Autoridades del municipio de Diriá retan al COVID-19 y desobedecen a la Iglesia Católica
Como cada 13 de mayo, los feligreses celebran el tradicional Torovenado en honor a nuestra Señora de los Desamparados, convirtiéndose en un auténtico desfile carnavalesco, muy propio de la población dirialeña, obviamente, esto implica algarabía, danzas en la calle al ritmo de chicheros y por supuesto, aglomeración de personas.
Para la Iglesia Católica celebrar el tradicional Torovenado significa exponer a sus feligreses y la población en general, por ello el pasado 26 de abril de 2020, el cura párroco monseñor Mario Jarquín Pérez emitió un comunicado manifestando que “en el difícil tiempo que estamos viviendo a causa de la pandemia del COVID-19, estamos llamados a vivir nuestra fe con responsabilidad, cuidándonos los unos a los otros para protegernos de un contagio”.
Tomando en cuenta las medidas de prevención, lo emitido por la Santa Sede y los comunicados de la Conferencia Episcopal de Nicaragua, monseñor Jarquín dispuso celebrar el novenario de la Virgen de manera virtual, transmitiendo la Eucaristía a través de la página de Facebook de la Parroquia, también resaltó en letra mayúscula que el tradicional Torovenado “QUEDA TOTALMENTE SUSPENDIDO”.
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Pese a esto, las autoridades municipales al servicio de la dictadura Ortega-Murillo, han hecho caso omiso al llamado, demostrando su incapacidad intuitiva de gobernanza pública para proteger a la población del contagio o en su defecto la muerte. Desobedeciendo a la Iglesia con celebrar el Torovenado sin la autorización del párroco, ni tampoco la imagen de la Virgen.
La pandemia del COVID-19 a la fecha sigue cobrando muchas vidas humanas y un enorme precio en muchos otros aspectos de la vida. El Gobierno Municipal sandinista en su surrealismo mágico, decide realizar una invitación al Torovenado a través de un perifoneo por las principales calles del municipio, expresando que se “estará premiando el mejor traje grupal e individual, incluyendo los niños”. Es decir, la irresponsabilidad es inminente, pues no les interesara el posible contagio ni siquiera en los más vulnerables.
Los especialistas sobre la pandemia nos han dimensionado el alcance masivo contra la vida humana y sus riesgos, por ende, en el municipio al celebrar el Torovenado estamos inmersos ante una amenaza que nos traerá consecuencias.
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En respuesta al perifoneo, el mismo día, minutos después de finalizado el octavo día del novenario a la Virgen de los Desamparados el cura párroco monseñor Jarquín expresó que es “lamentable ver que todavía reina la insensatez y la irresponsabilidad, ya que desde que antes de iniciar las fiestas sacamos un comunicado donde dejaba cancelado el Torovenado”. Continúa manifestando “el anuncio que acabo de escuchar dice que es en honor a la Virgen, pero la virgen no va a salir y por lo tanto la Iglesia estará cerrada”.
Monseñor Jarquín reflexionando sobre la inconsciente invitación al Torovenado hizo hincapié en que nosotros “cosechamos lo que sembramos y en esta vida nosotros somos responsables de nuestros propios actos, por eso digo que es lamentable y ojalá el día de mañana no lloren las causas de su desobediencia”.
El párroco insistió en su llamado a la sensatez, ya que este tiempo que estamos viviendo es de cuidarnos, de protegernos y la mejor manera de hacerlo es guardando el distanciamiento social.
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“Que Dios y la Virgen los perdone por su ignorancia, por su insensatez y pido a la Virgen que les de la sabiduría para que todavía puedan reflexionar, que los ilumine y que verdaderamente tomen conciencia. Estamos a tiempo en nuestro pueblo que el día de mañana no estemos llorando y que nuestros seres queridos no sean enterrados a media noche. Ojalá que esa fe cristiana y el amor que le decimos tener a nuestra madre nos haga ser obedientes. Les hablo a su conciencia para que el señor nos haga reflexionar y evitemos el día de mañana sufrimiento y dolor en nuestra comunidad parroquial”, finalizó el párroco.
El virus avanza rápido, lo que en contraposición a ese avance debería de significar mantener respuestas y alternativas para frenarlo. Sin embargo, la incapacidad del Gobierno de Nicaragua y las autoridades municipales para enfrentar la pandemia nos demanda una reflexión crítica, pero también crear soluciones que marcarán los siguientes meses en el país.