Relaciones Panamá-Nicaragua: ¿Cambiará Mulino el Curso Diplomático?
Aunque muchos analistas, incluido yo, consideran que Mulino no es Martinelli, persiste la expectativa de que protegerá a su aliado, quizás otorgándole un indulto o facilitando su escape a Nicaragua. Sin embargo, es poco probable que Mulino busque una alianza cercana con el régimen de Daniel Ortega
Félix Maradiaga
La elección de José Raúl Mulino como presidente de Panamá, con un 34,42% de los votos, marca un momento decisivo en la política del país. Mulino, indiscutiblemente el hombre de confianza del expresidente Ricardo Martinelli, asume el cargo en un contexto político cargado de controversias y especulaciones debido a su cercanía con Martinelli, quien enfrenta acusaciones de corrupción y disfruta de protección del dictador nicaragüense Daniel Ortega a través de la embajada de Nicaragua en Panamá.
Es evidente que la sombra de Martinelli será una constante durante el mandato de Mulino. A pesar de estar inhabilitado políticamente y condenado a diez años de prisión por blanqueo de capitales, Martinelli mantiene una alta popularidad, un factor que sin duda influyó en el triunfo electoral de Mulino. Ahora, el nuevo presidente enfrenta el desafío de gobernar Panamá mientras se despejan las dudas sobre su independencia política y su capacidad para distanciarse de los escándalos de su predecesor.
Aunque muchos analistas, incluido yo, consideran que Mulino no es Martinelli, persiste la expectativa de que protegerá a su aliado, quizás otorgándole un indulto o facilitando su escape a Nicaragua. Sin embargo, es poco probable que Mulino busque una alianza cercana con el régimen de Daniel Ortega.
Mulino es un político experimentado y sabe que Ortega es un paria en América Latina y el mundo. Con excepción de los regímenes más tiránicos del mundo como Rusia, China, Corea del Norte, Cuba, Irán o Bielorrusia, ningún gobierno democrático occidental considera al dictador nicaragüense como un actor con el cual se deban asociar cercanamente.
Nada en los antecedentes de Mulino indica que haya una política exterior de Panamá que haga de Ortega aliado cercano. Panamá es una democracia que cuida mucho su posición en el sistema interamericano, por lo que seguramente habrá un manejo cuidadoso de la relación con Ortega sin caer en una alianza política.
Mulino, un abogado de 64 años, cuyo último cargo en política fue ser exministro de Seguridad del gobierno de Ricardo Martinelli (2009-2014), es conocido por su buena relación con Estados Unidos, un país que ve con recelo cualquier acercamiento a figuras como Ortega.
En cuanto a las políticas internas, se especula que Mulino podría adoptar una postura más estricta en temas migratorios, especialmente hacia los disidentes nicaragüenses exiliados en Panamá. También considero improbable que el Mulino adopte un enfoque migratorio hostil específicamente dirigido hacia los nicaragüenses. No obstante, su historial como ministro sugiere una posible rigidez en la política migratoria en general, lo que podría afectar a todos los grupos de refugiados y migrantes en Panamá, sin necesariamente apuntar específicamente a los nicaragüenses.
Finalmente, aquellos que conocen a Mulino lo describen como un político pragmático, hábil e independiente, lo que sugiere que cualquier intento de Martinelli por manipularlo desde las sombras no será tarea fácil. Este nuevo capítulo en la política panameña, liderado por Mulino, estará lleno de retos y requerirá una sociedad civil panameña vigilante para asegurar que su gobierno pueda marcar una verdadera diferencia de los errores de Martinelli.
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