La celebración del 19 de julio en Nicaragua, antes y ahora

El 19 de julio: Un “patético remedo” de fiesta nacional, dicen políticos
Equipo de Periodistas
Julio 19, 2024 07:00 AM
La Plaza de la Revolución en 1979. En primer plano Rosario Murillo y Daniel Ortega. • Foto: 100% Noticias

Cuarenta y cinco años han pasado desde aquel 19 de julio de 1979, cuando miles de nicaragüenses se lanzaron espontáneamente a la Plaza de la República (luego llamada Plaza de la Revolución) a celebrar la caída del dictador Anastasio Somoza. Hoy, con la familia Ortega Murillo en el gobierno desde hace 17 años, la plaza sirve sólo para los festejos privados de la nueva dictadura que detenta el poder en medio de la confusión Estado-partido-familia-policía-ejército.

¿Qué queda de aquella fiesta popular de los inicios de la revolución?, preguntamos a personas que fueron testigo de esos momentos, sucesos que la mayoría de los nicaragüenses no vivió (pues más del 60 % de la población tiene menos de 40 años).

“Durante la revolución, el 19 de julio se festejaba a plaza llena para conmemorar el derrocamiento de la dictadura somocista”, dice a 100% Noticias la historiadora y excomandante guerrillera Dora María Téllez. “Luego fue decayendo hasta quedar totalmente en manos de Daniel Ortega, que desde su regreso al gobierno en 2007 se convirtió en el centro de la celebración, dejando atrás la memoria de Somoza”, agrega.

Culto a la familia dictatorial

“Ahora estamos hablando más de un culto a la personalidad  de los Ortega Murillo realizado en soledad, sin invitados internacionales de peso pues el régimen está aislado internacionalmente”, señala Téllez, expresa política, condenada y desterrada por la dictadura junto a otros 221 excarcelados políticos en el vuelo del 9 de febrero de 2023.

A nivel nacional, el régimen enfrenta “un deterioro profundo, porque la base social tradicional del sandinismo ha abandonado a la dictadura al sentir que ya no representa sus aspiraciones como militantes. Y el régimen de terror que los Ortega Murillo han impuesto también ha golpeado a sus bases”, insiste Téllez.

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Rosario Murillo se apoderó de los actos del 19 de julio desde el momento en que regresaron al gobierno en 2007. Ella, que fue abucheada por la multitud cuando leía un larguísimo poema en una de las primeras celebraciones, decide desde entonces todos los detalles de la actividad central, desde quiénes van a participar, los grupos musicales que llegarán y el tipo de flores que se colocan en la tarima. Su hija Camila la asiste en todo momento, pasándole papeles, vasos con bebidas, y ayudándola incluso a leer.

Más vigilancia después de 2018

Los actos del 19 de julio fueron más “cerrados” y supervigilados desde las protestas sociales de abril de 2018, debido al temor de los Ortega a otro estallido social. 

Así, el “público” que participa ahora en los actos del 19 de julio son miembros de la juventud sandinista previamente seleccionados por su lealtad al régimen. También empleados públicos llevados bajo coacción para vitorear a la pareja gobernante, comenta Dora María Téllez. “Y seguramente pronto veremos a Laureano Ortega Murillo en primera fila, en su papel de heredero político del régimen”, dice.

En 2020, el 41 aniversario se celebró en la Plaza de la Revolución en torno a una misteriosa estrella gigante y pentagonal adornada con helechos y flores. Alrededor de la figura estaban sentados en sillas blancas cientos de jóvenes sandinistas.

"Pura superstición”, dijo la escritora Gioconda Belli El pentagrama pudo usarse “como símbolo de protección contra espíritus malignos", agregó.

El pastor evangélico Terencio Blanco aseguró a un medio local que la estrella era "un símbolo satánico".

"Es un símbolo de magia que está vinculado a actos satánicos", dijo por su parte el exsacerdote y exdiplomático Edgar Parrales, que al año siguiente fue encarcelado y en 2023 deportado a Estados Unidos en el vuelo de los 222.

Aniversario bajo brutal represión

En 2021, la celebración sandinista tuvo lugar en medio de un proceso electoral, marcado por la detención de medio centenar de opositores, entre ellos seis precandidatos presidenciales, y tres icónicos exguerrilleros sandinistas, entre ellos el general Hugo Torres, muerto en prisión en 2022 bajo tutela del régimen.

Daniel Ortega presidió esa noche el acto ante funcionarios del gobierno y simpatizantes. A diferencia de otros años, no hubo líderes mundiales invitados. La figura extranjera más importante era el canciller de Abjasia, Kove Daur.

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Josefina Vijil, cuya hija (Tamara Dávila) y su hermana (Ana Margarita Vijil) estaban entonces encarceladas, escribió en sus redes sociales:

"Es imposible conmemorar una gesta que tuvo en sus raíces (aunque luego se haya desvirtuado) la demanda de libertad y justicia mientras se reprime, encarcela y censura. se acumulan aberrantes violaciones a los derechos humanos en los casos de cada una de las más de 134 personas presas políticas".

En 2022, la misteriosa estrella volvió a aparecer, ahora duplicada, en otro aniversario deslucido en la Plaza de la Revolución. “Aquí reina el amor,  vivimos tranquilos, trabajando para seguir adelante, vivimos con cariño, no reina el odio, no pudieron ni podrán", exclamó Murillo ante una concurrencia de varios cientos de funcionarios, jueces, alcaldes y policías.

El 19 de julio de 2023 fue aún más reducido, con un acto central realizado frente a la entrada del viejo Estadio Nacional, en una plazoleta improvisada en torno a la estatua de Augusto C. Sandino montado en un burro, que reemplazó a la del general Somoza a caballo.

El alcalde de facto Fidel Moreno anunció ahí que el sitio se llamaba “Plaza Dignidad”, debido “al simbolismo que representa la caída de la estatua ecuestre del dictador y Sandino dirigiendo y conduciendo el país con su ideario y con su pensamiento”.

Para este 19 de julio de 2024, el régimen planificó una semana de “rituales revolucionarios”, que tuvieron como eje la reinstalación de arbolatas o chayopalos en distintos puntos de Managua, símbolos de la dictadura que fueron derribados por la población durante la rebelión de abril de 2018.

“Vamos a encender más árboles de la vida, símbolo de las victorias sobre los enemigos de la paz”, dijo Rosario Murillo tras anunciar vigilias, cantatas y caminatas “de la alegría”.

Un remedo patético

“El 19 de julio de 1979 quedó enterrado para siempre”, opina un veterano político opositor, también excarcelado y desterrado en 2023 que prefiere el anonimato. “La celebración ha muerto como todo acto cobijado por una revolución traicionada –dice–  y este año sólo queda un remedo patético de un acontecimiento que marcó un lugar honroso en la historia universal, convertido ahora en una fiesta familiar de una dictadura con pretensiones monárquicas, ridícula y salvaje, émula de los descendientes de Kim Il-sung , de los Somoza y de todo lo que significa desprecio a la dignidad humana”.

“¿Qué podemos celebrar los nicaragüenses este 19 de julio? La renovación del espíritu patriótico y cívico que acabará con tanta ignominia y perversidad, la lucha por recuperar nuestra patria y la libertad de todos y cada uno de nosotros, de los encarcelados, los perseguidos, los desterrados, los desnacionalizados, los que entregaron sus vidas en el altar de la patria”, subraya el político opositor.

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