El Síndrome de Hubris: la enfermedad de Ortega-Murillo
1. La “hibris” o “hybris” es un concepto griego que puede traducirse como “desmesura” y que en la actualidad alude a un orgullo o confianza en sí mismo muy exagerada, especialmente cuando se ostenta el poder. Quienes padecen el Síndrome de Hubris demuestran rasgos de narcisismo, prepotencia, obstinación y comportamiento irresponsable.
2. El Síndrome de Hubris también causa cambios psicológicos en políticos y en personas en posiciones de poder, pues se ven afectados con alguna inestabilidad mental. Este comportamiento puede observarse en políticos tradicionales y personas en posiciones de poder.
3. El dúo Ortega-Murillo han demostrado tener una adicción al poder; es decir, una necesidad de estar en lo más alto de la cúspide, de tener máxima relevancia. Ellos juegan la carta de preservar el mando a cualquier precio. A ellos lo que los moviliza, excita y los mantiene en actividad es quedarse en el poder.
4. El acceso al poder y su fortalecimiento se convirtió en un axioma para la pareja Ortega-Murillo, ya que han utilizado todos los medios para afianzarse en él. Para ellos la democracia no es importante sino el poder. Quieren perpetuarse, quieren gobernar “por toda la vida”.
5. El poder les permite tener los recursos económicos para comprar incondicionalidades/sometimientos de políticos, empresarios, etcétera; y piensan que, si dejan el poder, su futuro puede ser la cárcel. Ambas razones son de sobrevivencia.
6. Los Ortega-Murillo no aceptan negociar para sobrevivir políticamente, pero las sanciones externas los pueden terminar de liquidar. Sin embargo, el régimen Ortega-Murillo no acepta ningún puente para establecer un diálogo, ya que consideran que eso sería aceptar la pérdida de poder.
7. Ortega-Murillo tienen dos características: la narcisista y la paranoide; esta última se expresa en “o estás conmigo o contra mí”. Piensan que todo gira en torno a ellos y que pueden hacer lo que quieran sin rendir cuentas a nadie, ni siquiera a sus propios seguidores. Tienen una personalidad totalitaria, además del egoísmo marcado combinado con la impiedad y carencia de humildad.
8. Las personas afectadas con el Síndrome de Hubris suelen perder contacto con la realidad, padecen un aislamiento progresivo, y actúa con imprudencia e impulsividad. El régimen Ortega-Murillo degrada las instituciones en un intento desesperado de mantenerse en el poder. Sin embargo, las medidas arbitrarias y antidemocráticas los desacreditan cada vez más tanto a nivel nacional e internacional.
9. Cuando los Ortega-Murillo comenzaron a perder poder a partir de abril del 2018, también empezaron a frustrarse sus sueños de permanecer en el mando indefinidamente. Desde ese momento, la pareja presidencial comenzó a mostrar ira, enfado y malestar, y a cometer errores políticos estratégicos. No pudieron dar un paso hacia atrás y reconocer sus fallas. Los desaciertos políticos ocurrieron cuando su poder tocó techo, pues se negaron a reconocer que ya no tenían el mismo control socio-político que antes de abril 2018.
10. Las personas que padecen el Síndrome de Hubris tienen excesiva soberbia y arrogancia, y sufren de la intoxicación del poder, con una exagerada confianza que los lleva a despreciar a las otras personas u opiniones, y a actuar en contra del sentido común.
11. Un caso evidente es la protesta social de abril de 2018, que ellos llaman “intento de golpe de estado”. Ellos, sin aceptar la realidad, lanzaron a los paramilitares, policías y militares a reprimir las manifestaciones de los autoconvocados, con la orden “vamos con todo”. Uno de los problemas de la intoxicación del poder es que no reconocen los problemas sociales, ni siquiera se dan cuenta del malestar subterráneo en la población, y están tan en su mundo, que no hacen caso de nada ni a nadie.
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12. Las personas con adicción al poder, no solo no reconocen los verdaderos problemas del país, sino que su vida gira en torno a conservar el poder, con pensamientos obsesivos y con tendencia al aislamiento de la realidad nacional. Tienen una ambición desmedida que usan en su propio beneficio, lo cual se vuelve muy perjudicial para el país.
13. A veces, los ciudadanos “de a pie” se dejan engatusar por la sonora pomposidad de las ideologías vacías. Ahí está el timo del gobierno de mantener un discurso cotidiano ajeno a la realidad, vendiendo ilusiones. Detrás de esas palabras prestigiadas por la propaganda gubernamental, el régimen Ortega-Murillo esconde los más formidables, turbios y abyectos intereses económicos.
14. La represión, las torturas, las violaciones y los asesinatos han tenido un impacto demoledor entre la población que se alejan de la base social del gobierno. Hay una responsabilidad sistémica de encubrimiento global de parte del gobierno, que comprende al presidente, vicepresidenta, ministros, magistrados, jueces, policías, miembros del Consejo del Poder Ciudadano, etcétera.
15. Esas ansias de poder impiden aceptar la realidad que todo en la vida tiene un principio y un fin, cosa que la pareja Ortega-Murillo no saben admitir, una vez que la realidad sociopolítica les indica que su poder ya ha acabado, y tienen que dejar paso a otros. Es evidente que Ortega y Murillo padecen la enfermedad del Síndrome de Hubris.