Obispo de San José celebrará misa de bienvenida para monjas expulsadas de Nicaragua
Tras ser expulsadas por el régimen de Daniel Ortega en Nicaragua a Costa Rica, las Misioneras de la Caridad de la orden Santa Teresa de Calcuta participarán en una misa de bienvenida que ofrecerá el arzobispo en el cantón de Coronado.
Las religiosas agradecieron a Costa Rica por el caluroso recibimiento “queremos agradecerles a la diócesis y a todo Costa Rica por el amor con el que nos han recibido, solamente son palabras de agradecimiento lo que sale de nuestro corazón, hablo en el nombre de todas mis hermanas que hemos venido desde Nicaragua para Costa Rica y estamos sorprendidas por el recibimiento que hemos tenido por parte del pueblo por parte de los sacerdotes y monseñor”
Asimismo, expresó que en suelo costarricense su corazón se llenó de paz “la madre Teresa siempre decía ´obras de amor son obras de paz´ y desde el momento que hemos pisado la tierra costarricense eso es lo que hemos sentido en nuestro corazón paz, paz, así que gracias a todos y esas son las palabras que tenemos en estos momentos, de agradecimiento por el recibimiento que no nos esperábamos y qué ha sido muy muy sentido en nuestros corazones”
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En un Facebook Live, Monseñor Manuel Eugenio Salazar Mora, obispo de la Diócesis de Tilarán-Liberia, Costa Rica, dijo "Yo no veo en ellas culpa alguna". Al mismo tiempo, señaló que las Misioneras sentían temor por su integridad física en Nicaragua.
"Desconozco las razones por las que el gobierno nicaragüense las ha expulsado, ellas mismas no tenían claro qué día iban a poder salir de Nicaragua", explicó el religioso, quien detalló que las misioneras han guardado silencio para ofrecerlo a Dios como parte del martirio que les ha tocado vivir.
"Ellas guardan silencio por ser religiosas, por su espiritualidad de desaparecer, de no figurar, de no crear polémica. Ellas guardan silencio por su dolor", detalló monseñor Salazar.
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Una vez que recibió a las Misioneras de la Caridad, el obispo costarricense dijo que pudo percibir el temor de las religiosas, quienes temían por su integridad física.
"He visto pasar momentos difíciles, de zozobras, de angustias, ellas estaban temerosas de su integridad física, sabiendo que entre ellas hay religiosas de diferentes nacionalidades y algunas son adultas mayores", detalló el obispo.
Las Misioneras administraban el Hogar Inmaculado Corazón de María en la ciudad de Granada, en el que albergaban a adolescentes abandonados o víctimas de abusos, a quienes les brindaban ayuda psicológica y educación integral.
Junto a las clases regulares, enseñaban música, teatro, costura, belleza y otros oficios para que se pudieran reinsertarse en la vida.
Asimismo, contaban con un asilo de ancianos en Managua, a quienes les proveían alimentación, vestimenta y otros cuidados.
También desarrollaban un proyecto en el que brindaban reforzamiento escolar a estudiantes en situación de riesgo, en su mayoría hijos de mujeres trabajadoras de los mercados populares.