Báez: los tiranos que se imponen con represión, les llegará su fin
Un llamado a la oración constantes, y perseverante hizo este domingo el Obispo Auxiliar de Managua en el exilio, Monseñor Silvio José Báez, porque, según predicó, "a los tiranos que se imponen con la represión, a quienes los apoyan por conservar sus riquezas y privilegios y a quienes manipulan las leyes y se prestan a realizar juicios infames contra personas inocentes, les llegará su fin".
“Oren con perseverancia, den gracias a Dios por todo” (1 Tes 5,17); “sean perseverantes en la oración”, dijo el Obispo Báez en su homilía de este domingo desde la parroquia Santa Agatha, en Miami, donde se encuentra exiliado desde 2019 para ponerse a salvo de la represión de la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo.
En su prédica dominical, el obispo exiliado remarcó que "tarde o temprano rendirán cuenta (los tiranos) ante la justicia y escucharán un veredicto condenatorio en su contra, ya sea aquí en este mundo, ante tribunales humanos, o más tarde, ante el tribunal del Dios justo que ama la justicia (Salmo 11,7)".
El líder religioso basó su sermón en la lectura bíblica de Lucas (18,1-8) que relata cuando Jesús cuenta una parábola en la que se habla de una viuda, que recurre a un juez para pedirle que le haga justicia frente a su adversario .
El obispo recuerda que la parábola hace alusión a las injusticias cometidas por el juez y a la vez destaca la perseverancia de la mujer en su búsqueda de justicia.
"Dice la parábola que esta viuda desamparada, sin nadie que la escuchara y la defendiera, decide enfrentar al malvado juez que la ignoraba y que no estaba dispuesto a escucharla. La viuda echa mano del único recurso que tenía: su voz insistente y su valiente perseverancia. Aquella pobre mujer no se resigna ante la injusticia y ejerce presión para ser escuchada, no se queda pasiva ante los abusos que padece y persevera en su esfuerzo por reclamar sus derechos", enseñó Monseñor Báez.
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La lectura bíblica, según señaló el religioso, enseña que la viuda "no optó por el silencio ante aquel juez malvado". En ese sentido, subrayó que "el silencio no es la mejor opción cuando es atropellada la dignidad de las personas".
"En sociedades injustas, el silencio no favorece a los perseguidos y a las víctimas. Si callamos ante la manipulación de la ley, ante las agresiones injustas o ante los juicios infames contra personas inocentes, nos hacemos cómplices de toda iniquidad", advirtió el Obispo.
Pero insistió en que no se debe usar la violencia ni la agresión para reclamar justicia. "No hay necesidad de usar el insulto, no hay que devolver mal por mal, ni hay que recurrir jamás a medios violentos. Lo que no podemos es ser indiferentes y pasivos", dijo Báez.
Denunciar injusticias
Asimismo, señaló que, en esa lucha por la justicia "es fácil cansarse y llegar a creer que los esfuerzos que se hacen por denunciar a los verdugos y defender a las víctimas son inútiles". No obstante, apuntó que al final, "aunque tarde en llegar, siempre triunfa la justicia".
Exhortó a no desistir "jamás en el esfuerzo por soñar y construir relaciones humanas basadas en la verdad, el derecho y la justicia". Insistió en que hay que alzar la voz para denunciar, "hay que documentar los delitos, hay que hacer valer el derecho y la voz de las víctimas y sobre todo hay que tener una gran confianza en la fuerza de la justicia".
El Obispo recordó que "ningún grito que brota del dolor humano queda sin ser escuchado por Dios. Ninguna oración nuestra se pierde, todas llegan al corazón de Dios".
"La oración es como la respiración de nuestra fe: alienta nuestra vida diaria, reanima nuestra esperanza, fortalece nuestra debilidad y alivia nuestros cansancios. Oremos incesantemente, como nos pide Jesús. La oración nos hará más humanos y creyentes, purificará nuestros criterios egoístas y nos hará más fuertes, solidarios y fraternos", insistió el Obispo Báez.