Operación Guardabarranco, el vuelo de la libertad y destierro de los 222 presos políticos nicaragüenses

Cuando el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo decidió desterrar a los presos políticos, lo comunicó al Departamento de Estado de Estados Unidos, que a su vez buscó el apoyo de la diáspora y de algunas organizaciones como Raza e Igualdad, la que participó en la logística sin saber quiénes eran las personas que llegarían.

En 100% Superchat, conversamos con Carlos Quesada, de Raza e Igualdad, quien relató que recibieron una solicitud del Departamento de Estado sobre la posibilidad de ayudar a una cantidad que en su momento eran alrededor de 230 personas que venían de América Latina y habían sido víctimas de violaciones a los derechos humanos.

“Nosotros hemos venido trabajando en Nicaragua desde hace muchos años. No sabíamos en realidad que eran los presos políticos, hasta el jueves nos enteramos que venían eran los hermanos nicaragüenses, lo cual fue una alegría. Ya se imaginarán toda la logística que implicó”, resaltó Quesada.

Asimismo, dijo que tuvieron que emplearse a fondo, porque son una organización pequeña, con tan solo 15 personas en Washington.

“Empezamos a organizarnos. Tuvimos que comprar teléfonos celulares, tuvimos que comprar abrigos, también sacar el dinero para la asistencia económica, comprar los tiquetes de avión, toda esa semana paramos los trabajos que hacemos en Raza e Igualdad para dedicarnos a esto”, señaló.

Lea más: Blinken se reúne con algunos de los nicaragüenses expulsados a EEUU

Asimismo, reveló que, a lo interno, llamaron Operación Guardabarranco a todo el proceso de logística, porque ellos, junto a otros organismos, han llevado a cabo una campaña en pro de la liberación de los presos políticos y el símbolo de esta es un pájaro guardabarranco que rompe las cadenas.

Quesada dijo que la experiencia valió la pena, porque vivieron momentos emotivos que lo llevaron a llorar.

 “No me da vergüenza decirlo que lloré muchísimo de la alegría, estaba muy contento de ver gente con quién veníamos trabajando, como Miguel Mora y mucha otra gente que habíamos conocido antes, gente que se había manifestado después de la liberación y que fue encarcelada, fue emocionante creo que valió todos los días sin sueño y no termina el 9 ni el 10 terminó casi dos semanas”, prosiguió.

Ellos han representado a varios presos políticos a los que solo conocían en el expediente y fue con el destierro que pudieron conocerlos, entre ellos Juan Sebastián Chamorro.

Raza e Igualdad también participó en la fase de reubicación de las personas, porque son una ONG humanitaria, cuyo trabajo es de defensa y protección de los derechos humanos.

La comunicación de los desterrados con su familia

Uno de los momentos más emotivos, dijo Quesada, fue cuando les entregaron los teléfonos celulares a los desterrados y empezaron a comunicarse con sus familias.

“Fue bastante emocionante y fue una de las tantas veces que lloré, la noche del 9 de febrero, cuando todo el mundo se estaba comunicando con sus familiares de Nicaragua o en Estados Unidos. Eso parecía el Mercado Oriental, era un escándalo, escándalo y llantos por todos lados.  Cuando uno trabaja en derechos humanos está acostumbrado a ver muchas cosas negativas pero este momento en realidad fue algo diferente y va a quedar marcado siempre en mi mente la felicidad de las personas hablando con sus familiares”, resaltó.

Por otro lado, Quesada resaltó que esa liberación es agridulce, porque si bien los 222 están libres, recibieron un golpe duro que fue el despojo de su nacionalidad, condenados a estar lejos de sus familias.

También adelantó que van a continuar trabajando por la liberación de los presos políticos que quedan en las cárceles de la dictadura, porque para ellos los prisioneros políticos son todos iguales. “No vamos a descansar hasta que la última persona presa por motivos políticos salga de Nicaragua”, resaltó.

Continúan documentando violaciones a DDHH 

Carlos Quesada reconoció la importancia de que España, Colombia, Chile, Argentina y Ecuador hayan ofrecido su nacionalidad a los apátridas, que en total son 317, porque asegura que es un mensaje fuerte para la dictadura Ortega Murillo.

“Ese gesto de los distintos países es importantísimo y lo que ha pasado dentro de los Estados Americanos es un mensaje al régimen. No solamente le están diciendo lo que ustedes están haciendo está mal, sino que también le dicen no compartimos lo que ustedes están haciendo, yo creo que ese gesto humanitario tiene también connotación política muy importante y es especialmente de países como Colombia y como Chile, que son países de izquierda. El régimen continúa aislado cada vez más”, enfatizó el representante de Raza e Igualdad.

Por otro lado, dijo que ellos siguen documentando las violaciones a derechos fundamentales como el de la libertad de credo y de expresión, así como el hecho mismo de despatriar y confiscar a quienes no comparten la mística de la dictadura.

“Las medidas que han tomado llevan a la violación de otros derechos, el hecho de quitarle la nacionalidad a las personas y confiscar bienes va en contra del derecho a la nacionalidad, a la propiedad privada, ellos continúan violando los derechos y se le van acumulando. Estamos contra la impunidad, así que lo que tenemos que hacer es actualizar a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos estos nuevos acontecimientos del régimen Ortega Murillo”, apunta.

Finalmente, indicó que es importante que la comunidad internacional continúe presionando con más sanciones, para que la dictadura no continúe violando los derechos de los nicaragüenses.

“Los organismos financieros internacionales, el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo y el Fondo Monetario Internacional tienen que revisar las prácticas de cómo prestan dinero a Nicaragua, todas estas organizaciones, especialmente el Banco Interamericano de Desarrollo y el Banco Mundial tienen cláusulas de derechos humanos que tienen que ser respetadas antes de que se den préstamos o sea no hay que tener, con todo respeto, dos dedos de cerebro para darse cuenta ha violado todas las cláusulas de derechos humanos”, insistió.