajadores asegurados, varía entre 14 mil y 15 mil córdobas, es decir viven en pobreza laboral y el descontento en la base social se ha incrementado”, indicó el sociólogo.
Aunque, la implosión esté en marcha, "esto no significa que la dictadura va a caer inmediatamente".
Mencionó que desde el momento que detuvieron al hermano del dictador y exjefe del Ejército Humberto Ortega, se cruzó una línea roja, y desde entonces todo era posible. Esto significa que el poder al interior de la cúpula se concentra en Rosario Murillo y el rol de Daniel Ortega "está disminuido".
El plan de "restructuración" en el Estado es, principalmente, con el objetivo de reducir gastos, pero tendrá sus consecuencias.
“Esto tiene una implicación política, por una parte, porque va a golpear ya sea a sus propios partidarios o a parte de la población. Y es una implicación social porque estas personas que salen de las instituciones del Estado, van al desempleo porque en el mercado laboral ampliado no hay capacidad de absorber a esta gente. Entre 2017 y a finales del 2023, hay 123 mil personas que perdieron su empleo y que no lo han recuperado. Otro efecto, de la compactación, es que va a mermar su base social y va a incrementar la pobreza y la informalidad laboral, y para disminuir el descontento, va a incrementar la represión”, expuso.
“El error del gobierno es que ellos dicen que tienen suficiente dinero guardado, y no lo invierten en sistemas productivos para crear empleos. Es decir, hay una lógica equivocada en la política económica. Para contrarrestar esta situación están incrementando la deuda externa y va a incrementar el pago de intereses a la deuda externa”, subrayó.
Tensión con Brasil
Sobre las fricciones del régimen nicaragüense con Brasil, considera que es un error geopolítico de Ortega porque la nación sudamericana es muy importante desde el punto económico en América Latina. También, recordó que a inicios del 2007 uno de los objetivos que tenía Ortega era que Brasil invirtiera en la represa Tumarín, y en los años 80 mucho de los buses que llegaron a Nicaragua era Brasil.
“Es decir, el cortar esa relación, es aislarse más en un momento en que el régimen necesita más apoyo para sortear esta situación que se está viviendo, y hay que sumarle los errores que se hacen a nivel nacional. Ahora, ese nombramiento de la exembajadora nicaragüense en Brasil, Fulvia Castro, como ministra del MEFCCA, es para corregir el error político que cometió Murillo”, precisó Vargas.
Subrayó que pelearse con Brasil significa haber perdido un aliado importante y que desde que el presidente brasileño Lula da Silva comentó de que Ortega no le atendía el teléfono, ahí se comenzó a fracturarse la relación entre ambos gobiernos, la cual se atizó con la expulsión de los embajadores de forma recíproca.
“Pero pasa otra cosa, los otros países, posiblemente aliados con Ortega, como el caso el mexicano o el colombiano, van a decir: ‘este tipo está loco´, y le van a preguntar a Lula qué es lo que pasó, y eso va a ser un elemento negativo”, estimó el analista nicaragüense.