Policías rodean parroquia donde está Monseñor Álvarez en Managua

Rodeada de varias patrullas y oficiales de la sancionada policía sandinista, así se encuentra la parroquia Santo Cristo de Las Colinas en Managua donde se encuentra resguardado Monseñor Rolando Álvarez Obispo de Matagalpa luego que denunciara la persecución que desató la dictadura contra su persona a través de este brazo opresor.

“A las 6:30am estaban 2 patrullas de policías, una en la esquina de nuestra iglesia Santo Cristo de Las Colinas y la otra enfrente del portón. Los policías se paseaban frente a la iglesia y luego al salir de misa vi que llegaba otra patrulla y se bajaron 3 mujeres policías con tremendos rifles, o como les llamen. Oremos mucho por nuestros sacerdotes”, comunicó a los feligreses Monseñor Carlos Avilés, párroco de esta iglesia donde se encuentra Monseñor Álvarez.

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El Obispo de la Diócesis de Matagalpa y administrador de la Diócesis de Estelí, monseñor Rolando José Álvarez, denunció en horas de la noche de este jueves que la policía al servicio de la dictadura de Daniel Ortega le ha dado persecución durante el día de ayer cuando  interrumpieron su privacidad en casa de su sobrina.

A través de un video, Monseñor denunció el hostigamiento policial al que fue sometido desde horas de la mañana de este 19 de mayo por lo cual recurrió a solicitar refugio en la parroquia Santo Cristo de Esquipulas, desde donde aseguró que ha iniciado un ayuno “indefinido” de agua y suero hasta que las autoridades de la Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN) le aseguren su privacidad familiar.

Hasta el momento ningún miembro de la Conferencia Episcopal se ha pronunciado, solo lo ha hecho Monseñor Silvio José Baéz, Obispo auxiliar de Managua quien demostró su solidaridad con su “hermano” Monseñor Álvarez.

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“Le ofrezco mi solidaridad y cercanía fraterna a mi hermano Monseñor Rolando Álvarez, obispo de Matagalpa, quien está siendo intimidado por la polícia. Me uno a su oración, pidiéndole al señor que lo proteja con la fortaleza de su espíritu”, expresó Monseñor Báez.