David Bonilla, el nicaragüense que emigró a EEUU con el rostro desfigurado
Hace dos años decidió emprender un viaje de seis meses y seis países para llegar a la Clínica Cleveland, donde encontró la atención médica que necesitaba. Esta es su historia:
David Bonilla tenía un sueño: ser boxeador profesional en Nicaragua. Pero una infección le deformó el rostro tras una cirugía menor que le cambió la vida para siempre, así narró su testimonio con ayuda de un traductor al medio estadounidense wkyc studios.
Recordó que estaba sin esperanza ni ayuda en su país, cuando decidió emprender un viaje de seis meses y seis países para llegar a la Clínica Cleveland, donde encontró la atención médica que necesitaba.
Bonilla nació en Nicaragua y desde pequeño mostró talento para el boxeo. Sin embargo, tenía una pequeña catarata en el ojo que debía ser removida antes de seguir con el deporte. Cuando tenía 15 años, se sometió a una cirugía menor para quitar la catarata, pero sufrió una infección que le dejó 30 puntos en la cara y la boca, y le causó una hinchazón y deformación severa.
Bonilla y su familia intentaron buscar tratamiento médico en Nicaragua, pero se encontraron con resistencia y amenazas del gobierno, por lo que se mudó a Costa Rica en sus 30 años. Allí trabajó como albañil y guardia de seguridad, pero su condición empeoraba cada día. Muchas veces pensó en suicidarse, pero alguien siempre lo detuvo.
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Hace dos años, tomó una decisión drástica: cruzar seis países (Costa Rica, Nicaragua, Honduras, Guatemala, México y Estados Unidos) por sí solo y con un solo ojo, para llegar al lugar que sabía que podía ayudarlo: la Clínica Cleveland.
Bonilla admite que cruzó ilegalmente desde Piedras Negras en México hasta Eagles Pass, Texas. Pasó por el río, saltó a un tren durante 28 horas y tardó seis meses en llegar a Estados Unidos.
En la frontera, fue directamente a inmigración, y dice que fueron muy amables y compasivos al ver su cara y escuchar su situación. Lo llevaron sangrando y con dolor, y contactaron con su familia en Cleveland. Ellos lograron llevarlo a la Clínica Cleveland, donde se sometió a una cirugía.
Bonilla dice que su cara está 50% mejor de lo que estaba cuando llegó hace dos años, y nos cuenta que los médicos confían en que su condición mejorará, aunque dice que lo que han hecho ya es más de lo que esperaba.
Ahora está buscando asilo médico, que espera que ocurra en octubre. Hasta entonces, reza por su familia y sus dos hijos que dejó atrás. Se mantiene fiel y sabe que Dios tiene un plan para él.
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