Abismo de Corrupción: El Descenso de Nicaragua en la Sombra del Poder

La situación de Nicaragua en el Índice de Percepción de Corrupción nunca ha sido favorable. Desde 2012, el país ha experimentado un declive pronunciado, pasando de 29 puntos —ya en un nivel de alta corrupción— a 17
Félix Maradiaga
Enero 30, 2024 12:30 PM
Félix Maradiaga, presidente de Fundación para la Libertad de Nicaragua. • Foto: 100% Noticias

Toda tiranía hiere el alma de una nación, pero la corrupción que la acompaña corroe sus fundamentos, convirtiendo la herida en una cicatriz perpetua en el corazón de su pueblo. Es así, porque además de la falta de libertades y los graves abusos a los derechos humanos, la corrupción enriquece a la élite de opresores y sus aliados, y afecta doblemente a la ciudadanía, no sólo en sus derechos fundamentales, sino en sus posibilidades de bienestar material. Es por esa razón que el hecho de que la dictadura sandinista de Daniel Ortega esté entre las más corruptas del mundo, debe ser motivo de alarma y exigir mayor sentido de urgencia de parte de la comunidad internacional y de todas las personas de buena voluntad que luchan por la libertad de Nicaragua.

Esta semana conocimos los resultados del Índice de Percepción de Corrupción del año (IPC) 2023.  El IPC revela una preocupante tendencia global en la cual la corrupción florece en todo el mundo. Este índice, que clasifica a 180 países y territorios por sus niveles percibidos de corrupción en el sector público, oscila entre 0 (altamente corrupto) y 100 (muy limpio). El IPC es la clasificación de corrupción global más utilizada a nivel mundial y mide la percepción de corrupción en el sector público de cada país, según expertos y empresarios. Recuerdo que durante mi gestión al frente del Instituto de Estudios Estratégicos y Políticas Públicas (IEEPP), se nos consultaba para la elaboración de este índice y los resultados nacionales eran preocupantes. Además, era obvio que la dictadura quería silenciar a todas las organizaciones que como el IEEPP y otras, trabajábamos para alertar el mundo sobre los altos índices de corrupción en Nicaragua y en otros países de la región. No resulta extraño que en el 2018 el IEEPP fue una de las primeras organizaciones académicas y de sociedad civil, en ser cerradas arbitrariamente por la dictadura.

La situación de Nicaragua en el IPC nunca ha sido favorable. Desde 2012, el país ha experimentado un declive pronunciado, pasando de 29 puntos —ya en un nivel de alta corrupción— a 17, lo que lo coloca cerca del fondo de la lista mundial. Este declive está en consonancia con otros índices; por ejemplo, el informe Freedom in the World de Freedom House también destacó que, en 2023, Nicaragua y Libia experimentaron las caídas más significativas en cuanto a libertades en todo el planeta.

En cuanto a América Latina, el panorama no es optimista, y los puntajes de Nicaragua junto con Venezuela y Haití, son desastrosos. Con dos tercios de los países de la región puntuando por debajo de 50 en el IPC, las Américas enfrentan retos considerables contra la corrupción. La falta de independencia judicial es uno de los principales problemas que socava el estado de derecho y promueve la impunidad de poderosos y criminales en detrimento del pueblo y el bien común. Solo dos países de la región, Guyana (puntuación IPC: 40) y República Dominicana (35), han mejorado su puntaje en la última década. Todos los demás han estancado o empeorado significativamente.

Canadá (76) y Uruguay (73) lideran el ranking regional con sistemas más robustos de pesos y contrapesos. Venezuela (13), Haití (17) y Nicaragua (17) tienen los puntajes más bajos, con una impunidad generalizada y una completa falta de independencia judicial. Solo Venezuela tiene un puntaje peor que Nicaragua.

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Los mejores puntajes los ostentan Canadá, Uruguay, Barbados y Estados Unidos. La posición de Nicaragua en este índice no es solo un número; es un reflejo de una realidad política y social que afecta directamente la calidad de vida de sus ciudadanos y el desarrollo sostenible del país. Es imperativo que la comunidad internacional, así como los actores nacionales comprometidos con la transparencia y la justicia, intensifiquen sus esfuerzos para revertir esta tendencia y apoyar al pueblo nicaragüense en su lucha contra la corrupción y por la recuperación de sus libertades fundamentales. Aunque la corrupción intente oscurecer el horizonte, cada acto de integridad y de resistencia, es como una luz en el camino para el futuro por el que debemos luchar. Un future de libertad, y de transparencia con justicia. 

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