Rosario Murillo ordena destitución del general Rigoberto Balladares, jefe de inteligencia del Ejército
En julio de 2024, la vicepresidenta sancionada Rosario Murillo ordenó la destitución del general de brigada Rigoberto Balladares Sandoval. Durante 14 años, Balladares había estado al frente de la Dirección de Información para la Defensa (DID), también conocida como el órgano de “Inteligencia Política” del Ejército de Nicaragua.
Esta acción fue reportada a través de dos fuentes cercanas al Ejército por el medio digital Confidencial,Confidencial, que revelaron que en el mes de junio se implementó una sanción temporal a Balladares mientras se realizaba una investigación para luego ser removido del cargo definitivamente.
Según las fuentes consultadas, la orden bajó directamente de Rosario Murillo al jefe del Ejército Julio César Avilés y fue ejecutada por los canales institucionales. Aunque aún no se ha oficializado el retiro de Balladares ni el nombramiento de su sucesor, el coronel Álvaro Peña Núñez.
“Las órdenes de retiro de los oficiales en el Ejército, usualmente, se anuncian en noviembre, a menos que se trate de un caso extraordinario, pero los cambios se ejecutan de acuerdo con las necesidades que el mando define”, explicó una de las fuentes al medio citado.
Según fuentes cercanas a Balladares, su lealtad política estaba dirigida a Daniel Ortega, no a Rosario Murillo. Esta es la primera vez que se conoce de un alto militar que es removido de su cargo debido a la intervención directa de Murillo.
Rigoberto Balladares, además de su carrera militar, también se graduó como abogado en la cancelada Universidad Centroamericana (UCA) y formaba parte del grupo guerrillero del FSLN en el Archipiélago de Solentiname en 1977.
Confidencial informó que al momento de su destitución, Rigoberto Balladares formaba parte de los 21 generales que, junto con el general Avilés, conforman el “tapón institucional” del Ejército.
Este grupo impide los ascensos en la carrera militar y, notablemente, Balladares es el primer alto militar removido de su cargo debido a la intervención directa de la vicepresidenta Murillo.
A Balladares se le relaciona con actividad de “espionaje político” durante la rebelión de 2018. La DID, según una investigación independiente realizada por un think tank centroamericano y citada por el medio Expediente Público, desempeñó un papel central como vehículo de inteligencia contra manifestantes y líderes de la oposición.