Tras encarcelamiento y exilio, la Iglesia Católica se enfrentara a la confiscación de sus bienes
Si la dictadura sandinista replica fielmente las tácticas empleadas por el régimen cubano, cabe esperar un aumento en la detención, el exilio y la confiscación de diversas iglesias. Hasta el momento, la respuesta de los líderes religiosos ha sido adoptar una postura de paciencia, enfrentando la represión con fe y esperanza en días mejores
Miguel Mora
Si por las vísperas se devela el día, la persecución contra la Iglesia Católica en Nicaragua tiene antecedentes recientes; primero, la persecución que el FSLN impulsó en los años 80, tras el derrocamiento de la dictadura somocista.
Ahora, observamos cómo Daniel Ortega retoma esta persecución, intensificándola y prácticamente emulando el modelo cubano en este asunto. Así, es propicio mirarse en el espejo de la historia, anticipándonos a lo que se avecina en los próximos meses en el segundo capítulo de los sandinistas contra de las iglesias en Nicaragua.
¿Qué pasó en Cuba y qué pasará en Nicaragua?
La relación entre Cuba y la Iglesia Católica ha experimentado varios cambios a lo largo de los años, especialmente bajo el régimen comunista liderado por Fidel Castro. Durante los primeros años de la Revolución Cubana en la década de 1960, hubo tensiones entre el gobierno comunista y la Iglesia Católica.
En los primeros años de la revolución, se implementaron medidas que limitaron la influencia de la Iglesia en la sociedad cubana. Hubo confiscación de propiedades de la Iglesia, expulsión de algunos sacerdotes extranjeros y restricciones en las actividades religiosas. La educación religiosa también fue limitada en las escuelas.
En este aspecto, los sandinistas van más allá: no solo expulsan a los sacerdotes extranjeros, sino también a los nacidos en Nicaragua, imponiendo un bozal al resto para evitar cualquier palabra de protesta, bajo la amenaza de correr la misma suerte.
Sin embargo, a medida que pasó el tiempo, hubo cierta relajación en la actitud del gobierno cubano hacia la Iglesia. En la década de 1990, con la caída del bloque comunista y las dificultades económicas en Cuba, se produjo un cambio y se permitió una mayor participación de la Iglesia en la sociedad.
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El Papa Juan Pablo II visitó Cuba en 1998, lo que marcó un hito en las relaciones entre el gobierno cubano y la Iglesia Católica.
En general, aunque ha habido períodos de tensión y restricciones, también ha habido momentos de mayor apertura y cooperación entre el gobierno cubano y la Iglesia Católica a lo largo de los años.
Las expulsiones se llevaron a cabo como parte de las medidas adoptadas por el gobierno para limitar la influencia de la Iglesia Católica en la sociedad cubana.
Dictadura quiere iglesia a su medida
En Nicaragua, el dictador no tolera que todas las semanas grupos de católicos se congreguen en sus iglesias bajo la dirección de sacerdotes, monseñores y obispos que le son contrarios. La reunión de mucha gente, en numerosas ocasiones fuera de su control, representa un peligro para los intereses de control absoluto del sistema dictatorial sandinista. Así que se disponen a moldear una “iglesia” a su medida para que los “adoren”.
La expulsión sistemática de líderes religiosos, misioneros de órdenes católicas y sacerdotes críticos. Con la dictadura supone un intento de descabezar a la comunidad católica, con la intención de colocar líderes afines a los intereses de la dinastía sandinista, incluso buscando alinear al clero de Roma con dicha perspectiva.
En su momento en el caso de Cuba los argumentos detrás de estas expulsiones estaban relacionados con la percepción de que la Iglesia representaba una institución contraria a los principios revolucionarios y socialistas del gobierno.
Algunos de los motivos específicos que llevaron a las expulsiones incluyeron la oposición del gobierno a la participación de la Iglesia en asuntos políticos y sociales, así como la percepción de que la Iglesia representaba una influencia extranjera, ya que algunos sacerdotes expulsados eran de nacionalidad extranjera.
¿Ve usted alguna similitud con los argumentos de Ortega y Murillo para justificar la persecución religiosa?.
Además, se tomó la medida de confiscar propiedades de la Iglesia como parte de un proceso más amplio de nacionalización de propiedades.
Los argumentos dados por el gobierno cubano para la confiscación de propiedades de la Iglesia Católica estaban en línea con la ideología socialista y comunista.
