Campesinos exiliados en Costa Rica cosechan frijoles y multiplican crianza de cerdos y gallinas para sobrevivir
Reza un dicho popular: "Quien siembra, cosecha". Esos frutos basados en mucho esfuerzo, se observan en el campamento de campesinos exiliados en Upala, Costa Rica. Doña Francisca Ramírez, líder campesina anti canal, cumplirá tres años de exilio, junto a su familia y otros campesinos que la acompañan, a consecuencia de la represión y persecución en su contra en Nicaragua.
Este es tal vez el grupo de exiliados que decidieron emprender, trabajar en tierras alquiladas para cosechar lo que se van a comer y el resto lo venden.
Todo el mes de marzo fue de aporrear y secar los frijoles que sembraron en 32 manzanas de tierras, comentó Elías Ruiz, quien vive con su esposa y dos hijos en el campamento.
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"Este año nos fue muy bien, tuvimos una cosecha satisfactoria, y con eso estamos demostrando que nos hemos dedicado a trabajar, sembramos 32 manzanas entre todos los que tenemos una sociedad" dijo Ruiz.
Este campesino instó a los otros exiliados a trabajar o emprender por su propia cuenta "porque depender de un trabajo en el extranjero tal vez no llena la expectativa, una de las cosas es que no hay trabajo para tantos y nosotros nos hemos dedicado a producir la comida del año 2021".
El retorno a Nicaragua no tiene fecha "no podemos ponernos en riesgo, o caes preso o te matan...yo he esperado el cambio siempre en Nicaragua, pero no espero un cambio en este 2021, porque está el mismo Consejo Supremo Electoral, eso me hace saber que no habrá cambio" reflexiona Elías mientras limpia los frijoles.
"Por el bien de Nicaragua la oposición debe ser sabia para unificarse, hay mucha obsesión de poder y eso los tiene cegados" observa este campesino desde su exilio el comportamiento de grupos opositores en Nicaragua.
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María Auxiliadora Castro López, es otra campesina del campamento. Vive con su esposo y cinco hijos desde hace un año. El esposo de María estuvo 15 meses preso en Nicaragua. Son originarios de San Carlos, Río San Juan.
María llora al recordar que tuvieron que huir para salvar sus vidas, "fue bastante duro, nunca habíamos salido así, huir del presidente, de la policía, lo tuvieron 15 meses presos, quedé embarazada del niño menor, estaba estudiando y ya no podíamos hacer nada más allá. Con las grandes ganas de volver a Nicaragua, si cambian al Presidente" expresa la esposa del excarcelado político José Francisco Urbina Hernández.
Mientras el esposo de María cultiva la tierra, ella se encarga de cuidar una chancha parida. En el campamento cada mujer tiene un cerdo, gracias a una ayuda que recibieron de la organización que asiste a migrantes, llamada CENDEROS. En estos meses de exilio, los cerdos se han multiplicado y cuentan con 100 animales en la porqueriza donde también los niños ayudan a alimentarlos. A esto se les suman las 75 gallinas. No falta el huevo en el campamento de campesinos.
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Elizabeth Villarreal, tiene 2 años de exilio en Costa Rica, estuvo detenida por manifestarse en contra del régimen. Tras exiliarse logró integrarse a un proyecto de CENDEROS que la volvió a vincular con los campesinos anti canal, pero ahora de una forma distinta ya que de la lucha azul y blanco contra el régimen, pasaron a buscar como sobrevivir "en este país sin la certeza de cuando podíamos regresar a Nicaragua" reflexiona Elizabeth.
"Yo vine acá con un proyecto con una organización de migrantes y transfronteriza(...)esta organización busca restituir los derechos de la persona migrante y al estar acá si bien somos personas refugiadas, pero la realidad es que estamos aquí para sobrevivir, somos víctimas de un sistema, somos capaces y resilientes. Esta organización busca potencializar las capacidades que tenemos las personas para subsistir con nuestros propios medios" aseguró Elizabeth, quien como refugiada trabaja en pro de otros refugiados como los del campamento de Doña Chica.
Según los datos de la Agencia de Naciones Unidas para los refugiados, ACNUR, Costa Rica alberga en la actualidad a unos 85.000 nicaragüenses solicitantes de refugio, número que se disparó desde abril de 2018 cuando en Nicaragua estalló una crisis sociopolítica por las protestas contra el Gobierno de Daniel Ortega, que respondió con una violenta represión.