Báez: “No basta liberarse del faraón, no hay libertad sin responsabilidad”

Monseñor Silvio José Báez Ortega, obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Managua, comparó la opresión que vivía el pueblo israelita a manos del faraón con la situación que viven algunos países controlados por dictaduras sangrientas y opresoras. El religioso asegura que “No basta liberarse del faraón”, debido a que los ciudadanos deben aprender a ser responsables “No hay libertad sin responsabilidad”.

En su homilia, Monseñor Silvio Báez hizo referencia a la esclavitud que vivieron los israelitas en Egipto “¿No había quedado atrás el Faraón, uno de los “guarungos” tiranos de la antigüedad, precursor de los tiranos “guarungos” y criminales de hoy? Egipto y el Faraón habían quedado atrás, pero los israelitas seguían siendo esclavos por dentro, llevaban la violencia en su interior”.

El religioso indicó que no hay liberación social auténtica cuando se reproducen las antiguas estructuras opresoras, por tanto, llamó a los feligreses a “No copiar el odio y la violencia del tirano y del asesino es la mejor manera de ocupar su lugar”.

En este sentido, Monseñor Báez  señaló que no basta liberarse del faraón debido a que se debe aprender a ser responsables “Queremos un país libre, aprendamos desde ahora a ser responsables. No hay libertad sin responsabilidad. Cuando se pide libertad hay que tener claro que también se pide responsabilidad”.

El prelado llamó a los feligreses a no ser esclavos de ambiciones, mentiras, rivalidades y agresividad. “Hay que ser responsables. No seremos libres, mientras llevemos al faraón dentro”.

Al mismo tiempo, Báez resaltó que los auténticos líderes, como Moisés, nunca tiran piedras, aunque sí están dispuestos a recibir pedradas. “Un buen líder no se molesta ante la crítica, no restringe nunca las libertades para evitar ser criticado, tampoco reprime ni toma represalias contra quienes piensan se expresan con libertad y piensan distinto”.

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Agrega “Un líder auténtico no se quiebra ante los problemas, ni desespera en los momentos difíciles. Sigue al lado del pueblo, escuchándolo, caminando con él y sufriendo con él. Los buenos líderes no tienen por qué saberlo todo, ni deben tener respuesta para todo, pero deben ser siempre cercanos a la gente, sentir sus dolores, escuchar sus inquietudes y hacer suyos los problemas de todos”. 

Al finalizar, instó a los creyentes a no desfallecer ni dejarse vencer por las dificultades. “Hay que golpear la roca de la historia buscando el bien común y brotará la justicia; hay que golpear la roca de las divisiones inútiles con el diálogo humilde y brotará la unidad; hay que golpear la roca del desánimo y los miedos con confianza en Dios y brotará la fuerza y la esperanza. Es el agua que colma nuestros anhelos más profundos y sacia la sed de libertad y de justicia de los pueblos que todavía caminan en el desierto”.