Representante del Vaticano en Nicaragua pide investigación "seria, cuidadosa y transparente" en ataque a Catedral de Managua
“Una investigación seria, cuidadosa y transparente” pidió el Vaticano al régimen de Daniel Ortega, tras el incendio en la capilla de la Sangre de Cristo en la Catedral de Managua, suceso que la Arquidiócesis capitalina y el papa Francisco calificaron como un “atentado”.
En una entrevista a The Associated Press, Monseñor Waldemar Stanislaw Sommertag, representante del Vaticano en Nicaragua, expresó “sentimientos de profunda tristeza y asombro” por el ataque, que se suma a sacrilegios en al menos tres templos católicos en el país.
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Para Sommertag “son actos delincuenciales promovidos por el odio y la división, lamentablemente muy radicados en gran parte de la sociedad nicaragüense (...) no se encuentran razones por los hechos ocurridos”.
En un comunicado, la Arquidiócesis informó “una persona no identificada ingresó a la capilla de la Sangre de Cristo en la Catedral Metropolitana de Managua y arrojó una bomba”.
Inmediatamente, la sancionada vicepresidenta Rosario Murillo, señaló que la causa del incendio fue por velas encendidas en el lugar. Su versión fue desmentida por el Cardenal Leopoldo Brenes, quien dijo que “nuestra capilla no tiene cortinas ni veladoras”, y que se trató de “un acto de terrorismo”.
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Al respecto, Sommertag explicó que el Papa Francisco está bien informado “confía que el odio se puede vencer solamente con el bien/amor que sabe hasta perdonar”.
“La Santa Sede espera que las autoridades competentes encargadas de la investigación hagan su trabajo”, subrayó.
Sin embargo, la sancionada policía sandinista informó que supuestamente en el incendio no hubo “mano criminal” descartando que se produjera por algún artefacto explosivo y lo atribuyen a la combinación de elementos físicos y químicos que se combustionaron en el interior de la capilla.
El régimen sandinista mantiene una tensa relación con la iglesia católica desde la insurrección cívica en abril de 2018 cuando Ortega acusó a los obispos de apoyar “un fallido golpe de Estado” de la oposición en su contra.