La prensa nicaragüense se enfrenta a una "cruenta dictadura", dice periodista
Jennifer Ortiz, una de los 22 comunicadores nicaragüenses despojados de la nacionalidad, dice que en este día "hay muchísimo por lo cual celebrar, porque no ha sido poco a lo que hemos sobrevivido"
La prensa nicaragüense se enfrenta a una "cruenta dictadura" en el país, que ha criminalizado, forzado al exilio, desterrado, confiscado y retirado la nacionalidad a decenas de periodistas, afirma la directora del portal Nicaragua Investiga, Jennifer Ortiz.
En entrevista con EFE en ocasión del Día del Periodista en Nicaragua, Ortiz (1986), una de los 22 comunicadores nicaragüenses críticos con el Gobierno de Daniel Ortega declarados recientemente "traidores a la patria" y despojados de su nacionalidad, dice que en este día "hay muchísimo por lo cual celebrar, porque no ha sido poco a lo que hemos sobrevivido".
"Nos hemos enfrentando a una de las dictaduras más cruentas de Latinoamérica, que nos ha hecho pasar amenazas, estigmatización, criminalización, destierro, desnacionalización, confiscación", sostiene la comunicadora, quien también dirige la organización Voces en Libertad, que apoya a medios y periodistas nicaragüenses.
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"Ha sido muy duro y aún así seguimos dando la batalla", razona Ortiz, quien destaca que "ha sido el periodismo independiente el que, junto a organismos de derechos humanos, los que más han documentado las graves violaciones de derechos humanos y los crímenes que cometió el gobierno a partir de abril de 2018", cuando estallaron unas manifestaciones antigubernamentales.
Para Ortiz, quien reside en Costa Rica, "la magnitud del ataque del régimen hacia la prensa independiente" es porque, a su juicio, Ortega "nos considera peligrosos para su permanencia en el poder", al que retornó en 2007 tras coordinar una Junta de Gobierno de 1979 a 1985 y presidir por primera vez Nicaragua de 1985 a 1990.
"Mientras el periodismo siga incomodando al poder, siga siendo fiscalizador del poder, siga develando la corrupción del poder, podemos decir que hemos tenido éxitos", señala la directora de Nicaragua Investiga, un medio alternativo que nació en el contexto de la crisis sociopolítica que vive el país centroamericano.
La disputa de la agenda y el desarraigo
Ortiz destaca como otro de los logros de la prensa nicaragüense, "el de mantener despierta a la ciudadanía de un proceso de hipnosis masiva al que el régimen pretendía someter a su población a través de un enorme engranaje de medios a los que le inyectaba una incalculable cantidad de recursos económicos para poner en agenda temas superficiales que no aportaban nada al debate público".
"En cambio el periodismo independiente le ha dicho a la ciudadanía cuales son los temas importantes: la enorme ola migratoria, la recesión económica, la salida de la inversión extranjera directa, las graves violaciones de derechos humanos. Eso es lo que importa, en lugar de la agenda rosa que quería imponer el régimen sandinista", indica.
"Entonces para mí sí hay mucho que celebrar, a pesar de todo", reflexiona.
La comunicadora, con 18 años de experiencia reconoce sin embargo que hay muchos periodistas que la están pasando mal después que les privaron de su nacionalidad y de sus bienes, porque "no es nada fácil perder todo lo que has construido".
"Ya habíamos perdido casi todo cuando tuvimos que dejar el país. Nos arrancaron nuestras raíces, lo que somos, lo que éramos, lo que habíamos conocidos y construido, nuestra familia, nuestro entorno laboral. Nuestros proyectos estaban en Nicaragua y cuando tuvimos que huir para poder seguir contando Nicaragua nos desprendimos de todo eso, y la última arremetida fue quitarnos las cosas materiales que habíamos logrado", reprocha.
Los retos del periodismo en Nicaragua
Sobre los retos que enfrenta el periodismo en Nicaragua, dice que el principal "es sobrevivir".
Asegura que "hay muchísimos periodistas en la clandestinidad, que tienen miedo que en cualquier momento descubran su trabajo y que puedan ir a parar a las cárceles del régimen".
"Y hay muchos otros periodistas que decidieron irse al retiro temporalmente para esperar un mejor momento para ejercer. Y está bien, porque cada quien decide hasta donde arriesgarse, pero el principal reto para mí es sobrevivir", insiste.
Otro de los retos son "seguir haciendo periodismo" y "no dejarse endulzar los oídos por las ofertas del régimen, porque el régimen sigue en el afán de querer comprar conciencia, aún en la etapa en la que estamos ahora".
Un desafío más es formar nuevos periodistas en Nicaragua, porque, según confiesa, a ella le da "miedo que de aquí a uno dos o tres años, al paso que vamos y en las condiciones en las que nos encontramos, el periodismo sea una profesión en peligro de extinción".
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Que "cada vez haya menos gente dispuesta a estudiar periodismo y cada vez hay más periodistas saliéndose del ejercicio porque tienen un temor muy lógico, y eso da miedo, da miedo que Ortega logre su propósito de callar o cerrar espacios y no lo podemos permitir", sentencia.
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