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Expediente Público: Arrogancia y pérdida de juicio: pandemia desnuda al régimen de Nicaragua

Mayo 15, 2020 02:43 PM

“La mejor estrategia para países pobres ante una pandemia es suprimir la infección desde el inicio, bloquear la entrada del virus a toda costa, pero no hubo una estrategia de suprimir el virus en Nicaragua”, señaló el vicerrector de la Universidad Centroamericana (UCA) de Nicaragua, Jorge Huete, en una teleconferencia del Wilson Center realizada el 13 de mayo. 

El científico nicaragüense no es optimista sobre la situación en su país, “se ha visto que este gobierno no hace nada, o hace lo menos posible”, advirtió en el foro “La respuesta al COVID-19 en El Salvador y Nicaragua: dos caras de la misma moneda autoritaria”, realizado por el Wilson Center, uno de los centros de pensamiento más prestigiosos de Estados Unidos y con sede en Washington D.C. 

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Según el especialista, ya no es más posible detener la pandemia, la opción que queda para Nicaragua es tratar de ralentizar el contagio y aplanar la curva de transmisión para salvar vidas, y la mejor manera de hacerlo es con distanciamiento social, lo cual incluye cancelar eventos masivos, “la lucha contra la pandemia es lo más importante ahora”. 

Por otra parte, Expediente Público analizó las compras del Ministerio de Salud (Minsa) entre el 11 de marzo y el 30 de abril, para conocer el estado de preparación del régimen ante la pandemia, pero más allá del combustible para la campaña de alerta epidemiológica, no hay más que una compra de unos 3,000 dólares para desinfectantes y dos cotizaciones más, una para adquirir un aire acondicionado. Una evidencia de lo poco o nada que el gobierno ha hecho para atender la pandemia. 

Sin embargo, el 5 de mayo se modificó el Plan Anual de Contrataciones (PAC) para agregar 172 millones de córdobas (5 millones de dólares) de los fondos propios del Estado para la compra de equipos y materiales de reposición periódica para abastecimiento médico de las unidades de salud COVID-19, todo esto bajo la modalidad de contratación simplificada que según el inciso tres del artículo 58 de la Ley de Contrataciones Administrativas del Sector Público se da excepcionalmente “en situaciones de emergencia o calamidad pública que afecten a toda la colectividad o a un importante sector de esta”. 

El 30 de abril, el PAC ingresó también 34.1 millones de córdobas (un millón de dólares) con fondos de Taiwán para la compra de insumos médicos para abastecimiento de las unidades de salud COVID-19, con estos cambios la cantidad de presupuesto para la atención de la pandemia alcanzó los 5.9 millones de dólares con 17 procedimientos en total, pero según el Sistema de Contratación Administrativa Electrónica (Siscae), hasta inicios de mayo solo se había ejecutado uno.

Una experta consultada sobre estos datos considera que “todo eso dice que creyeron que no necesitaban preparación extraordinaria y que con los recursos que tenían podían resolver con unas salas COVID-19 pequeñas, sin gran despliegue de recursos”. 

A pesar de las modificaciones al plan de contrataciones, estas siguen siendo compras pequeñas que no llegan a los 6 millones de dólares, aunque el Banco Centroamericano de Integración Económica les autorizó casi 12 millones de dólares reorientados de proyectos en curso. 

La fuente teme que estas compras retrasadas también sean signos de corrupción y que algún “proveedor doloso” las está haciendo para luego venderlas al Minsa. “Es una posibilidad muy elevada. Puede que estén haciendo estás compras directas como ‘muestra’ o puede que no tengan en bodega o en la distribuidora de Gustavo Porras (presidente del parlamento), Rarpe y Solka”, que han suplido al gobierno y son del grupo económico orteguista. 

En comparación, el Ejecutivo hondureño destinó 26 millones de dólares para la compra de insumos médicos para atacar la pandemia, en marzo. 

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La experta en salud pública expone que “si los suministros contra el COVID-19 no están en bodega o ubicado en manos de proveedores dentro del territorio nacional, es posible que estén, de nuevo, subestimando el alcance en magnitud y tiempo de la pandemia en Nicaragua y subestimando los tiempos de importación, que se han visto afectados en el mundo. Y que por eso no estén haciendo compras para más tiempo. Y que por lo mismo esta compra sea para mostrar al BCIE el uso del dinero”. 

Aunque ya se abrió una licitación para adquirir 14 ventiladores mecánicos para asistir a los pacientes COVID-19 más graves, “ahora es bastante tarde” porque lo hacen cuando Estados Unidos está comprando por su propia crisis.  

