Sanciones internacionales no sacarán a Daniel Ortega del poder en Nicaragua, pero sí hostigan al régimen
Diferentes actores de la oposición en el exilio, que participan en San José, Costa Rica, de un Foro sobre las sanciones internacionales como medio para provocar cambios en regímenes autoritarios, concluyen que a pesar que estos mecanismos no buscan la caída de Daniel Ortega del poder en Nicaragua, pueden concebirse como herramientas para articular un plan que le devuelva la democracia a Nicaragua.
¿Realmente han funcionado las sanciones en Nicaragua?
Un grupo de asistentes al mencionado foro de las sanciones pudieron escuchar las voces de un panel que valoró el impacto de las medidas impuestas por Estados Unidos, la Unión Europea, y otros organismos internacionales, al régimen de Daniel Ortega.
El politólogo nicaragüense Manuel Orozco, por su parte señala que, en el área de las relaciones internacionales, el diseño de política exterior, así como la movilización internacional gira en torno de 5 factores, expuso en el Foro organizado por Expediente Abierto.
“Primero el actor que diseña políticas y estrategias debe tener definido con qué propósito necesita movilizarse; segundo, debe valorar cual es la respuesta proporcional que debe tener, tercero debe contar con un nivel de precisión del tipo de estrategia o instrumento que necesita utilizar para dar esa respuesta proporcional, en cuarto lugar, debe evaluar el riesgo de implementación de esa política y finalmente tener una probabilidad de éxito al aplicar dicha presión”, explica Orozco.
Sanciones son sólidas, pero no hay un seguimiento
El especialista afirma que la Ley Renacer por ejemplo, diseñada para sancionar al régimen de Ortega, se “convierte en un paquete muy exitoso y sólido, que reúne un mandato de parte del congreso de EEUU de una política exterior a Nicaragua, a ser implementada por la administración de Joe Biden.
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“El paquete tiene varias medidas: el primero es una revisión del tratado de libre comercio Cafta, también se refiere a actos de corrupción de parte de círculo de poder de Ortega, así como la implementación de sanciones a individuos que trabajan en función de la transgresión de los DDHH o al proceso electoral, además aborda los elementos relacionados con financiamiento externo, fundamentalmente el rol de organismos internacionales financieros”, destaca Orozco.
Otro aspecto de la ley Renacer es que orienta la importancia de investigar y analizar la injerencia rusa en Nicaragua, así como de la situación de la libertad de expresión en el país.
“Si hacemos un puntaje de estos siete elementos que contiene la ley, me da un resultado de 25 puntos en total, el cual es realmente muy bajísimo”, lamenta Orozco.
Nicaragua no es prioridad en radar de EEUU
Este bajo puntaje según Orozco se debe a que la administración de Biden no ha revisado muy bien el problema de la libertad de expresión en Nicaragua, tampoco ha habido una revisión exhaustiva del Cafta, entonces al hablar de presión de política exterior, tus instrumentos no solamente son una sanción, sino que hay una serie de elementos presión que empieza con el rendimiento de cuentas, según analiza el especialista.
Lo peor del caso es que los mismos organismos financieros que están llamados a pedir rendición de cuentas a Ortega, son los primeros en omitir estos pasos y continúan desembolsando obscenas sumas de dinero al régimen represor de Nicaragua.
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En resumen, Orozco plantea que hay cinco problemas que explican por qué efectividad o deficiencia de las sanciones que tiene que ver con varias cosas, entre ellas: La magnitud de los problemas mundiales es exageradamente altísima.
“En los años 80 había 36 conflictos internacionales, hoy en día esos 36 conflictos se cuentan solo en África, tenemos la guerra de Ucrania, la amenaza China que es real, entonces la capacidad del recurso humano en el Departamento de estado es exageradamente pesada”, explica Orozco.
Entonces, ¿Cómo se sale de esta situación?
“La principal prioridad debe ser tener conciencia de que necesitamos encontrar una reafirmación de los principios democráticos, creo que nos hemos olvidado de qué significa hablar de democracia y solo estamos pensando en cómo sacar a Ortega”, concluye Orozco.