Anque parezca que el mundo es cada vez más pequeño, y que la vigilancia por satélite hace que se pueda escudriñar casi cualquier rincón de la superficie del planeta, lo cierto es que es posible desaparecer sin que nos encuentren nunca. Lo demuestran los casos de estos personajes, cuyo paradero (si es que aún están vivos) sigue siendo un enigma.
Harold Holt
Fue el primer ministro de Australia, y desapareció el 17 de diciembre de 1967, en una playa a la que había ido a practicar el surf. La versión oficial fue que la corriente le arrastró y se ahogó. Pero, el hecho de que ningún testigo presenciara el suceso, despertó todo tipo de hipótesis. La más extendida es que fingió su propia muerte para evitar una investigación sobre algunos manejos delicados.
Shelly Miscavige
Es la esposa de David Miscavige, el líder de la iglesia de la Cienciología, y desde junio de 2006 nadie ha vuelto a verla. Fuentes de la organizaación aseguran que la mujer vive recluída por decisión propia, pero ni sus amigos y familiares han recibido autorización para poder visitarla.
Richey Edwards
Era el guitarrista de la banda galesa Manic Street Preachers. El 1 de febrero de 1995, se produjo su desaparición poco antes de iniciar una gira por Estados Unidos. Se sabe que había sacado 2.800 libras de su cuenta corriente, y que se desplazó desde Londres a Cardiff, su localidad natal. Allí fue visto en un par de ocasiones antes de que su pista se perdiese definitivamente. Desde entonces se desconoce que suerte corrió. Y, aunque algunos testigos afirman haberle visto en lugares tan dispares cómo la India o Lanzarote, ninguno de esos testimonios ha podido ser confirmado.
Ettore Majorana
Fue un prestigioso físico italiano. En 1938, tras una estancia en Berlín, comenzó a manifestar síntomas de depresión. En ese estado, reunió todo el dinero que tenía, tomó su pasaporte y embarcó rumbo a Argentina. Nunca más se volvió a saber de él, aunque algunos testimonios afirman haberle visto en el país americano.
Glenn Miller
La pista del legendario músico se perdió para siempre durante la II Guerra Mundial. El 15 de diciembre de 1945, Miller subió aun avión en un aeródromo de Londres, para viajar a París, donde iba a dar un concierto para las tropas aliadas. Pero la aeronave nunca llegó a su destino. Jamás se ha averiguado que le ocurrió al avión, aunque hay hipótesis para todos los gustos, incluyendo la de que fue derribado por error por los propios aliados.
Tomado de: QUO
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