Algunas de las justificaciones incluyeron:
1. Lucha contra el imperialismo: El gobierno cubano veía a la Iglesia como una institución que, en algunos casos, estaba vinculada a poderes extranjeros, y la nacionalización de propiedades era parte de la lucha contra lo que consideraban influencia imperialista.
2. Redistribución de la riqueza: La ideología socialista aboga por la redistribución de la riqueza para lograr una mayor igualdad social. En este contexto, la confiscación de propiedades, incluidas las de la Iglesia, se presentaba como una medida para redistribuir la riqueza y eliminar las desigualdades. Premisa que nunca se cumplió. Lo que se dio fue una redistribución de la pobreza. Hoy Cuba se cae a pedazos.
3. Eliminación de instituciones consideradas contrarrevolucionarias: En los primeros años de la Revolución Cubana, se tomó la medida de eliminar o limitar la influencia de instituciones que se consideraban contrarrevolucionarias o contrarias a los principios socialistas. En este contexto, la Iglesia Católica fue percibida como una institución que podía representar una resistencia a la revolución.
En la concreta la confiscación a los católicos ya inició. Una se sus principales manifestaciones fue la confiscación de la Universidad Centroamericana UCA y diversos colegios católicos. Está por verse si se atreven a confiscar los templos y catedrales.
Es importante señalar que estas confiscaciones de propiedades afectaron no solo a la Iglesia Católica, sino a diversas instituciones y propiedades privadas en Cuba como se va perfilando nuevamente en Nicaragua.
El caso de los evangélicos
La relación del régimen comunista cubano con la Iglesia protestante ha experimentado variaciones a lo largo de los años y ha sido influenciada por diversos factores, incluidos los cambios en la política gubernamental y las dinámicas sociales.
Durante los primeros años de la revolución cubana en la década de 1960, se aplicaron medidas que afectaron a todas las instituciones religiosas, independientemente de su afiliación.
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Sin embargo, a medida que pasaron los años y se produjeron cambios en la política, hubo una cierta apertura hacia las instituciones religiosas, incluidas las protestantes.
Es importante destacar que, a pesar de los desafíos iniciales, ha habido momentos de colaboración y diálogo entre el gobierno cubano y líderes de la Iglesia protestante en Cuba.
La relación ha sido dinámica y ha respondido a cambios en la política y la sociedad cubana a lo largo del tiempo.
Después de las expulsiones y la confiscación de bienes durante los primeros años del régimen comunista en Cuba, el gobierno llevó a cabo varias acciones para limitar la influencia de la Iglesia Católica en la sociedad cubana.
Algunas de estas acciones incluyeron:
1. Restricciones en la educación religiosa: Se implementaron medidas para limitar la presencia de la educación religiosa en las escuelas. La educación religiosa fue reducida en el sistema educativo cubano como parte de los esfuerzos para promover una visión más secular y socialista de la educación.
2. Control sobre la participación en asuntos políticos: Se impuso un control sobre la participación de la Iglesia en asuntos políticos. La Iglesia fue desalentada de involucrarse en actividades que pudieran ser consideradas contrarrevolucionarias o que desafiaran la ideología socialista del gobierno.
3. Limitación de la influencia en los medios de comunicación: Se aplicaron restricciones a la presencia de la Iglesia Católica en los medios de comunicación. La difusión de mensajes religiosos a través de los medios fue regulada para evitar una mayor influencia de la Iglesia en la opinión pública.
4. Control sobre las actividades pastorales: Aunque con el tiempo se permitió una mayor apertura y cooperación, especialmente a partir de la década de 1990, inicialmente se controlaron y limitaron las actividades pastorales de la Iglesia Católica. Se buscó evitar que la Iglesia se convirtiera en un centro de oposición al gobierno.
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Si la dictadura sandinista replica fielmente las tácticas empleadas por el régimen cubano, cabe esperar un aumento en la detención, el exilio y la confiscación de diversas iglesias. Hasta el momento, la respuesta de los líderes religiosos ha sido adoptar una postura de paciencia, enfrentando la represión con fe y esperanza en días mejores.
Contemplar a nuestros pastores en libertad y seguros nos llena de alegría, pero al mismo tiempo nos deja un gusto amargo de exilio, injusticia y la sensación de que, por el momento, el malvado tiene la ventaja en este juego.
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