La mentira política y la banalización del mal
El concepto de banalización es aquel que se utiliza cuando se busca a hacer referencia a la actitud de banalizar algo, es decir, volverlo banal, superficial o poco importante.
Hannah Arendt, creador de la teoría de la “banalización del mal”, retrató la mentira política como la negación de la verdad factual, acompañada de la imaginación.
Los políticos tradicionales utilizan la mentira política para desconocer las instituciones. Con la mentira política se realiza una construcción meticulosa para torcer los hechos, fortalecer sus argumentos ilegítimos, justificar la represión social y alterar los valores democráticos.
El régimen Ortega-Murillo quiere “normalizar” la violencia policial y paramilitar. Ha incrementado el uso de la mentira, la represión, la tortura, el insulto y la muerte como sus principales armas políticas.
Personas normales, del montón, con falta de pensamiento crítico, irreflexivas, se han o pueden transformarse en represores, en asesinos, en torturadores o ser objeto de manipulación.
Bajo la fórmula genérica de la “banalización del mal”, muchos funcionarios se han transformados en títeres o en operadores políticos para sostener al régimen Ortega-Murillo.
Desde el gobierno se miente permanentemente con el objetivo de estimular el miedo, esconder los hechos reales y, sobre todo, para impulsar una visión arcaica y medieval de la sociedad.
La presión social es tan fuerte, que el régimen maniobra para deformarla. No sólo recurre a la represión, manipula la información, difama a los luchadores sociales y alienta el odio.
El proyecto político de Ortega-Murillo busca vivir del miedo y de las mentiras, de la misma manera que se nutrió la derecha somocista durante décadas.
El engaño, la represión, la mentira y el miedo son parte de la estrategia del poder autoritario con el objetivo de controlar a la gente, paralizar a los ciudadanos, a los empresarios, a los campesinos y a los estudiantes para que no manifiesten, abiertamente, su rechazo a la dictadura, para evitar un paro nacional.
La dictadura sabe que un paro nacional daría esperanza a todos los ciudadanos autoconvocados que el fin de la dictadura está en sus propias manos.
Por eso es necesario conformar el Comité Nacional del Paro Ciudadano que permita organizar la nueva batalla política.
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