Báez: "cuando alguien se arrepiente y decide cambiar, hay que apoyarlo con afecto" tras denuncia de McFields
El religioso exhortó a los creyentes a no criticar a quienes desde su cargo de diplomáticos o funcionarios de la dictadura han decidido romper con el régimen y denunciarlo ante organismos internacionales.
Monseñor Silvio José Báez, Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de Managua, Nicaragua exhortó a los nicaragüenses a “no seguir señalando y acusando” a las personas que en el pasado han cometido errores y que hoy luchan por la defensa de los Derechos Humanos.
Las palabras de monseñor Báez tomaron notoriedad durante su misa correspondiente al cuarto domingo del tiempo litúrgico de cuaresma, conocido como “domingo de Laetare” o “domingo medio de la cuaresma”, simbolizado por la vestimenta color “rosa vieja” que usan los religiosos este día y en donde la iglesia tuvo como lectura central la parábola del hijo pródigo, que relata el arrepentimiento de un hijo que, motivado por la riqueza, la codicia y la avaricia abandonó a su padre y luego regresó para pedir perdón y buscar una nueva oportunidad.
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El Obispo Auxiliar de Managua, contextualizó su homilía con la reciente denuncia que realizara Arturo McFields Yescas, exembajador de Nicaragua ante el Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA), quien acusó a la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo por las violaciones de Derechos Humanos en Nicaragua y además visibilizó la situación de vulnerabilidad en la que se encuentran los más de 170 presos políticos, quienes presentan graves daños en su estado de salud.
El religioso exhortó a los creyentes a no criticar a quienes desde su cargo de diplomáticos o funcionarios de la dictadura han decidido romper con el régimen y denunciarlo ante organismos internacionales.
“A veces somos muy duros con quienes, después de vivir equivocadamente, deciden encauzar su vida por las sendas del bien y de la justicia. No logramos perdonar. La parábola nos invita a ampliar el horizonte de nuestro corazón a la medida de la misericordia del Padre. Cuando alguien se arrepiente y decide cambiar, hay que apoyarlo con afecto. Cuando alguien que se ha equivocado, reconoce sus pecados y rectifica, siempre se siente avergonzado y necesita de nuestra cercanía y de nuestra comprensión”, expresó el Obispo Auxiliar de Managua.
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“No nos quedemos indiferentes ante estos hermanos, ni seamos rígidos de corazón pensando que hay personas que no son dignas de recibir el abrazo y el perdón de Dios”, añadió.
Monseñor Báez, quien se ha ganado el cariño de los nicaragüenses por su ardua labor pastoral y por la defensa de los Derechos Humanos de los ciudadanos durante la represión gubernamental del año 2018.
“En nuestra sociedad puede haber personas que, por el motivo que sea, han colaborado con el sistema injusto dominante, pero que un día recapacitan y deciden cambiar. No es fácil para ellos. Tienen miedo de las represalias del régimen y de la incomprensión de la sociedad. Hay que valorar su decisión”, manifestó el purpurado.
El líder religioso recordó que muchos funcionarios cómplices del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo, la pareja que usurpa la presidencia del país, “deciden salir de la cárcel ideológica en la que han vivido, se liberan de la humillación a la que han sido sometidos, denuncian la injusticia y se colocan en el lado correcto de la historia”, expresó.
“Apoyemos a estos hermanos y hermanas. No preguntemos: ¿por qué no lo hizo antes?, ¿será sincero?, ¿merece que lo acojamos? No nos detengamos en los errores pasados de los otros, no sigamos apuntando con el dedo en lo malo que han hecho. Sintonicemos con el corazón de Dios y ofrezcamos a estas personas comprensión, apoyo y perdón”, continuó.
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Monseñor Báez también recordó que “la casa del padre de la parábola es el mundo, es nuestra sociedad. Estamos llamados a alegrarnos de poder vivir todos juntos en la gran casa paterna, la casa del amor y de la vida. Que nos quede en el corazón grabada para siempre la imagen de Dios que nos ha querido revelar Jesús. Dios es un padre escandalosamente bueno y misericordioso, para quien no hay puros ni impuros, cercanos y lejanos, buenos y malos”.
“Dios es un padre que a todos nos acoge y nos perdona, hace fiesta por nosotros, y a todos nos ayuda a levantarnos si nos dejamos abrazar por él”, finalizó el religioso durante su emotiva homilía que se robó el aplauso de los presentes.
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