CETCAM analiza transición democrática de Nicaragua en 1990 y la que enfrenta Venezuela
“Ambos países (Venezuela y Nicaragua) comparten el infortunio de tener regímenes autocráticos que han sometido a sus pueblos a través de sistemas opresivos que diariamente cometen graves violaciones de los derechos humanos" indica el CETCAM
El Centro de Estudios Transdisciplinarios de Centroamérica (CETCAM), radicado en Costa Rica, sostiene que la transición nicaragüense de 1990, ofrece importantes lecciones para los procesos actuales que vive Venezuela y los resultados de sus más recientes elecciones.
Así lo indica el boletín Perspectivas Número 176, que publica de forma mensual la organización.
“Ambos países (Venezuela y Nicaragua) comparten el infortunio de tener regímenes autocráticos que han sometido a sus pueblos a través de sistemas opresivos que diariamente cometen graves violaciones de los derechos humanos; han provocado grandes flujos de desplazamientos forzados por la persecución, violencia e incertidumbre; y utilizan cualquier medio para aferrarse al poder. Nicaragua ya vivió una transición hacia la democracia en 1990. El proceso, con todas sus dificultades, dejó importantes lecciones pertinentes de rescatar”, se lee en el documento.
En 1990 una coalición de pequeños partidos políticos logró conformar un solo bloque opositor al gobierno sandinista que finalizaba una década de gobierno, “fue posible con la firma de los Acuerdos de Esquipulas que comprometía a los cinco países firmantes a restablecer los derechos políticos, permitir el retorno de los exiliados, desarrollar diálogos nacionales y realizar elecciones libres, además de cesar las ayudas a los grupos insurgentes”, relata CETCAM.
Según CETCAM, la formación de la Unión Nacional Opositora (UNO) fue un paso decisivo, ya que representó el frente unido de oposición al FSLN “La ONU se conformó con catorce partidos políticos que provenían de todo el espectro político e ideológico…el nuevo gobierno enfrentó numerosos desafíos post-electorales, ya que el FSLN no se había preparado para perder las elecciones, ni la UNO para ganarlas”, recoge en su análisis el Centro de Estudios Transdisciplinarios.
Varias década después de aquella gesta, el boletín comenta que el más grande desafío que enfrenta nuevamente la sociedad nicaragüense es la construcción de un régimen y un país democrático en el que se garanticen reglas estables del juego político, así como la participación de quienes históricamente han estado excluidos en los márgenes de la sociedad y la economía.
“Esta es una deuda histórica de las élites que desde los años 90 se enfocaron en entes privadas y excluyentes, donde prevalecieron sus valores, intereses y beneficios económicos de corto plazo, hasta que el remezón ciudadano en abril de 2018 los sacó de su dinámica”, se lee en el documento.
Ante una eventual transición democrática, el CETCAM recomienda tomar en cuenta que la familia Ortega-Murillo encabeza una dictadura dinástica que no se reduce solamente a ellos “incluye un sofisticado ecosistema institucional, legal, de lealtades y corrupción; una estructura de poder con un entramado político institucional lleno de trampas y candados que requiere ser desmontado. Ese proceso será complejo, y seguramente estará expuesto a conflictos, avances y retrocesos, en tanto el nuevo régimen democrático no se afiance. De manera que la oposición debe prepararse para navegar estas aguas tormentosas, acelerar la descomposición de la dictadura y consolidar la democracia”, expone el documento.
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