Obispo estadounidense pide liberación de Monseñor Álvarez e insiste en el deterioro a la libertad religiosa en Nicaragua
Obispo David J. Malloy, presidente el Comité de Justicia y Paz Internacional de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos, pide intervengan para liberar a monseñor Rolando Álvarez.
El obispo David J. Malloy, presidente del Comité de Justicia y Paz Internacional de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos (USCCB, por sus siglas en inglés) denunció que el gobierno de Daniel Ortega y Rosario Murillo acusó oficialmente a monseñor Rolando Álvarez, por “delitos graves aunque espurios”.
El obispo estadounidense pide que tanto su país como la comunidad internacional intervengan en este caso y se trabaje para una reducción inmediata de la tensión.
“Hago un llamado al gobierno de los Estados Unidos y a la comunidad internacional para que busquen la liberación inmediata del obispo Álvarez, la restauración de la libertad religiosa y las garantías de los derechos humanos, e inicien un proceso de restauración del orden democrático y el estado de derecho en Nicaragua”, declaró el obispo católico.
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Asimismo, expresó su consternación al enterarse de que monseñor Álvarez, obispo de la Diócesis de Matagalpa y administrador de la Diócesis de Estelí, había sido llevado al banquillo de los acusados, un hecho que considera es prueba “del continuo deterioro de la libertad religiosa y los derechos humanos en Nicaragua”.
Denuncia profanaciones y agresiones directas
Malloy recalcó que el 13 de diciembre el obispo Rolando Álvarez, quien había sido secuestrado por el régimen y aislado bajo arresto domiciliario sin el debido proceso desde agosto, por denunciar los abusos a los derechos humanos del régimen y la ruptura del orden democrático en Nicaragua, fue acusado de 'atentado a la integridad nacional y la propagación de noticias falsas'.
Además, el obispo estadounidense denunció que monseñor Álvarez se encuentra bajo el más estricto aislamiento, y que “su deteriorada apariencia física es un testimonio de las condiciones particularmente difíciles de su arresto domiciliario”.
“Desde la sangrienta represión de manifestantes pacíficos en 2018, cuando mi predecesor, el arzobispo Timothy P. Broglio, viajó a Nicaragua para expresar nuestra solidaridad con nuestros hermanos obispos y el pueblo de Nicaragua, el régimen y sus aliados han estado implementando una política de severa y sistemática agresiones e intimidaciones físicas, retóricas e institucionales contra la Iglesia Católica en Nicaragua”, denuncia.
Finalmente, hizo hincapié en que esa agresión directa contra la iglesia “ha incluido detenciones injustas, violencia, prohibición de que los sacerdotes regresen a Nicaragua, profanaciones de imágenes sagradas e incluso profanaciones del Santísimo Sacramento”.
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