Rinden homenaje póstumo a Dayeris Boniche en Tipitapa, su crimen y el de su madre siguen impunes
Con profunda tristeza en su rostro y sosteniendo el reconocimiento póstumo otorgado a su hermana gemela Dayiris Boniche González, por la Asociación de Caballistas de Tipitapa y la Asociación de Mulares de Nicaragua (ASMULANIC) se vio a Lubianka en una foto que rueda en redes.
Una imagen dolorosa y llena de melancolía. Desde el doble crimen de su hermana y su mamá, es la primera vez que se observa a Lubianka en público.
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“Por su destacada participación en vida dentro de ASMULANIC”, se lee en la placa de reconocimiento dedicada por los hípicos de Tipitapa a Dayiris Boniche, el 8 de enero.
Sin embargo, Lubianka al igual que su familia ha preferido guardar silencio ante los medios de comunicación, mientras Wilmer Antonio González Méndez señalado como el único sospechoso del doble femicidio goza de impunidad.
El asesinato de Dayiris y su madre Maritza González ocurrido en la comunidad Kurinwas, municipio de Mulukuku en la Costa caribe Norte de Nicaragua. Suceso el pasado 21 de julio del año pasado. Sus cuerpos fueron hallados un día después en la finca de su propiedad.
Femicida continúa prófugo
A casi seis meses del atroz crimen que apagó la vida de madre e hija de 53 y 29 años, respectivamente, todavía no se sabe nada de Wilmer Antonio, quien trabajaba como capataz de finca huyó y tal parece que se lo tragó la tierra.
“No sabemos nada. Nada, parece que se lo tragó la tierra”, dice un pariente de las víctimas que reclama justicia por el doble femicidio en sus redes sociales.
En la audiencia de anticipo de prueba realizada en agosto pasado en contra de González Méndez, en el municipio de Siuna, el médico forense confirmó que Dayiris Boniche fue atacada sexualmente.
El Ministerio Público le adjudicó los cargos de asesinato agravado en perjuicio de Maritza, asesinato y violación agravada en perjuicio de Dayiris Boniche y portación ilegal de armas.
Ambas mujeres habitan solas en la finca San Jerónimo desde hace cuatro años. En poco tiempo Dayiris se ganó la admiración de su familia tras ponerse al frente de los negocios familiares y la recuerdan como una eterna defensora de los animales.
En sus redes sociales Dayiris presumía que en los campos de Mulukuku había encontrado la felicidad, en los mismos campos un agresor que sigue en libertad apagó su vida.