Yoel Ibzan Sandino: La negación de la izquierda para evitar el rechazo social en Nicaragua

A ciencia cierta, nadie sabe de dónde exactamente surgió la narrativa de que la lucha azul y blanco no es de izquierda ni derecha, pero ciertamente dicha narrativa solo beneficia a un bando: al sandinismo disidente
Yoel Ibzan Sandino
Junio 27, 2024 06:06 PM
Yoel Ibzan Sandino, excarcelado político del grupo de los 222. • Foto: Cortesía

Una de las inclinaciones más comunes dentro de la izquierda ideológica es la negación. Existen varios ejemplos contemporáneos de esta negación estratégica que utilizan los agentes de la izquierda ideológica para esconder sus verdaderas intenciones y naturaleza, y así evitar una negativa popular hacia ellos.

Esto ocurre porque los agentes políticos del marxismo cultural entienden que sus posturas son radicales y necesarias para "el bien mayor", pero en el proceso tratan de evitar la mayor cantidad de obstáculos posibles en el camino hacia la obtención de sus objetivos políticos (entre estos posibles obstáculos están el rechazo popular y la contraofensiva natural de la derecha política) para poder imponer sus agendas sin relativa resistencia.

Es el patrón que algunos, por astucia y otros, por ingenuidad, han estado siguiendo en la oposición nicaragüense desde el año 2018. A ciencia cierta, nadie sabe de dónde exactamente surgió la narrativa de que la lucha azul y blanco no es de izquierda ni derecha, pero ciertamente dicha narrativa solo beneficia a un bando: al sandinismo disidente, que, a pesar de insistir en la idea de que esta lucha no es ideológica, también insiste en su agenda política particular que contiene un evidente carácter dogmático de izquierda, que además pretende imponer en todos los espacios de la oposición a modo de corrección política, mientras le niega a los demás el derecho de proponer basados en sus propias ideologías o ideales bajo la premisa de que "la lucha azul y blanco no es de izquierda ni de derecha".

Es como el ambientalista multimillonario que condena a todos los demás por usar automóviles de gasolina y contaminar el aire, pero con sus aviones privados consume el triple de gasolina que el ciudadano promedio. Es una estrategia clara desde la idea de negar a todos los demás lo que solo yo puedo hacer, pero a la vez negando que lo hago. Creo que es hora de que los que no coincidimos con la línea ideológica de estos individuos dejemos el temor a la condena popular de lado y revelemos a todos nuestra verdadera naturaleza ideológica, que es natural en la política y que no debe ser satanizada.

Es hora de dar la cara por lo que creemos e insistir públicamente en nuestras ideas, sin miedo al rechazo que algunos puedan mostrar. De todas maneras, el rechazo es inevitable y también es natural. Pero ojo, así como algunos nos rechazarán, otros se unirán a nuestra causa, incluida una gran cantidad de nicaragüenses que sienten repugnancia hacia el sandinismo y sus derivados.

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