Un proyecto a cargo de indígenas reforesta e indaga un área agreste de Panamá
En el distrito de Ñürüm de la comarca Ngäbe Buglé de Panamá hay áreas en las que nunca ha habido árboles. Así lo atestiguan indígenas que lo habitan y que ahora gestionan un proyecto del Smithsonian para reforestar, optimizar la captura de carbono e investigar cuáles especies maderables pueden tener más éxito en ese lugar.
Tras más de un año de explicaciones por parte de los científicos, la comunidad aprobó este 2022 el proyecto de enriquecimiento forestal o "la siembra de árboles de especies maderables valiosas y otras en áreas de matorral o pastizal", con el objetivo de "optimizar la captura de carbono", explicó a EFE la científica Adriana Tapia.
El proyecto también pretende favorecer a la comarca, "un paisaje en gran parte deforestado, donde las oportunidades de empleo son escasas, para crear una reforestación inteligente que también sea beneficiosa para las personas", dijo por su parte el investigador Jefferson Hall.
Tapia es la gerente del proyecto Agua Salud, otra iniciativa que el Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales (STRI, en inglés) desarrolla en la cuenca del Canal de Panamá, en asociación con la Autoridad del Canal y el Ministerio de Ambiente.
Hall es el director del proyecto Agua Salud, y afirmó que en 14 años esta iniciativa ha enseñado que la "reforestación exitosa depende de plantar los árboles correctos en el lugar correcto, en el momento correcto y por la razón correcta", en lo que se llama "reforestación inteligente", una experiencia que ahora se traslada a la comarca.
LOS BENEFICIOS PARA LAS PERSONAS
Los beneficiarios, unas 21 personas con 50 hectáreas intervenidas este año, recibieron los plantones y alambre de púas para el cercado de las fincas de manos del STRI mediante una logística que enfrentó las complicaciones propias de la comarca: una zonas de difícil acceso en medio de la naturaleza y a merced de ella.
Ya para septiembre pasado los plantones estaban sembrados. A los beneficiarios "se les paga una suma anual por el carbono que van a capturar los árboles, pero a la vez se protege el bosque que se está regenerando", precisó Tapia.
A juicio de Hall, "un elemento importante en el éxito del proyecto" de reforestación "es la creación de propiedad por parte de los pueblos indígenas", por lo que hay que "proporcionarles un medio para que obtengan ganancias económicas".
Pero los beneficiarios en la comarca Ngäbe Buglé también pueden cosechar la madera del proyecto, que se extenderá 20 años. Los árboles y el bosque que crearán les pertenecen.
"En unos 20 años, si necesitan madera para construir sus casas, pueden hacerlo. No se puede ignorar que en estos sitios disponibles para reforestación habita gente que tiene necesidades", dijo Tapia.
LA INVESTIGACIÓN
Este no es solo un proyecto de reforestación sino también de investigación. Se hará un monitoreo de las plantaciones "año tras año en estas áreas bastante agrestes por lo que no se sabe si todo va a prosperar bien", admitió Tapia.
"En la misma comarca hay áreas más altas, con terrenos que están más expuestos a los vientos, otras zonas están un poco más bajitas, son más de matorral. Eso nos va a permitir extraer muy valiosa información: qué tipo de especies serían más óptimas para sembrar en ese tipo de áreas", añadió.
De acuerdo con la información del STRI, la Iniciativa de Reforestación Rohr (STRI-RRI) probará diferentes mezclas de especies de árboles para la reforestación y compensará a los participantes por su trabajo y el uso de su tierra.
Los residentes y los científicos plantarán en total 19 especies de árboles en mezclas en 19 sitios de diferentes tamaños en un paisaje deforestado de 400 kilómetros cuadrados. Durante los dos primeros años se plantarán un total de 100 hectáreas.
Los investigadores, que esperan monitorear los resultados del proyecto durante 20 años, recopilarán datos sobre la condición, el crecimiento y la supervivencia del sitio local.