Aunque se modificó el PAC, “estas compras debieron haberlas ejecutado a finales de febrero”. La partida de dinero más grande es el equipo médico como ventiladores mecánicos y monitores. “No sé cómo este el precio Internacional de los respiradores, ni dónde hay, tal vez los taiwaneses tienen existencias y son aliados políticos del régimen. Lo otro es seguramente guantes, mascarillas, batas y el material de reposición usual para salas de ese tipo y para cuidados intensivos. El uso de este material y de los insumos es intensivo pues se trata de una enfermedad altamente contagiosa”, dice la experta. 

“Perdimos preciosos meses por la inactividad del gobierno, y tenemos otro problema, el alarde, enviaron a cientos de profesionales de la salud casa por casa sin mascarillas, estas visitas fueron posibles fuentes de infección, dejó el temor en la población que estaban espiando o propagando el virus, y el argumento del gobierno (contra las críticas) fue absurda, llegaron a decir que tenía un excelente sistema de salud, el mejor sistema de salud del continente, con un modelo comunitario y familiar superior al modelo europeo”, precisó el doctor Huete. 

“¿Cuál es la naturaleza de este ‘maravilloso’ modelo comunitario y familiar, de acuerdo al Minsa?”, cuestionó el académico y brindó algunos datos: Nicaragua apenas tiene 0.9 médicos por cada mil personas, 12 camas de hospital por 10,000 personas, es decir, hay menos de 8,000 camas para una población de 6.4 millones de habitantes en total. Por otra parte, el gobierno admite que solo el 15% de pacientes críticos sobreviviría al COVID-19, pero informó que tiene 160 ventiladores mecánicos distribuidos en 47 centros médicos, aunque asociaciones médicas independientes creen que en realidad solo es la mitad de esa cifra. 

El régimen destina solo el 3.4% de su producto interno bruto al sector Salud, en comparación, Panamá otorga 5.9% y Costa Rica, 6.8%, citó Huete, por tanto, “Nicaragua no tiene un sistema de salud universal” y, aunque es gratuito, los nicaragüenses deben asumir el costo de medicinas. “No tenemos el mejor sistema de salud del continente”. 

Huete es uno de los miembros más reconocidos de la Academia de Ciencias de Nicaragua, realizó un posdoctorado en parasitología molecular en la Universidad de Harvard, obtuvo su doctorado en Bioquímica/Biología Molecular a través de un programa conjunto de la Universidad de Sao Paulo, Brasil, y la Universidad de California de San Francisco, Estados Unidos, ha recibido varias becas y premios de parte de diversas instituciones como la Organización Mundial de la Salud (OMS), Fundación MacArthur, Fundación Rockefeller y la Fundación Pew, en 1999 fundó el primer centro de investigación y entrenamiento en biología molecular y biotecnología de Nicaragua. 

El también vicerrector de la Universidad Centroamericana (UCA) en Managua, precisa que no se está explotando la capacidad científica que tiene el país, hay docenas de expertos que pueden desarrollar estrategias apropiadas, hay una amplia experiencia epidemiológica que podría ser considerada, hay una serie de estudios e investigaciones que se podrían hacer como en Costa Rica, pero lamentablemente no se realizan. 

“Vemos en la televisión que los funcionarios tienen sus credenciales como administradores de hospitales y sus credenciales políticas, pero no sabemos cuáles son sus credenciales médicas o científicas, y ellos son responsables de las malas decisiones que se están tomando”. 

“Al ignorar las advertencias de científicos y expertos, el gobierno ha menoscabado el rol de la ciencia en Nicaragua”, advierte Huete. 

PREPARACIÓN MÍNIMA 

Llama la atención que centros de referencia en Managua como los hospitales Lenín Fonseca y el Alemán-Nicaragüense no tienen compras relacionadas a la pandemia, al menos entre el 11 de marzo y el 30 de abril. 

El régimen de Daniel Ortega en Nicaragua apenas destinó 115,180 córdobas (3,340 dólares) al Hospital Pedro Altamirano de La Trinidad para enfrentar la pandemia del nuevo coronavirus (COVID-19), revelan datos del Sistema de Contratación Administrativa Electrónica (Siscae) durante el periodo señalado. En este centro médico, a 124 kilómetros al noroeste de Managua, se contrataron “productos varios para habilitación y funcionamiento de sala de atención a pacientes de coronavirus”. 

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Este hospital gastó más en mantenimiento de oficina y computadoras (119,760 córdobas) que en la preparación ante una posible emergencia sanitaria. 

El reporte de compras del Minsa del 11 de marzo, cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró pandemia al COVID-19, al 30 de abril de 2020, indica que existen salas para pacientes COVID-19 en el hospital de La Trinidad, el centro de salud de Ciudad Antigua y el Hospital Santiago de Jinotepe, pero en otros centros solo destaca contrataciones para la campaña de alerta epidemiológica.

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