La genética da pistas de cómo el perro se convirtió en nuestro mejor amigo
Redacción Internacional, 9 jun (EFE).- Dos mutaciones en un gen que interviene en la producción de la hormona del estrés pueden haber desempeñado un papel en la domesticación de los perros al permitirles desarrollar habilidades cognitivas sociales para interactuar y comunicarse con los humanos.
Un estudio que publica hoy Scientifics Reports encabezado por la Universidad Azabu (Japón) sugiere que las mutaciones en el gen receptor de la melancorina 2 (MC2R) pueden haber facilitado la domesticación de estos animales, tal vez al promover niveles más bajos de estrés alrededor de los humanos.
La domesticación de los perros ha implicado cambios en diferentes genes, generalmente en el control de las hormonas que influyen en el comportamiento social, pero no se había establecido con precisión qué cambios genéticos podrían haber tenido lugar.
El equipo liderado por Miho Nagasawa investigó las interacciones cognitivas sociales de 624 perros domésticos mediante dos tareas.
En la primera, los perros debían decidir qué cuenco tenía comida escondida bajo él en función de señales, como miradas, señalamientos y golpecitos, realizadas por miembros del equipo, lo que ponía a prueba la comprensión del animal de los gestos y la comunicación humana.
A continuación, debían intentar abrir un recipiente para acceder a la comida y los investigadores midieron la frecuencia y el tiempo que los canes pasaban mirando a los investigadores, lo que representaba el apego social a los humanos.
Los perros fueron separados en dos grupos en función de su raza: el grupo Antiguo formado por razas consideradas genéticamente más cercanas al lobo, como el akita y el husky siberiano y el grupo General que incluía a las otras razas más alejadas del lobo.
Los del grupo Antiguo miraban a los humanos con menos frecuencia durante la tarea de resolución de problemas, lo que sugiere que estaban menos apegados a estos, mientras que no hubo diferencias significativas relacionadas con la raza en la primera tarea, explicó la Universidad.
Los autores buscaron diferencias en los genes asociados a las capacidades cognitivas relacionadas con el ser humano entre los grupos Antiguo y General.
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Entre los genes estudiados estaban el de la oxitocina (OT), el receptor de la oxitocina (OTR) o el receptor de la melanocortina 2 (MC2R).
Dos cambios en el gen MC2R se asociaron tanto a la interpretación correcta de los gestos en la primera tarea como a mirar más a las personas en la tarea de resolución de problemas.
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