Pedro Joaquín Chamorro: Mi condena a la pedradas de odio
El pasado domingo en Masaya la periodista Verónica Chávez fue objeto de una brutal agresión que le fracturó el cráneo y tuvo que ser internada en estado delicado en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del Hospital Metropolitano.
En un video que se ha hecho viral, filmado en el instante del atentado, se puede ver al agresor vestido de pantalón café y camisa ploma recoger de la calle una enorme piedra, todo frente a la Policía que estaba asediando una reunión política de la Coalición Nacional y en el momento que advierten a Miguel Mora que se proteja, el hombre lanza la piedra frente a la mirada impasible de los policías.
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Lo siguiente que se puede apreciar en el video es el cruce fugaz, casi imperceptible, de la pedrada lanzada por el sujeto, que pasa frente al que tomaba la lmación, una persona capeándose y acto seguido, vemos a la periodista Verónica Chávez en el suelo y se escucha una voz femenina de alarma: “Ay Dios mío, le dieron a Verónica”.
La Policía tiene toda la evidencia para arrestar al agresor y acusarlo de intento de asesinato por haber lanzado la pedrada de odio contra el grupo de opositores que fue a estrellarse en el cráneo de Verónica Es más son testigos oculares y si no proceden son cómplices.
En ese mismo mitin se dieron otras pedradas de odio, resultando herido levemente el vocero de la UNAB, Josué Garay, daños a los cristales de varios vehículos, y el robo del celular de Saturnino Cerrato.
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Todo a la vista y paciencia de un contingente policial —que como ya es costumbre en cualquier mitin opositor— se encontraba asediando el lugar de la reunión. De la manera más enérgica condeno los hechos antes mencionados, particularmente el atentando contra la vida de la periodista Verónica Chávez. La violencia debe ser desterrada de nuestra Patria porque la violencia, como ha quedado demostrado a lo largo de nuestra historia, genera violencia y no resuelve nada, sino que agrava las cosas.
Estos hechos violentos y salvajes son un mal presagio para el año electoral que se avecina, cuando la temperatura política naturalmente sube al máximo. De las palabras de odio se desprenden actos de odio. Debemos hacer un esfuerzo, todos los nicaragüenses que vivimos en este país, por abonar a la cultura del respeto a nuestras diferencias y el civismo.
Monseñor Silvio Báez tuiteó el pasado domingo, poco después de conocerse la agresión: “Es lamentable la intolerancia y el fanatismo violento que sigue imperando en Nicaragua. Ofrezco mis oraciones por Verónica Chávez, pidiendo a Dios que no tenga consecuencias graves la agresión que sufrió hoy.
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Mi cercanía y solidaridad con su esposo, mi amigo Miguel Mora”. Mientras estos desafortunados eventos tienen lugar, el régimen no parece saciarse en su sed represiva y programa discutir esta semana en la Asamblea Nacional dos anteproyectos de leyes con harto potencial represivo: las llamadas “Ley Mordaza” y la “Ley Putin”.
No voy a entrar en el contenido represivo de estos proyectos de ley, que seguramente pasarán por la aplanadora sandinista sin mayores cambios emanados de una “discusión” que más bien es un monólogo.
Lo que sí es pertinente señalar es que estas leyes no abonan ni al levantamiento de las sanciones ni a fomentar un clima preelectoral de paz, que junto con las necesarias reformas electorales tienda un puente de oro hacia la democracia, la convivencia interna y la recuperación económica.
La aprobación de estas leyes son otra pedrada de odio indiscriminada contra la sociedad civil y contra todo el que proteste y alejan más las posibilidades que hemos acariciado los sectores moderados de la oposición de resolver nuestras diferencias mediante elecciones libres. ¡Dios salve a Nicaragua!