Juan Sebastián Chamorro: El virus en tiempos de locos

Artículo de opinión
Juan Sebastián Chamorro
Marzo 16, 2020 05:06 PM

Si hay una novela dedicada al amor que deja huella es, “El amor en los tiempos del cólera”. Para mí, es la obra de Gabo que más me impactó. Simple y lineal, se basa en el amor entre Florentino Ariza, hijo ilegítimo de un acaudalado empresario y Fermina Daza, una dama de sociedad que para escalar rechaza a Florentino y se casa, sin amarlo, con el doctor Juvenal Urbino. El doctor tenía una gran compasión por los pobres y ayudó a erradicar el cólera de su pueblo. Al final de la novela, 50 años después y tras la muerte de Urbino, que se cae al perseguir al loro de Fermina, los enamorados se reencuentran para compartir amorosamente el final de sus vidas.

Pero en Nicaragua, el realismo mágico de Gabo se queda chiquito, ante la absurdez exhibida por el régimen ante la amenaza inminente del coronavirus.

Como ya es costumbre, para su propaganda barata, la dictadura utiliza frases o canciones copiadas del arte universal. Primero, en sus campañas se fusilaron canciones de los Beatles y ahora la delirante idea de “Amor en tiempos del COVID-19.”

 

En primer lugar, se hubieran buscado un título más original. Como no daba crédito a lo que leía, me tome la molestia de torturarme viendo el Canal 6, Nicaragüense por gracia de Dios (de nuevo, que originalidad de slogan). Emocionado, un comentarista vitriólico explicaba el motivo de la monumental marcha de amor y solidaridad con los pueblos, familia y hermanos: si la persona está estresada, es más propensa a contraer el virus y por lo tanto, a bailar alegre. Acto seguido, una banda de tercera canta, “Baila que baila la cumbia” mientras las cámaras enfocan a unas personas bailando, pañuelo rojinegro al cuello, niños, niñas, personas de la tercera edad, todos ahí exhibiendo lo bajo que puede caer la dictadura para manipular a la gente.

Algunos minutos antes, en la marcha, un bufón gritando, “así como vencimos a los enemigos, así venceremos a este virus” y “nuestros enemigos, quieren que venga el virus a Nicaragua”.

La epidemia no entiende de ideologías. Este hubiera sido un buen momento para juntarnos. Lo lógico hubiera sido que tanto el régimen como la oposición abogaran juntos por medidas para resguardar a la población. Que todos los nicaragüenses unidos enfrentáramos este inminente mal, que sí hace diferencias en contra de los adultos mayores y los más vulnerables

En lugar de tomar medidas preventivas, el régimen se está encargado de politizar el asunto diciendo que los “golpistas quieren que venga la enfermedad a Nicaragua.”

Lo anterior queda en evidencia con la información divulgada por el Sistema de Integración Centroamericana (SICA), del cual Nicaragua es parte y por lo tanto no puede catalogar de parcializado.
Según el organismo regional, somos el país que menos medidas ha tomado. De las siete recomendaciones emitidas para sus países miembros, Nicaragua sólo ha ejecutado dos

Y yo diría que solo una, porque la primera medida, está relacionada a los controles epidemiológicos en fronteras, y según evidencia presentada por personas que ingresaron recientemente al país procedentes de Europa, no lo están haciendo bien. Quizás por eso, un país europeo aconsejó a sus connacionales que se encuentren en Nicaragua, que mejor se jalen. Prefieren que regresen al epicentro de la pandemia, porque aquí no hay forma de que te atiendan como allá.

El régimen está politizando el tema del virus por dos razones. La primera es porque le vale madre la salud del pueblo. Mandarlos a marchar es una clara evidencia de ese desprecio. Le vale madre la salud humana, por eso manda a enfermeras a encaramarse en tarimas a hacer el ridículo, como si de fiesta hípica se tratara. Trabajadoras de la salud ridiculizadas, bailando cumbias, mostrando letreros sobre el lavado y supuestos enfermos en camas de hospital amarradas en la plataforma de una rastra. Estas camas se necesitan en los hospitales, no en el circo.

Las imágenes de la marcha por el amor, le están dando la vuelta al mundo y dejando al descubierto la locura que nos gobierna. No quiero pensar cómo lo están tomando los familiares de más de 5 mil muertos que hasta ahora ha provocado la COVID-19, en el mundo, al ver que hacen guasa de su sufrimiento. Ojalá aquí no muera nadie, porque si ocurre, ahí estarán las imágenes del buen gobierno y de su plan de prevención. Plan cirquero y mágico, pero de magia perversa. Si eso no es exponer personas al peligro, que alguien me diga qué es.

La segunda razón para politizar la pandemia es el miedo. Pero no es el temor a que se enferme la gente o a que mueran muchos. No. Es el miedo a que los opositores utilicemos políticamente el tema. Es decir que el mal manejo de un problema de salud pública tan peligroso provoque tanto desconté social que se convierta en un nuevo OcupaINSS u otro Indio Maíz. Como si nosotros fuéramos como ellos. Sólo a una mente retorcida se le puede ocurrir jugar con algo tan serio. Que nos pondría en peligro a todos, sandinistas y no sandinistas.

Lo ocurrido el fin de semana, en el circo de la marcha, la inacción del régimen y el plan de atacar a la oposición, encuentran su origen en el profundo miedo de ellos mismos. Es pánico a que la gente los termine aborreciendo aún más por su soberbia y deseo de poder a toda costa. Incluso a costa de la salud de la gente.

Lo que hemos hecho los opositores es recoger todas las recomendaciones que están brindando los expertos, para transmitirlas a la población. Enfatizando las prácticas de higiene y el aislamiento social. Por eso vamos a suspender las pocas actividades de aglomeración que permite la represión. Promoveremos la protección de los adultos mayores, la desinfección de las superficies, y seguiremos recordando al régimen que tiene obligación de velar por la salud de la población. Eso es lo que están haciendo los Gobiernos responsables, no como el de aquí, que hasta esto quiere politizar.

Finalmente, recomiendo al régimen que si va a usurpar el título de la obra de Gabo, al menos, siga las recomendaciones del doctor Juvenal Urbino, quien aplicando sus conocimientos médicos adquiridos en Francia, logró detener el cólera. Urbino implementó medidas muy similares a las recomendadas actualmente, entre otras, evitar el gentío bailando cumbias.

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