Monseñor Báez: “¡Dichosa la Iglesia perseguida por seguir a Jesús, porque de ella es el Reino de Dios!”
En su homilía dominical, Monseñor Silvio José BáezMonseñor Silvio José Báez, Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de Managua, asegura que quienes por causa del bien y la verdad son calumniados, perseguidos, condenados, sufren la cárcel o se han visto forzados al exilio, no se han equivocado, porque los poderes del mundo persiguen y ultrajan a los testigos de la verdad y a los profetas de Dios.
“A quienes sufren a causa del bien y la verdad, a quienes no han pactado con la maldad ni se han doblegado ante los tiranos, Jesús les dice: ¡dichosos ustedes!, ¡ánimo, levanten la cabeza! Ustedes, que han resistido a la mentira y a la injusticia, que han denunciado las ambiciones de poder y han soportado la cruz por estar al lado de los crucificados de hoy, han elegido el camino correcto”, expresó Monseñor Báez, obispo de una Iglesia Católica que en Nicaragua está viendo el juicio contra sus sacerdotes y diáconos.
Y en clara alusión a ellos y a los más de 200 presos políticospresos políticos, Monseñor Silvio Báez dijo que “¡Dios está con ustedes, no con los malvados y opresores! Ustedes ahora parecen derrotados, pero su sufrimiento no se perderá inútilmente. Su dolor y su humillación son el fundamento de un mundo nuevo. ¡Dichosos ustedes, porque al cargar la cruz caminan hacia la resurrección! ¡Dichosa la Iglesia perseguida por seguir a Jesús, porque de ella es el Reino de Dios!”.
De los pobres y sedientos de justicia
Retomando el evangelio proclamado sobre las bienaventuranzas, Monseñor Báez comparte que los pobres de espíritu son dichosos, porque a ellos Jesús les dice que no son ingenuos soñadores, sino que sigan adelante, porque “aunque a veces les parezca que los injustos y malvados son más fuertes. No desistan pasándose a la pandilla de los corruptos y violentos. ¡Dichosos ustedes que no han perdido el deseo de ser más justos, ni la voluntad de luchar por una sociedad más justa!”.
El obispo auxiliar de Managua asegura que tarde o temprano, la justicia llega siempre, aunque por ahora no se vean resultados inmediatos. “¡No se desanimen! Dios está con ustedes y hará fecundos sus sueños y sus esfuerzos en favor de la verdad, la paz y la justicia”, insiste.
En cuanto a la bienaventuranza de “dichosos los que tienen hambre y sed de justicia porque serán saciados”, señala que “Jesús se refiere a quienes desean intensamente ver realizado el designio de Dios en el mundo, anhelan ardientemente que se respete la dignidad humana y luchan por un mundo justo y fraterno”.
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“Las bienaventuranzas nos hablan de un camino que parece contradictorio y difícil, pero es el camino que lleva a la vida y a la felicidad. Dios nos lo garantiza. Escuchemos a Jesús, con todo el amor y el respeto que merece el Maestro. Confiemos en él. Permitámosle que con sus palabras nos desafíe a un cambio real de vida y nos encamine por la vía de la felicidad verdadera”, exhortó el purpurado al finalizar su homilía.