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Historia del auto eléctrico que General Motors trató de ocultar

El EV1 fue el primer auto eléctrico en fabricarse en serie. Tuvo un final abrupto, se mandaron a destruir todas las unidades, y sus seguidores lo despidieron con honores. Ahora apareció un ejemplar abandonado

Diciembre 12, 2019 02:11 PM

La historia rica y fabulosa de la industria automotriz está nutrida con enormes aciertos a partir de carambolas fortuitas y también con tremendas decepciones de proyectos predestinados –equívocamente- a cambiar la movilidad. Esas, ni más ni menos, son las reglas que motorizan cíclicamente cada etapa de desarrollo y avance.

El irreversible e inigualable proceso de electrificación que vive la industria actual tuvo su prehistoria hace algo más de 20 años. Fue General Motors la que tomó la iniciativa, en 1996, de transformar su visión sobre cómo debía ser el futuro de la movilidad en un vehículo real: el EV1.

Tanta convicción contagió el proyecto que el EV1 se transformó en el primer auto eléctrico de la historia en fabricarse en serie: salió desde 1996 hasta 1999. Su denominación, EV1, también derrochó optimismo: a las iniciales de Electric Vehicle, le siguió el 1, como preanunciando que luego la historia entregaría sucesivas versiones y evoluciones. No fue así. A pesar de los cuatro años que duró en el mercado, el EV1 resultó un fracaso total, difícil de sobrellevar para el gigante de Detroit.

El diseño controvertido del EV1 claramente no colaboró con las pretensiones del modelo. Las ruedas traseras tapadas por la carrocería, y curvas que intentaban dibujar una figura extremadamente futurista nunca llegaron a conjugar un diseño atractivo. El EV1 parecía eximido de tener que convencer con su estética.

Había, de todas maneras, un objetivo que sí conseguía, y con creces: su aerodinámica, con un coeficiente de fricción de 0,19, le permitía lograr una autonomía cercana a los 200 kilómetros, lo que representaba muchísimo para la época. Por entonces, dicho coeficiente medio en el resto de los vehículos era de 0,30.

El EV1 tenía dos puertas, dos butacas y tracción delantera. Se entregaba con un cargador portátil para poder recargarlo en cualquier enchufe y otro para el hogar. Con su motor eléctrico que entregaba 137 CV podía acelerar de 0 a 100 km/h en 8,9 segundos.

Estaba equipado con aire acondicionado, cierre centralizado, equipo de música con CD y radio con pasacasete, luna trasera térmica, sensor de presión de neumático, dirección asistida y asientos de cuero. Las 1.100 unidades que se fabricaron del EV1 se comercializaron solamente por leasing (alquiler con opción de compra), a un costo aproximado de entre 400 y 450 dólares. El alquiler era hasta cumplir tres años o 30.000 millas.

El final fue abrupto y repentino: aquella interpretación de futuro para GM no llegó ni siquiera al año 2000, el primer mojón que en el imaginario se tomaba como gran punto de inflexión. Trascendió que el lobby de las petroleras por evitar que ese tipo de movilidad prospere y sus elevados costos de mantenimiento lo hacían inviable. Lo cierto es que el proyecto fue declarado un experimento fallido y GM aceleró la desaparición de todas las unidades.

El recall masivo ocurrió en 2003, cuando unos mil EV1 fueron retirados y destruidos en un desierto de Arizona. Y según crónicas de entonces no más de 20 ejemplares sobrevivieron y fueron donados por GM a museos y escuelas. El director Francis Ford Coppola es el único que ha confirmado que tiene uno, cuando le confesó a Jay Leno en 2014 que no entregó el auto ante el pedido de GM porque “lo amaba mucho”. Pero al parecer algún otro cliente evitó el desguace del suyo, porque apareció recientemente un EV1 abandonado, aunque en bastante buen estado, en un estacionamiento de Atlanta. Lo difundió vía Twitter un ciudadano de San Francisco, Jacob Hoyle.

No fue un hallazgo cualquiera el de este usuario de las redes. Lo que halló es uno los modelos que nació para cambiar los destinos de la industria global y terminó en fracaso. Los apenas cuatro años que duró su derrotero le bastaron al EV1 para generar un impacto impensado. Por su final forzado y porque los pocos que llegaron a incorporarlo a su vida cotidiana lo amaron. Y tal es así que lo despidieron de manera inusual, como a ningún otro modelo en la historia.

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Grupos como como “saveEV1.com” o “DontCrush.com” empezaron a movilizarse para evitar la destrucción masiva. Pero la medida de GM fue terminante y no quedó más opción que despedirlo con honores. Con el sonido de las gaitas de fondo, los EV1 desfilaron en su propia ceremonia de entierro para ser despedidos por sus dueños y seguidores. Fueron intensos aquellos años del EV1. Ahora la historia parece empezar a redimirlo.

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