Exiliadas Pineda y Quintero denuncian la "guerra silenciosa" de Ortega contra Nicaragua
Las exiliadas nicaragüenses Lucía Pineda y Wendy Quintero denunciaron en declaraciones a EFE en Berlín, donde este martes recibieron como miembros de la Organización Periodistas y Comunicadores Independientes de Nicaragua (PCIN) el premio de derechos humanos de la Fundación Friedrich Ebert, la "guerra silenciosa" del régimen de Daniel Ortega contra su país.
"Hay una guerra silenciosa. Es como que haya estallado una bomba atómica en Nicaragua. Esa bomba atómica sólo la estamos viendo los nicaragüenses que nos ha estallado", dijo Pineda, que señaló que ésta ha dividido a "las familias con el exilio forzado" pues más de 900.000 personas han salido del país en los últimos seis años.
Esta periodista, ex responsable del canal 100 % Noticias, clausurado en 2018 por el régimen, vive exiliada como muchos otros profesionales de la información independientes que han tenido que recurrir a salir de su país para poder ejercer el periodismo sin las presiones ni amenazas que se ejercen desde el poder en Nicaragua.
"Hay una guerra en Nicaragua, tal vez en estos momentos no están disparando con balas, pero sí un sin número de legislaciones para seguir instaurando la represión y la persecución a las voces disidentes, y no sólo las voces disidentes, sino al propio pueblo nicaragüense", expuso Pineda junto a Quintero en una sala de la Fundación Friedrich Ebert.
Quintero, que también es impulsora de la agrupación Colectivo de Derechos Humanos Nicaragua Nunca Más, planteó que en esa "guerra silenciosa" hasta "56 medios de comunicación fueron cerrados", hay "275 periodistas en desplazamiento forzado", además de, entre otras cosas, "cancelaciones de iglesias, como la iglesia Morada; persecución a la Iglesia católica y a la Iglesia evangélica".
Según Quintero y Pineda, la reciente detención de al menos once personas el pasado fin de semana en Nicaragua, entre las que figura un veterano periodista -Leo Catalino Cárcamo Herrera- forma parte de la "agresión sistemática a la prensa independiente" y "al Estado de Derecho" que se vive Nicaragua.
En este sentido, la última reforma constitucional aprobada la semana pasada en la Asamblea Nacional, constituye "una refundación del Estado nicaragüense", algo "completamente inconstitucional con el único propósito de perpetuarse en el poder Daniel Ortega y Rosario Murillo y a su dinastía", según Quintero.
Con esa reforma, criticada por el Grupo de Expertos de la ONU en Derechos Humanos sobre Nicaragua, "cambia completamente la forma de Estado, rompe todo el esquema institucional, lo que son los poderes del Estado pasan a subyugarse al Ejecutivo", subrayó Quintero.
Un régimen aferrado al poder
Para Pineda, el régimen de Ortega es "una dictadura que se atornilla, se resiste a dejar el poder y es por eso que hacen una reforma de la Constitución, y al Estado lo llama ahora revolucionario para poder imponer una bandera de un partido político que es despreciado por los nicaragüenses, por la gran mayoría de los nicaragüenses, porque le ha causado dolor, luto y muerte durante años".
Frente a la dramática situación en la que ambas describieron su país, cuyo régimen retiró la nacionalidad a Pineda dejándola apátrida, las dos activistas proderechos humanos celebraron que en Berlín se le dé visibilidad a su causa con el premio de la Fundación Friedrich Ebert.
Para Pineda, el reconocimiento se enmarca en un trabajo que consiste en hacer "lo humanamente posible por la libertad de Nicaragua, tanto los nicaragüenses como la comunidad internacional".
La situación de su país, para ella, cambiará con "más presión" sobre el régimen, mientras que Quintero pidió mantener una actitud de "cero impunidad" y "no repetición" de los excesos del régimen y una "época de justicia".
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"Necesitamos seguir documentando para la memoria, porque va a llegar un momento en que la justicia va a regresar a Nicaragua y en este acompañamiento los necesitamos", concluyó la responsable de Colectivo de Derechos Humanos Nicaragua Nunca Más. EFE