Kevin Solís: su verdugo en la cárcel lo despidió con una sonrisa, como si nunca lo hubiese torturado

Este joven sufrió la crueldad de que le arrancaran las uñas, le daban palizas inclementes y le dijeron que solo saldría muerto. Sin embargo, ahora está en EEUU, donde ya encontró trabajo y pudo ver a su niña de 4 años
Redacción San José
Marzo 02, 2023 01:00 PM
Kevin Solís volvió a ver a su hija después de tres años como preso político. • Foto: Cortesía

Tras 1093 días en las celdas de máxima seguridad en el Sistema Penitenciario de Tipitapa, de torturas tan crueles como arrancarle las uñas y de palizas incontables, el joven Kevin Solís no es el mismo de antes, sin embargo, su amor por Nicaragua sigue intacto y su corazón no guarda rencor ni siquiera contra Roberto Guevara, el director de las celdas de máxima seguridad en el penal, quien fue su verdugo perpetuo.

“Este cambio es radical, es difícil de asimilar, es bastante difícil reintegrarse después de estar, como tú dijiste, tres años en prisión. Es un nuevo mundo, empezando un nuevo camino tratando de buscar mi relación espiritual con Dios, mantenerla, ya tengo empleo gracias a Dios y es una victoria”, comparte Solís quien en menos de un mes ya tiene empleo en Estados Unidos.

Al preguntarle cómo puede describir estos años de encierro al que fue sometido por la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo, él no titubeó y empleó la palabra dolor.

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“Dolió cada uno de esos días, me dolió como no tienes idea, me rompían el corazón y llegó el momento de perder esperanza total, fueron momentos muy difíciles, pero el 2022 fue el peor año de mi vida, fue el año donde más dolor sentí física y psicológicamente, pues llegué a sentirme tan solo que toqué fondo emocionalmente”, relató en entrevista con 100% Noticias. 

Con la voz entrecortada, señaló que Roberto Guevara, el director de máxima seguridad fue su verdugo de siempre y le decía que él le podía quebrar el espíritu a la hora que él quisiera.

“Yo te quiebro cuando yo quiera, te quiebro el espíritu cuando yo quiera y yo lo retaba y le decía no, pero hoy puedo decir que sí lo logró, el hombre me logró quebrar, me quebró como nunca pensé que me iba a sentir  y llegué a creer que era basura, como ellos me decían, pero también te puedo decir que en esos años hay otra palabra importante y es fe, fe en Dios”, describió.

Haberse aferrado a Dios lo mantuvo de pie, “la fe me mantuvo cada día, yo me sorprendo de que no quedé loco, fueron tres años solo en una celda y Dios estuvo ahí, escuché la voz de Dios y decía no estás solo, yo estoy aquí y hasta que aprendí a aceptar la voluntad de Dios salí. Yo le pedí al señor dos días antes no que me dejara libre, sino que me ayudara a entender su voluntad y él abrió esas puertas que pensé que nunca se iban a abrir”.

Kevin pudo reencontrarse con su única hija, que ahora tiene 4 años, aunque todavía no están juntos. Asimismo, asegura que sigue exigiendo la liberación de los presos políticos que siguen en Nicaragua.

Torturas inhumanas

Kevin Solís fue secuestrado en febrero del 2020. Lo llevaron al nuevo Chipote y desde ese momento supo que venían tiempos difíciles, pues le pusieron una capucha y le dijeron que lo iban a desaparecer.

“Llamaban por teléfono y decían dónde lo llevamos, usted sabe dónde o a Auxilio Judicial, entonces decían a Auxilio Judicial, porque ya lo están llorando. Si nadie hubiese denunciado mi secuestro tal vez no estuviésemos hablando. A mí sí me trataron mal. El comisionado Pacheco me sacó a las 3 de la mañana poniéndome contra una pared mientras sacaba una manguera y me decía ‘te voy a sacar esa basura que tenés en el cerebro a punta de agua’”.

Pero eso no es todo, pues afirma que su estadía en máxima seguridad es lo peor que ha vivido: “Roberto Guevara me arrancó la uña de mi dedo, me arrancaba las uñas de los dedos, me dañó la retina de un ojo con un amansa bol y todo solo porque pensaba diferente”, relata visiblemente afectado.

Por otro lado, dice que trataba de ocultar sus heridas, para que su mamá no sufriera al verlo así,  “pero ella me decía quítate la camisa quiero ver y tenía hematomas en las costillas y ella decía te están matando, qué quieren hacerte y el director llegaba y le decía se cayó,  esa era la excusa de él y un día antes me estaba dando unas palizas que no las aguantaba”.

Sin embargo, el director después cambió el modo operandi y le daba las palizas después de las visitas.

“Las torturas eran del director de máxima seguridad, un tipo despiadado. Cada 15 días me golpeaba, él es un analfabeto emocional que demostraba su odio a nosotros y cuando queríamos promover una huelga para que se nos diera el derecho que todo el mundo tenía de hacer una llamada, él me sacaba, me amarraba y me dejaba engrilletado toda la noche. Me pegaba unas palizas y me decía vamos a ver si vas a seguir aguantando”, prosigue.

Kevin Solís confiesa que hay cosas que aún no puede contar porque no está preparado para hablar de ellas, pues son demasiado fuertes y afirma que también las vivieron otros presos políticos como Edward Lacayo.

Las secuelas de sus torturas son tales, que ahora que vive en libertad, en las madrugadas él escucha que se abre la puerta y se levanta pensando que llega su Verduga a sacarlo para torturarlo.

Su verdugo lo despidió con una sonrisa

A pesar de las amenazas y torturas, Kevin le contaba a su mamá todo lo que le hacían para que ella denunciara. En una de las palizas fuertes, para el 24 de diciembre de 2022, Edward Lacayo lo defendió, so pena de que también lo iban a golpear.

“Recibí amenazas directas del director de máxima seguridad, me lo dijo él personalmente un día que me sacó que de ahí no me iba a sacar el comandante y que solo podía salir muerto”, recuerda.

Sin embargo, ese mismo hombre se dio a la tarea de despedirlo del penal, con una sonrisa cínica y diciéndole que se cuidara.

“Roberto Guevara estaba esperándonos en una sala, yo ya sabía que íbamos libres, aunque no nos habían dicho nada, pero así nos liberaron la última. En ese momento quedé viendo a Guevara y solo se me acercó y sonrió, como si nunca me ha hecho nada, como que nada ha, pasado me puso la mano en el hombre y me dice cuídate y yo me sorprendí, porque ese tiempo el tipo se lo tomó personal conmigo y viene y me dice cuidate, con una gran sonrisa, una sonrisa que es verdaderamente cínica y descarada”, confesó.

Solís no discutió, pues no quería que le bloquearan su libertad, pero asegura que sintió la satisfacción de que “la voluntad de Dios es más pesada que su boca y aquí voy libre, te estoy demostrando que soy libre y que lo que vos dijiste no importó. Ese fue uno de los mejores momentos en esos tres años”.

A Kevin Solís, la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo lo acusó de robo agravado a un sandinista, pero asegura que no guarda rencor contra sus captores ni contra su verdugo, solo le pide a Dios por ellos, para que puedan convertirse y enderezar su senda.

Finalmente, asegura que nadie le puede quitar la nacionalidad, su sueño es volver a Nicaragua y beberse un pinol en El Crucero.

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