Ludwing Gómez: El Sonido de San Carlos, Río San Juan Nicaragua
Desde un acogedor apartamento en San José, Costa Rica, cocina vegetales con olorosas especias. Prepara una de sus comidas favoritas: El Ramen. Ludwing Gómez espera sonriente la entrevista y platica del clima y lo cotidiano de sus días, como quien visita a un familiar en su pueblo y desde el fogón le escucha contar historias.
A sus 28 años se dedica a la música y al servicio de marketing digital para empresas. Es uno de los tanto artistas nicaragüenses exiliados en Costa Rica desde 2022, después de la aprehensión y destierro del cantautor Josué Monroy y los gestores culturales Xochitl Tapia y Salvador Espinoza, propietarios de Saxo Producciones y mánagers de varias bandas nacionales entre ellas Ximena, donde Ludwing era vocalista.
Nació en San Carlos, Río San Juan, un mágico pueblo en Nicaragua, pero del cual muy poco se conoce su cultura musical. A falta de escuelas para el desarrollo artístico, Ludwing empezó a interesarse en la música a través de su cercanía con “Los Aguirre”, una familia de reconocidos músicos, donde Carlos Aguirre Marín, autor del Corrido a Río San Juan, era su padrino y a quien observaba siempre con su guitarra cuando visitaba su casa.
“Como vivía en San Carlos, era difícil acceder a la música moderna, de la actualidad. Mi hermana vivía en Managua, ella traía discos de música en inglés y yo los agarraba. Así conocí a bandas como Muse, Foo Fighters, entre otras. Luego conocí la trova; Alejandro Filio, Silvio Rodríguez y dejé de escuchar música en inglés. Un amigo, Roberto Garnier, había vuelto de España y a través de él conocí la rumba.”
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Las canciones de Ludwing son una fusión de géneros musicales, particularmente ritmos tropicales y rumba flamenca con pinceladas de elementos electrónicos. Relatan historias personales y de su pueblo, con la intención de hacer sentir al oyente que está frente a un atardecer sancarleño, disfrutando del impacto de sus colores en una hamaca.
El primer éxodo: de San Carlos a Managua
A San Carlos llegaban algunos festivales de música nacional, incluso sucedió uno con artistas internacionales llamado “La Orquesta del Río Infinito” con el argentino León Gieco y Malpaís, banda costarricense, en 2008, sin embargo, la música en vivo de artistas locales no era tan común.
“En San Carlos no había conciertos y yo vi la oportunidad de abrir camino.” Empezó a presentar sus canciones en bares y recuerda con nostalgia “La Terraza”, “El Kaoma” y otros espacios bohemios donde cantó sus primeras canciones, creando un público que pudiera identificarse con ellas. Así nació su proyecto “Ximena” en 2015, palabra de origen hebrero que significa “mujer sabia” y en otras traducciones “el que escucha”.
Esta banda estuvo integrada en sus inicios por Lu Corea y Roberto Garnier, también de origen sancarleño. Migraron a Managua para crecer artísticamente y acceder a medios de comunicación. Se ganaron el cariño del público y además, la sorpresa de los espectadores cuando mencionaban que eran una banda de Río San Juan. Les decían que parecían rivenses o de cualquier otro departamento.
“Migrar del campo a la ciudad fue muy difícil, había días que no comía bien, vivía en un apartamento precario en Managua, sin embargo, cada año fui mejorando mi calidad de vida gracias a la música.” revela Ludwing.
Hicieron giras por muchos lugares en Nicaragua y con el paso del tiempo, fueron sumándose más integrantes a Ximena, hasta consolidar una propuesta musical, en fondo y forma, acuarelista, remontando a las composiciones de Erving Krüger, caracterizadas por describir, como si se tratara de paisajes en acuarela, la alegría y cosmovisión de la juventud nicaragüense. Para 2017, eran una de las bandas favoritas de la escena musical nicaragüense, además, Ludwing colaboraba con marcas en publicidad e iniciaba una carrera en modelaje.
2018: Todo se derrumbó
La crisis sociopolítica en el país sacudió de forma radical al gremio artístico nicaragüense y Ludwing Gómez no fue la excepción. Ante la incertidumbre y la violencia política, decidió volver a San Carlos, se fue un tiempo a Costa Rica antes de su destierro definitivo y posteriormente regresó a Managua para retomar su carrera musical.
A pesar de la zozobra, la banda Ximena logró grabar su primer disco de estudio “Suena la calle” y publicarlo en 2019, con canciones de amor, desamor, crítica social y esperanza, en un país que ya llevaba un año sumergido en crisis. Este lanzamiento les trajo un amplio resurgir y la rumba, como una forma de nostálgica celebración, fue bien recibida por los capitalinos.
El exilio: Un renacimiento
“Si algo bueno ha tenido el hecho de migrar aquí es que todo el mundo me ha abierto las puertas”.
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Aún tratando de mantener un perfil bajo, Ludwing Gómez recibió la noticia de que estaba siendo perseguido por la policía sandinista, debido a su participación en el XV Aniversario de la banda Monroy y Surmenage en abril del 2022, una celebración que reunía a 11 bandas nicaragüenses, entre ellas Ximena. Supo del arresto de Josué Monroy y posteriormente que iban tras él.
“Yo estaba en un ensayo y me llamaron para darme la noticia de que la policía estaba preguntando por mi. Me estaba yendo muy bien; vivía de la música, trabajaba con muchas marcas y de repente me tuve que cortar la barba, moverme con rapidez y pensar en lo urgente de irme del país”.
Estuvo en casas de seguridad durante tres semanas, hasta lograr movilizarse a Costa Rica, país donde reside actualmente y que describe como un espacio donde ha podido reinventarse y crecer como artista y como persona. Destaca la presencia de ángeles en su vida, personas que desde sus inicios en San Carlos lo ayudaron a tener instrumentos musicales, nuevos amigos que ha conocido en Costa Rica que le han tendido una mano y de los cuales ha creado un tejido artístico binacional, como una forma de resistencia no solo ante un contexto dictatorial, sino a la xenofobia, la discriminación y los dolores del alma causados por la migración forzada.
Destaca a su madre, “la primera mujer sabia en su vida”, quien escuchó por primera vez sus canciones y cuyo primer proyecto musical “Ximena” es un homenaje a ella.
El Ramen se ha enfriado, pero expresa que va a guardarlo porque “ya se emocionó” con la entrevista.
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Ludwing ha logrado presentarse dos veces en Europa a través de programas de cooperación entre Alemania y San Carlos, teniendo conciertos exitosos y logrando convocar a la comunidad nicaragüense que también ha migrado. Recuerda que muchas personas no le creían que tendría una gira en Europa y que incluso le preguntaron: ¿Y qué vas a hacer allá?.
“Ximena continúa, con nuevos integrantes y un formato que incluye instrumentos como contrabajo, tres cubano y sonidos electrónicos. A la vez estoy trabajando en mi proyecto como solista, en vísperas de grabar mi primer disco que llevará por nombre Solentiname.” Hay próximos conciertos en Guatemala, México y por supuesto en Costa Rica, para seguir creando comunidad.
En medio de todo, Ludwing se mantiene con optimismo y relata que cada concierto es una experiencia para rescatar la alegría en medio de los tiempos difíciles del exilio. El baile, los coros y las palmas del público le ilusionan para pensar que puede compartir en sus canciones la belleza y cultura de su pueblo San Carlos, al que lleva presente en cada verso.
—¿Algo más que te gustaría agregar?
—Sí, que también hay días buenos.