Despacho 505: Empeora situación de nicas varados en la frontera norte, Islas Caimán y Panamá
Hay más de 90 nicaragüenses durmiendo en un puente en la frontera norte. Otros 160 están a la intemperie en Islas Caimán. En Panamá, la embajada orteguista se negó a ayudar a otros 200. El régimen no le permite regresar a su propio país.
Cinco días después de la cancelación a última hora de un vuelo desde Islas Caimán a Managua, uno 160 nicaragüenses residentes en este territorio del Caribe, están varados en un patio prestado, desempleados y gastando sus pocos ahorros para poder comer a la espera de que el régimen de Daniel Ortega les permita retornar a Nicaragua.
El pasado 18 de abril intentaron regresar a Nicaragua en un vuelo de repatriación gestionado por el gobierno de Islas Caimán, pero a última hora el régimen les cerró las fronteras, una medida que no ha sido notificada oficialmente.
La llegada del coronavirus a Islas Caimán produjo un parón de la economía, puesto que las autoridades cerraron negocios y decretaron cuarentena para proteger a sus ciudadanos. Los nicaragüenses habían decido regresar a Nicaragua para estar con su familia y porque la situación los llevó al desempleo.
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Pasaron más de un mes intentando conseguir un vuelo, vendieron lo que tenían, cancelaron contratos de arrendamiento de viviendas, se juntaron cuantos pudieron y compraron un boleto de regreso a Managua, que al final, no pudo ser utilizado.
“Puedo decirles que hay personas que vendieron probablemente todo lo que obtuvieron, solo para subir a este vuelo”, dijo Rody Hansack Ordóñez al portal digital Cayman Compass.
“El efecto que está teniendo en nosotros es importante: refugio, comida, renunciamos a todo para este vuelo”.
Norlan Jiménez Gutiérrez, originario de Matagalpa, demanda al al régimen la apertura de la frontera para volver a Nicaragua.
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“Realmente queremos llegar a casa”, dijo. “Nuestras familias se preocupan porque quieren vernos y no pueden hacer nada al respecto porque es el gobierno (nicaragüense) quien tiene la última palabra”, comentó.
Todos están conscientes de que regresar a Nicaragua supondrá una cuarentena de al menos 14 días que todos están dispuestos a cumplir.
“Nunca he oído en la historia de un gobierno que no quiere que su gente regrese a su país”, criticó el nicaragüense Rody Hansack Ordóñez, originario de la Costa Caribe.
En El Gausaule, en la zona fronteriza entre Honduras y El Salvador, hay unos 92 nicaragüenses que desde la mañana del sábado 18 de abril intentan ingresar al país.
Algunos estuvieron en cuarentena en El Salvador, en centros de refugio habilitados por el Gobierno de Nayib Bukele, pero al completar el periodo reglamentario, decidieron regresar al país.
Han levantado carpas para dormir sobre un puente y las autoridades de Aduanas de Honduras les han proporcionado alimentos.
A la fecha, hay al menos 452 nicaragüenses varados repartidos en tres grupos: 160 en Islas Caimán, 92 en la frontera norte procedentes de El Salvador; y 200 en Panamá.
NICAS PIDEN REPATRIACIÓN EN PANAMÁ
En Panamá, la situación de los nicaragüenses es similar. La cuarentena decretada por el Gobierno del presidente Laurentino Cortizo, ha provocado el cierre temporal y completo de negocios en los que los migrantes nicaragüenses subsisten.
Las fronteras de Panamá están cerradas. El aeropuerto de Tocumen está cerrado a vuelos comerciales. Solo se permiten vuelos humanitarios, entre ellos vuelos de repatriación de personas a sus países origen.
Por eso, entre la comunidad nicaragüense organizaron un grupo de al menos 200 personas que quieren volver a Nicaragua y solicitaron ayuda a la embajada orteguista a cargo de Marvin Ortega Rodríguez.
Han enviado cartas a la Sede Diplomática, han llamado a funcionarios e incluso se lograron comunicar con el propio embajador. El funcionario se niega a colaborar y les ha dicho que no es su obligación repatriar a nadie.
Entre los nicaragüenses varados en Panamá hay niños, niñas, adolescentes y mujeres embarazadas.
“Pedimos al Gobierno de Nicaragua que nos ayude a regresar a nuestro país. En medio de esta pandemia muchas personas hemos perdido nuestros empleos, de los que nos manteníamos y enviábamos dinero a nuestra familia en Nicaragua. Las empresas han estado cerrando y hoy en día habemos michos que no tenemos ni qué comer”, explica el nicaragüense José Pérez.
ORTEGA VIOLA LA CONSTITUCIÓN
Aunque las fronteras de Nicaragua estuvieran cerradas por la emergencia del Covid-19, el régimen de Daniel Ortega no puede negar el ingreso de nacionales a su territorio.
“Es otro un crimen más de este régimen”, alzó la voz el Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh). Según el organismo no solo se trata de una decisión desafortunada, si no de una violación a un derecho humano y a la Constitución.
En un comunicado, el Cenidh argumentó que Ortega “una vez más viola las normas internacionales de derechos humanos y nuestra propia Constitución al negar la entrada al país a nicaragüenses sin que exista un decreto formal de cierre de fronteras”.
“Y aunque existiera, no puede negar el ingreso a los nicaragüenses”, agrega el organismo, que exigió al régimen de Ortega permitir el ingreso al país a los connacionales, porque es un derecho que ellos tienen.
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