Monseñor Álvarez llama a oposición: "hablen claro", "no pretendan darnos atol con el dedo"

¿Quien tenga oídos para oír que escuche, no hagan de Nicaragua un mercado donde algunos con sus estrategias escondidas pretenden venderse al mejor postor o sacar ventaja de los otros o seguir jalando agua para su molino”, expresó este domingo Monseñor Rolando Álvarez desde la Catedral San Pedro, Matagalpa. Las declaraciones del obispo son en referencia a las fuerzas opositoras en el país.

El religioso llamó a los políticos a hablarle “claro” y con la “verdad” al pueblo nicaragüense y no prestarse al “juego” de grupos que persiguen intereses particulares, no de nación.

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“O buscar como en río revuelto tener ganancia de pescadores como dice el refrán, quienes desde el anonimato o tras bambalinas manejan los hilos de quienes se presentan a su juego o a intereses particulares o de grupos. Los nicaragüenses necesitamos que hablen claro, que den la cara y que no pretendan darnos atol con el dedo”, manifestó. 

Según Monseñor, los políticos que hablen con “claridad y franqueza” marcarán la diferencia entre los que confían en su propia seguridad “pienso que aquí, quien hable con claridad, franco y directo estaría dando un paso adelante, podría incluso hacer la diferencia, quien se aperterecha en sus propias seguridades, en apoyos externos, en grupos anónimos y ocultos, en discursos agitados, confrontativos, descalificando, alentando rencores, resentimientos, ahondando heridas y llevando al país al despeñadero quedará al descubierto,  como un vendedor de falsas ilusiones, planes equivocados, erróneos y desviados”, dijo.

Álvarez señaló que Nicaragua necesita de estadistas que con claridad hagan propuesta de nación, tengan visión de presente y futuro “juntos sin exclusiones ni estigmatizaciones, aportando cada uno su granito de mostaza podamos aportar a un país en paz, justicia, libertad, equidad y prosperidad”, indicó.

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Los opositores buscan cómo derrotar a los sandinistas, dirigidos por Ortega, de 75 años, que en enero cumplió 14 años consecutivos en su segunda etapa como presidente de Nicaragua, tras coordinar una Junta de Gobierno de 1979 a 1985, y presidir por primera vez el país de 1985 a 1990.