Silvio Báez: “Participarán del banquete quienes no se dejen vencer por el desánimo y el miedo”
En su mensaje dominical, el Obispo de la Arquidiócesis de Managua , asegura que el “gran banquete” es una promesa de Dios para los pueblos que sufren injusticia, violencia y muerte
Monseñor Silvio Báez, Obispo Auxiliar de Managua, reflexionó en torno al gran banquete preparado por Dios al final de la historia, donde según Baéz, todos estamos convocados porque no habrá más injusticias.
“No habrá ya motivo para llorar. No habrá más dolor, ni lágrimas, ni muerte. No habrá más tristeza, depresión o soledad; no habrá más pobreza, ni represión, ni injusticia; no habrá más guerra o migración forzada. Dios “aniquilará la muerte para siempre”, comentó el religioso.
En su mensaje dominical, el Obispo de la Arquidiócesis, asegura que el “gran banquete” “no es una vana ilusión, ni una proyección infantil de nuestros deseos”, sino una promesa para los pueblos que sufren.
“Es verdad que el sufrimiento, la injusticia, la violencia y la muerte parecen negar esta fiesta de Dios. Sin embargo, la promesa está en pie. Dios se compromete a cumplirla. Los comensales podrán decir aquel día: “Aquí está nuestro Dios. Esperábamos en él y él nos ha salvado” (Is 25,9)”, dijo Monseñor Silvio Báez.
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Desde el púlpito de la Iglesia Santa Ágatha, en Miami, el obispo aseguró que “en el banquete final” participarán quienes confíen.
“Participarán de este banquete quienes no se dejen vencer por el desánimo y el miedo. Desde ahora irán participando del banquete final quienes se esfuerzan por hacer que la vida sea una fiesta para todos, quienes no hagan llorar ni sufrir a nadie, quienes respeten la dignidad y la libertad y la vida de las personas...quienes se comprometen a ser constructores de una sociedad justa, libre, participativa y pacífica”, manifestó Báez.
En su mensaje, también se refirió a los que no aceptan la invitación al “banquete” por su ambición de poder.
“Hay gente que tiene el corazón y la mente tan oscurecida por sus ambiciones desmedidas de dinero y de poder y tan cegados por su crueldad, que no solo no aceptan la invitación al banquete, sino que arruinan la fiesta de la vida: convierten la convivencia social en un triste velorio construido sobre el miedo, la mentira, la amenaza y la represión violenta. Muchos de nuestros pueblos no viven un momento de fiesta, sino de tristeza”.
De acuerdo al obispo, la imagen bíblica del banquete y de la fiesta, recuerda a los fieles que la vida no es sólo “trabajo y preocupaciones, ansiedades y dolores”.
“Las ocupaciones diarias nos ofuscan y las preocupaciones nos pueden volver sordos al amor, a la verdad, a la fraternidad. Sordos a Dios. Sin darnos cuenta nos vamos encerrando en el pequeño círculo gris de nuestro egoísmo y de nuestros intereses. Hay trabajos que terminar, compromisos que no podemos postergar, actividades imprescindibles. Por hacer cantidad de cosas, sacrificamos la calidad de las cosas”, dijo el pastor.
A pesar de las injusticias y la crueldad, Báez recordó a la feligresía que habrá fiesta “Es posible cambiar la tristeza en gozo y el miedo en esperanza. La invitación de Dios a la fiesta del amor y de la fraternidad, de la justicia y de la libertad sigue en pie. Y él nos ayudará a celebrarla”.
“El rey, que representa a Dios, quiere que entren todos a la fiesta, buenos y malos, lejanos y cercanos. Hay lugar para todos. Es lo que también debemos seguir haciendo hoy como Iglesia: no cansarnos de llamar a todos a acoger el amor de Dios y no desistir de preparar la fiesta final aun en medio de las tribulaciones de la vida”, dijo el religioso.
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