Nicaragüense regresa con cadáveres de esposo e hija tras tragedia en Oaxaca, México

Linda regresa a Nicaragua profundamente marcada por la tragedia ocurrida en México, trae consigo los ataúdes de su esposo Reynaldo Mauricio Gaytán Urbina, de 31 años, y su hija Keyla Samara Gaytán Bravo, de 8. Ambos fallecieron el pasado 30 de agosto tras ser atropellados en la carretera Panamericana, en el Istmo de Tehuantepec, Oaxaca.

Esta familia, que formaba parte de la caravana de migrantes "La Roca de Dios", sufrió el accidente mientras caminaba en el tramo de la carretera 190, cerca de Santiago Niltepec. Según testigos, el suceso dejó un saldo de aproximadamente 20 personas atropelladas, entre ellas migrantes heridos y otros fallecidos.

Promesas incumplidas

Testimonios de migrantes lesionados y familiares de las víctimas relatan que la Fiscalía para la Atención de Migrantes prometió justicia y reparación de daños, pero esas promesas quedaron en el aire. Martha, otra integrante de la caravana de origen ecuatoriana que también resultó gravemente herida, falleció horas después en un hospital de Juchitán. Su hija, María José, expresó al Universal su indignación por la falta de apoyo: “Con dinero de rifas y sin ayuda de nadie, pagamos el regreso de su cuerpo”.

Mientras tanto, Linda también denunció desinformación e impunidad. Aunque recientemente la Fiscalía le informó que abrirán un nuevo proceso judicial para evitar que el delito quede impune, el trámite no comenzará sino hasta dentro de un mes. Además, indicó que nunca le proporcionaron documentos claros sobre el conductor responsable ni sobre la empresa para la que trabajaba. Se presume que el responsable pertenecía a una compañía de seguridad privada, pero los detalles permanecen en el anonimato.

Un trayecto mortal para migrantes

El accidente de Reynaldo y Keyla pone de manifiesto los riesgos que enfrentan los migrantes en su travesía por Oaxaca, una ruta peligrosa que ha registrado al menos 23 muertes en los últimos meses, entre accidentes y naufragios.

Aunque el Instituto Nacional de Migración (INM) aseguró en ese momento que brindó asistencia a los migrantes y apoyo a las familias de los fallecidos, testigos señalaron que los migrantes caminaban sin protección alguna de las autoridades al momento del accidente.

LEER MÁS: Quinceañera nicaragüense resulta muerta durante tiroteo en Houston, Texas

Por su parte, la Fiscalía de Oaxaca informó que detuvieron a una persona identificada como J.V.R.R., quien quedó a disposición del Ministerio Público. La entidad afirmó estar realizando estudios periciales para esclarecer la mecánica de los hechos y deslindar responsabilidades. Sin embargo, para las familias de las víctimas, la justicia sigue pareciendo inalcanzable.

Impunidad y desinformación

Doña Linda narró que, recientemente, en la Fiscalía le informaron que abrirán un nuevo proceso judicial con un juez diferente para evitar que el delito quede impune. Sin embargo, este trámite iniciará hasta dentro de un mes, una situación similar a la que enfrentó la familia de doña Martha, quienes, lejos de su patria, tampoco encontraron justicia.

“Las autoridades no nos dieron ningún documento sobre la identidad del conductor responsable del accidente. Nunca hubo careos ni información sobre la empresa para la que trabajaba el responsable”, denunció. Según lo poco que les dijeron, el conductor pertenece a una compañía de seguridad privada, pero los detalles permanecen en el anonimato.

Una realidad lacerante

Oaxaca continúa siendo un trayecto peligroso para los migrantes. Solo en los últimos meses, se han registrado al menos 23 víctimas entre accidentes en carretera y naufragios, dejando a familias enteras en duelo y expuestas a la impunidad.

Doña Linda, ahora sola, lleva consigo no solo la tragedia personal, sino también la carga de una justicia que parece inalcanzable.

Indignación y duelo

Con el regreso de doña Linda a Nicaragua, se materializa el dolor de una tragedia que no solo dejó profundas cicatrices personales, sino que expone un sistema de justicia que, para muchos migrantes, es ineficaz e insensible. Mientras tanto, Oaxaca continúa siendo un escenario de peligros e impunidad para quienes atraviesan este camino en busca de un futuro mejor.